Capítulo III

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Awilda

Desperté por el ruido de algo callendo, me senté en la cama mirando a mi lado encontrandome con un Brent  profundamente dormido.

Me levanté con cuidado para no despertar a Brent, bajaria a ver que era lo que había escuchado caer. Bajé las escaleras miré el living el cual estaba igual como lo había dejado la noche anterior solo con la excepción de que había una mochila.

Escuche otro ruido proveniente de la cocina, camine hasta esta, al cruzar la puerta me encontré con Caleb sentado de espalda con un tazón  de cereal en la meseta y dos platos rotos en el suelo.

—Tu pagaras esos platos. –digo y ví como se asustó al no saber que alguien estaría tras de el.

—Me asustaste. –dice con una mano en el pecho.

—¿Como entraste? –lo miro confundida.

—Tengo una copia de la llave. –la saca de su bolsillo y me la enseña.

—¿Como es... –no continúe. —Esto me asusta ¿sabes? Pero no me sorprende.

El solo me sonríe.

—¿Brent lo sabe?–pregunto.

—Saber.–escucho una voz tras de mi.

—Nada.–dice rápidamente Caleb.

—¿Como que nada? –habla Brent abrazandome por detrás, posando sus manos en mi abultado vientre y poniendo su barbilla en mi hombro izquierdo.

—Que tu amigo tiene copia de la llave del departamento. –digo corriendo un poco la cabeza para mirarlo.

Caleb nos explicó el por que tenía copia de la llave del departamento y resulta que es por que le da pereza ir al súper mercado y aquí siempre hay que comer. Y con las llaves solo tenía que entrar sin que nadie lo viera y comer lo que quisiera.

—Entonces por eso es que siempre se me desaparecían las gelatina de manzana. –dice Brent. —Y yo que pensaba que era Awilda quien se las comía.

Me separe de el y lo miré mal.—Estúpido.

—Lo siento, pensé que con el embarazo y con eso de que te da mucha hambre tu era la que te las comía.

—Me dijiste claramente que no le pusiera las manos a tu estupidas gelatinas de manzana, y nuca le he puesto la mano. –digo mirándolo mal.

—Oye Brent, no es por meterme en sus asuntos de marido y mujer pero recuerda que tenemos una práctica hoy y se nos está haciendo tarde hay que irnos.

—¡Mierda! Sierto. –dijo y salió corriendo hacia las escaleras al rededor de uno bajo listo con su mochila.

—¿No desayunaras?–el negó.

—Lo haré allá, no te preocupes. –me dio un corto beso en los labios y salió junto a Caleb del departamento.

—¿Y ahora que hago? Fácil dormir. –subí a la habitación, me acosté y al instante no supe nada más por que me quedé dormida.

▪▪▪▪▪▪

—¡AWILDA! –miré a Ema mal por andar gritando como loca por mi casa.

—Podrías callar estas asustando al gato. –ella me miró raro.

—No tienes gato. –rode los ojo.

—Es para que te calles la boca.–ella se acomodó más en el sofá quedando ahora acostada.

Estamos en living de mi departamento comiendo gelatina mientras vemos la película de el hotel de Transylvanial en la televisión. Ema ama esa película.

Territorio De Enanas |2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora