Día 2: Trenzas

295 43 29
                                    

Un suspiro decaído salió de sus labios, al mismo tiempo que tomaba entre sus dedos su ahora, corto cabello. Era cierto que ella accedió a donar su cabello para el falso cuerpo de su hermano mayor, con tal de engañar a Mamá y escapar.

Y también era cierto, que amaba su cabello largo, sobre todo sus trenzas. Pero, sabía que todo aquello había valido la pena; Ray estaba con todos ellos, y debía alegrarse por ello.

Sin embargo, no podía evitar sentirse triste por ello. Su cabello crecería nuevamente y su hermano mayor estaba bien, y eso era lo que debía repetirse una y otra vez.

Aunque eso no pasó desapercibido por Nat.

- ¿Estás bien, Anna?

Ella inmediatamente sonrió.

- Sí, ¿Por qué la pregunta?

El pelirrojo frunció levemente el ceño, sabía muy bien que ella estaba fingiendo. Podía notarlo.

- Anna, se sincera. Sé que no lo estás, sabes que puedes contar conmigo. – le sonrió, señalándose con el dedo pulgar. Ella lo miró con ligera sorpresa, para finalmente suspirar y sonreír, triste.

- ¿Es tonto si te digo que extraño mi cabello largo? Quiero decir... Sé que yo misma accedí y ofrecí mi cabello con tal de salvar a Ray, porque es nuestro hermano mayor, pero...

- No veo que sea algo tonto, después de todo, tu cabello largo era muy preciado para ti. Y yo, realmente te admiro por haber hecho tan grande sacrificio, Anna. – la sorpresa abordó las facciones de la chica ante sus sinceras palabras. Nat le sonrió. – Además, con o sin trenzas, sigues siendo Anna... - sintió sus mejillas arder levemente, además de que la mirada azulada de ella, le estaba poniendo nervioso. – Y sigues siendo bonita.

Ahora fue turno de la rubia el que sus mejillas ardiesen, al mismo tiempo que los latidos de su corazón se aceleraban. Nat se rascó la nuca, avergonzado, diciéndose a sí mismo que lo último estuvo demás.

Y antes de que pudiese articular palabra alguna, el abrazo y sonrisa de Anna le interrumpieron. Incluso sus ojos zafiro brillaban.

- Muchas gracias, Nat.

Y él sonrió, correspondiendo al abrazo con una sonrisa. Sin duda, había sido de ayuda para ella.

Y eso le dejaba satisfecho.

-Traumada Taisho


Dulces melodías de piano  [Nat/Anna]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora