Chicos, la vida está llena de grandes momentos románticos que son los que hacen que merezca la pena vivir. Pero hay un problema, esos momentos pasan, e inmediatamente después, acechando a la vuelta de la esquina, hay una vieja peluda y cruel llamada realidad.
De modo que en 2006, la noche de la boda de Aitana y Nerea, la realidad era el enemigo.
Raoul seguía sentado al lado de Ricky, acabándose la copa y observando como ligaba con una chica ingenua.
- ¿Así que te vas a África a curar a los niños? – Ricky asintió, modesto.
- Sí, mañana, y estaré unos dos años. – La miró con una sonrisa apenada, y Raoul rodó los ojos al oír el suspiro de la chica. Era una de las damas de honor, y lo extraño es que no iba borracha, se había acercado por voluntad propia, después de que una mirada azulada se posara en ella. – Hay gente que dice que los médicos que vamos allí sin cobrar, solo por ayudar, somos unos héroes. Y yo les pregunto, ¿De verdad lo somos? Y normalmente responden, "sí, lo sois".
- Pues tienen mucha razón. – Ricky sonrió, y Raoul les miró sin entender nada. – Ojalá yo pudiese ayudar...
- Oh, Tania... - El moreno bebió de su copa, de forma lenta. – Cuanto me alegra que digas eso. – Se acercó a su oído, susurrándole algo que Raoul no fue capaz de oír.
Esa no era la noche que yo me había imaginado. Se suponía que mi momento con Agoney por fin había llegado, que bailaríamos en medio de la pista y nos besaríamos bajo las luces y envueltos en la música. Pero la realidad apareció.
A Agoney le llamaron en el último momento para presentar las noticias de las nueve. Y era muy importante para él, me lo decían sus ojos y su sonrisa. Así que me fui solo a la boda. Y entonces, cuando menos lo esperaba... aquel chico me miró, me sonrió. Y mis mejillas se sonrojaron cuando le devolví una sonrisa vergonzosa.
Amaia y Alfred amanecieron a la mañana siguiente muy contentos, sentían que haber ido a una boda les hacía estar más cerca de celebrar la suya, y estaban emocionados.
Cuando Raoul se levantó y salió de la habitación, Amaia dejó el café a un lado, sacando su lado curioso.
- Oye, ¿dónde te metiste anoche? – Raoul caminó hasta el sillón, y se dejó caer con una sonrisa.
- Viví la noche más increíble de mi vida.
- Ya ves, menuda tarta. – Alfred se relamía solo de pensar en aquel delicioso postre, del que tomó al menos tres trozos. – La mejor que he comido nunca. – Amaia asintió, cansada de escucharle. – En serio, mi estomago me daba las gracias cada vez que le llevaba un bocado más. Eran como orgasmos.
- A ver sí, estaba deliciosa la verdad. – Amaia rio, dándole la razón, pero volvió a centrarse cuando Raoul la miró serio. – Oh, sí, tu noche. Cuenta.
Finalmente, Raoul decidió acercarse a la mesa de ese chico, se sentó a su lado y empezaron a hablar.
- Sabes, debería decirte que tengo una norma. – El chico le miró a los ojos, sonriendo con pillería. – Nunca ligo en las bodas.
- Algo me dice que te la acabas de inventar. – Raoul rio, un poco nervioso.
- Vale mira, pasa esto, y es que los maravillosos momentos románticos son geniales cuando surgen, pero no son reales. – Torció el gesto.
- Exacto, claro, como cuando te he visto bailar la canción de baby shark, te juro, y no miento, que me he quedado flipado. – Raoul sonrió con todos los dientes, y escuchó la risa del chico como música para sus oídos.
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PAUSADACómo conocí a vuestro padre // RAGONEY
Hayran KurguBásicamente si habéis visto la serie, es prácticamente igual. Para los que no, Raoul les cuenta a sus hijos como conoció a su padre. Adapactión de como conocí a vuestra madre, contiene Almaia y Ragoney.