Capítulo XXIV

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Tiempo después...

Awilda

Hoy es un día muy especial para mi y estoy sumamente feliz. Tengo a mi hija conmigo, a mi mejor amiga, a el hombre que amo, a mis padres, trabajo, amigos y lo más importante salud para poder disfrutar de todo ellos.

Hoy por fin uniré mi vida a la de el hombre que amo para el restos de nuestro días, hasta que la muerte le de la gana de separarnos.

—¿Como está la novia? –escuche la voz de mi mejor amiga entrar a la habitación donde me encontraba arreglandome para el gran momento de casarme.

Me gire para quedar frente a Ema quien tenía en sus brazos a su pequeña hermana Lalila. —¿Como te sientes? –preguntó Ema nuevamente con una sonrisa de oreja a oreja.

—Muy nerviosa la verdad. –confieso con una sonrisa.

—No tengas nervios, tomate todo con calma. –dice tratando de ayudarme.

—Tienes razón, además ¿que sería lo peor que me podría pasar?

—Qué te caigas en media caminata hacia el altar por los nervios o que se te rompa el vestido mientras te baja de la limusina. Hay muchas cosas más que te podrían pasar com...–la miro mál. —Ok, me cayo.

A la habitación entra mi mamá y Angela junto a unas mujeres más y un hombre que se nota de lejos que gay.

—Cariño hay que terminar de areglarte en una hora te casas. –asiento.

▪▪▪▪▪

El tiempo pasó volando y ya estaba lista para irme hacia la iglesia.

—¿Estas lista? –dice mi madre y yo asiento.

Salimos de la habitación y caminamos fuera de la casa hacia la limusina que esperaba por mi.

Me monte en la limusina y dentro de esta estaba mi papá con una gran sonrisa en su rostro.

—Hija estoy muy feliz por ti, no puedo creer que mi niña esté apunto de casarse. –dijo con nostalgia en su voz.

—Papá no empieces, me harás llorar y no quiero llegar a la iglesia con el maquillaje todo corrido. –digo abanicandome con mis propias manos.

Después de unos cuantos minutos llegamos a la iglesia. Bajamos de la limusina y luego caminamos al interior de la iglesia. La música empezó a sonar ya todos estábamos en nuestros lugares para salir.

Los primeros en salir fueron las damas y los padrinos quienes iban al frente luego dos niños que iban tirando pétalos de flores y luego yo que iba del brazo con mi papá.

Sentía como los nervios cada vez que daba un paso iban aumentando.

—Espero que la hagas muy feliz por que hay de ti si me entero que la haces sufrir. –le dice mi padre a Brent al momento de entregarme.

La ceremonia comenzó, el padre nos habló de lo que como marido y mujer tenemos hacer y sin fin de cosas más.

(....)

Aiden

Ema y yo nos encontrábamos en medio de un tapón en la carretera. Nos quedamos atrapados y nos estábamos perdiendo la ceremonia de la boda de Awilda y Brent.

—Si seguimos aquí no llegaremos nunca. –dice Ema con desespero mirando su celular. —Awilda no me perdonará que me estoy perdiendo su boda.

—No te desespere, recuerda que la desesperación es parte del fracaso.

—No me importa. –abrió la puerta y salió de auto. Imite su acto.

Territorio De Enanas |2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora