PAUSADACómo conocí a vuestro padre // RAGONEY

1: ¡Un termo para mí!

**Leer la nota del final porfas**

Y disfrutad.

2030

Hijos, voy a contaros una historia increíble. La historia de cómo conocí a vuestro padre.

- ¿Es un castigo por algo que hemos hecho? - Pregunta el chico con cara angustiada.

- ¿Vas a tardar mucho? - Dice esta vez la chica, con pocas ganas de escucharle.

Hace 25 años, antes de ser vuestro padre, tenía una vida totalmente distinta...

Era 2005. Con 27 años, intentaba abrirme paso en mi carrera como arquitecto en Nueva York y vivía con Alfred, mi mejor amigo. La vida me trataba bien, hasta que Alfred decidió joderlo todo.

- ¿Quieres casarte conmigo? – Su mejor amigo estaba arrodillado frente a él, con cara emocionada y sonrisa brillante. Entre sus manos una cajita azul, con un anillo plata dentro.

- ¡Perfecto! Y quedáis prometidos. – Dijo, con otra sonrisa Raoul y dio un pequeño salto. – Abrís el champán, brindáis y os lo montáis en el suelo de la cocina. – Se quedaron callados mirando hacia la cocina, y negando con la cabeza dijo. – No os lo montéis en el suelo de la cocina.

- Gracias por ayudarme a planearlo Raoul. - Alfred puso la mano en su hombro, agradeciéndole también con la mirada.

- No es nada. Lo que sea por Amaia y tú. He estado en todos los grandes momentos. – Mientras hablaba, avanzaron hacia la cocina, cruzando el salón. – La noche en que os conocisteis. – Alfred abrió la nevera y le pasó una cerveza a su amigo. – Vuestra primera cita, otras primeras veces...

Alfred rio y le dio un trago a su cerveza.

- Lo siento tío, pensábamos que estabas dormido.

- Es una reacción física Alf, si la cama de abajo se mueve, la de arriba también. – Dijo gesticulando con las manos. Cruzaron miradas por un momento, felices al recordar aquello, aunque en el fondo fuera muy incómodo. – Dios, se lo vas a pedir esta noche.

- Sip. – Levantó la cerveza, haciendo que brindaba. – ¿Tú qué planes tienes?

¿Planes? Alfred iba a dar el paso más importante de su vida.

¿Y yo? Yo iba a llamar a vuestro tío Ricky.

Ricky cogió el teléfono dejándolo sonar tan solo un tono. Con un dedo le indicó a su barbero que le dejara un segundo, y se incorporó en la silla.

- ¿Te acuerdas de que me gustan las chicas medio asiáticas? – Raoul suspiró al otro lado. – Pues ahora tengo otros favoritos: los libaneses. – Asintió con una sonrisa orgullosa y usó su habitual tono jocoso. – Los libaneses son las nuevas medio asiáticas.

Decidió ignorar el lado asqueroso de su amigo y quedar con él igual.

- ¿Hacemos algo esta noche?

- Quedamos en el bar en 15 minutos. Ponte traje.

15 minutos después, Raoul entró en el bar buscando a Ricky. Lo vio apoyado en la barra, con un vaso de licor en la mano.

- ¿Y tú traje? Cuando te digo que te pongas traje, quiero que te lo pongas.

- Me lo puse una vez.

- ¡Era un blazer! – Dijo visiblemente indignado.

- ¿Sabes? – Raoul cambió de tema. – Desde el colegio siempre hemos sido Alfred, Amaia y yo. Y ahora seremos Alfred Amaia...y yo. Se van a casar, formaran una familia y pronto seré el extraño rubio al que llamaran tío Raoul, que vivirá solo y amargado. – Miró al frente con cara asustada. Para nada quería eso, estaba aterrado. No quería que le dejaran de lado. Eran sus amigos, no los quería perder.