Día 1: Música

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No sabía cómo había llegado a donde estaba, que era el cuarto dónde estaba el piano (en el cual, tenía un mecanismo para acceder al arsenal), ni siquiera sabía el motivo con claridad o certeza. Era como si algo le hubiese impulsado a ir justamente aquí y sentarse frente al piano, específicamente, en el banquillo.

Miró frente suyo las partituras, indeciso, con un cosquilleo en la punta de los dedos. Era como si el piano le invitase a tocar sus teclas en busca de una perfecta melodía.

Suspiró, al mismo tiempo que una sonrisa vacilante aparecía en sus labios.

¿Y por qué no intentar?, pensó, mientras sus dedos acariciaban ligeramente las teclas. Un poco más confiado, apretó una de las teclas ligeramente, tanteando; volvió a suspirar y esta vez, se animó a tocar una melodía que justamente surcó su mente.

Moonlight de Beethoven.

Tenía que admitir que en un principio no estaba seguro de si lo estaba haciendo bien, aunque eso perdió importancia al deleitarse con la melodía que estaba tocando en esos momentos. Tan así, que al terminar de tocar Moonlight, prosiguió a tocar Silence, también de Beethoven.

Y entre más tocaba, más confianza sentía y una sonrisa orgullosa se presentaba en sus facciones.

Y finalmente, tocó Für Elise. Un rubor abordó sus pómulos al pensar en Anna al tocar la melodía, y su sonrisa antes orgullosa flaqueaba y amenazaba con convertirse en una bobalicona, enamorada.

Pues sí, él se hallaba irremediablemente enamorado de ella. Algo casi tonto, pues no había tiempo para romanticismos cuando no se hallaban del todo seguros; sin contar que, todavía debían volver por sus demás hermanos, reescribir la promesa y huir de este mundo.

Así que, su historia de amor con la rubia, se veía tan lejano e imposible. Sobre todo, porque ella lo veía meramente como su amigo, su mejor amigo.

Suspiró triste, ¿Por qué enamorarse dolía?

Y con esos pensamientos, terminó la canción, alejando sus manos de las teclas. Mirando las misma, con tristeza.

- ¿Por qué dejaste de tocar, Nat? – preguntó Anna de repente, sobresaltando y asustando al pelirrojo. Quien volteó a ver a su musa, a lo que ella rió levemente.

- N-No vuelvas a hacer eso, Anna. – pidió Nat, poniendo una mano sobre su acelerado corazón. Aunque ahora se debatía si era por el susto o por ella. – Por cierto, ¿Qué haces aquí y despierta? Deberías descansar.

Anna se ruborizó levemente. Nat pensó que ella se veía sumamente tierna en ese momento.

- Yo... N-No pude evitar escuchar cómo tocabas el piano.

Nat enrojeció.

- ¿M-Me viste? – ella asintió, mirándolo con una pequeña sonrisa. Nat parecía querer entrar en una crisis de pánico. – Todo este tiempo... ¿Me estuviste mirando?

- Sí. – afirmó ella, sonriendo como sólo ella podía hacerlo. Nat desvió la mirada, mirando las teclas del piano cómo si aquello fuese lo más interesante del mundo. Anna se acercó a dónde él estaba, sentándose a su lado, sonriéndole. – Nat... ¿Podrías tocar para mí?

La miró, sintiendo que sus mejillas tomaban color ligeramente. ¿Cómo podía decirle que no a ella?

Sonrió, tronándose los dedos, preparándose para tocar una nueva melodía. Anna sonrió complacida.

Permitiéndose olvidar lo que sucedía en esos momentos, para solamente concentrarse en las melodías que Nat le tocaban en el piano esa noche.

-Traumada Taisho

En Twitter se hizo una cuenta llamada Natanna Week, dónde ya están los temas para la semana. Y la vi y dije "Yo le entro", pese a que casi nunca escribo de ellos, me gustan estos dos. Y sé que serán canon <3

Ojalá les guste, perdón por el fuera de personaje. Sale bye~.

Dulces melodías de piano  [Nat/Anna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora