Capítulo XVII

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Awilda

Abrí la puerta encontrando a mi madre con Mitchell a su lado, se me había olvidado que mi madre lo traería para que lo cuidara mientras ella resolvía unos asuntos que no tengo ni idea que son por que ella no me quiso decir.

Me hice a un lado para que mi madre y Mitchell pudieran pasar. —Bueno hija me iré, en la noche paso por el, por favor no le des muchas golosinas por que se pone muy imperativo. –yo asiento.

—En la mochila está todo lo que necesitarás. –volví asentir. —Por whatsapp te envié la hora que tiene que darle su vitamina, la hora en que toma su merienda y lo que tienes que darle para merendar.

—Ok mamá, no tienes que preocuparte por nada por que voy a cuidar muy bien de Mitchell.

—Bien.–se agachó hasta la altura del niño. —Cariño ahorita vendré por tí, espero y te portes muy bien con tu hermana.

—Si mamá. –mi madre le da un beso en la frente para luego reincorporarse nuevamente y caminar a la puerta.

—Cuidalo.–es lo último que dice antes de salir.

Me siento junto a Mitchell en uno de los sofá color negro que hay en el living.

—¿Y que quieres hacer? –le preguntó al niño a mi lado.

—No lo sé. –dijo un poco tímido.

—¿Y ya almorzaste? –el asiente.

Creo que ésto de ser niñera no va conmigo.—¿Sabes jugar ajedrez? –me pregunta.

—Más o menos. –contesto.

El caminó hacia el lugar donde estaba la mochila que había traído y sacó un ajedrez el cual puso sobre la mesa que está en el centro de los sofá.

—¿Juegas conmigo? –preguntó con ternura.

Sonreí y asenti.

▪▪▪▪▪

—Jaque mate. –abrí la boca sorprendida, un niño de apenas tres años me acaba de ganar cinco partidas de ajedrez no entiendo que les dan mis padres para que sepa tanto.

—Sabes jugar muy bien en ajedrez. –el sonríe mostrando su pequeños dientes blanco. —¿Qué te da mi madre de comer que sabes tanto?

—Ella me da unas hojas verdes que saben un poco raro pero me gustan. –dice refiriéndose a la ensalada.—Y unas cosas llamadas remolacha y zanahoria, la remolacha me gusta por que sabe dulce y tiene un color muy lindo y la zanahoria no me gusta pero mamá me hace comerla.

—La zanahoria es buena a mi me gusta. –el me mira curioso.

—De un 10 ¿cuanto te gusta la zanahoria? No se vale mentir tienes que ser sincera, "por que el que es sincero con si mismo es sincero con los demás". –reí ante su frase filosófica.

—Bien, de un 10 la zanahoria me gusta un 11.

—¡No mientras! –exclamó arrojandome un cojín.

—Está bien, puede que me guste un 3, lo siento no me gusta la zanahoria. –confieso.

—Lo sabía.

Me puse a ver películas infantiles junto a Mitchell mientras comíamos palomita y refresco.

(.....)

Ema

Me coloco un conjunto de ropa deportiva para luego dirigirme al salon donde entro a menudo. Lo primero que me puse hacer fue una serie interminable de abdominales, sin importar que todo mi cuerpo estubiera cubierto por una ligera capa de sudor.

Territorio De Enanas |2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora