[ºMi Pequeño Mafiosoº] 《ONU×Argentina》 {Yaoi}

Cap. 7 Secreto

Narra Argentina:

¡Qué fiaca wacho! Estoy hecho bosta, pero bueno, igual no tengo que hacer hoy, tal vez salga a caminar, de joda, o almenos a ver a mis hermanos, y me pueda infiltrar en mi propia casa para buscar mi celu, porque ya me estoy aburriendo y quiero saber si hay algún sorteo o mierda en Instagram, otra, yo sin mi música, no vivo, ahre exagerado era el boludo, pero bueno, primero me levanto y despues veo que hago.

Narrador/a:

El argentino abrió sus ojos por completo, estaba abrazando a alguien por como desperto sin querer moverse, estaba cómodo y acurrucado, pero tenía que levantarse, apoyó sus brazos en el colchón alejando su torso del contrario, sonrió al ver al peliblanco dormido con su pelo despeinado, se levantó de la cama lentamente sin hacer ruido, no quería despertar a la ONU, busco su ropa y se vistió.

Bajo a la planta baja, lo que se olvidó fue de ponerse medias y sus zapatillas, así que, andaba descalzo, se dirigió a la cocina y empezó a buscar algo para desayunar, se fijó la hora y eran las 8:20 AM, no le sorprendía el por qué se levantó temprano, ya se había acostumbrado a ese horario, vió una máquina para hacer café, buscó los granos de café en toda la cocina, hasta que los encontró arriba de una alacena, se puso de puntas de pie pars intentar alcanzarlos pero no alcanzaba.

--- La concha bien puta de mi prima, no puedo ser tan duende para no alcanzar esa bolsa de mierda---. Dijo en voz baja saltando intentando almenos tirar la bolsa a sus brazos.
Soltó un suspiro y cuando menos se lo esperaba ya estaba a la altura de la alacena, agarró los granos de café, pero se detuvo a pensar. Miró para abajo y se encontró con el peliblanco cargandolo sobre sus hombros.

--- ¿Qué haces despierto?---. Preguntó el argentino.

--- La misma pregunta para tí Arge---. Dijo bajandolo de sus hombros.

--- Yo ya estoy acostumbrado a levantarme a este horario---. Contestó sonriendo.

--- Yo tengo que cumplir con mi trabajo, por eso estoy despierto---. Dijo agarrando los granos de café de las manos del argentino, para luego ponerlos en la máquina.

--- ¿Te vas a trabajar? Che, ¿Y yo qué? ¿Estoy pintando o qué?---. Argentina siempre hacía puchero por esas cosas, le gusta llamar la atención y que las personas se interesen en él.
La ONU se acercó al menor, lo agarró del mentón y le plantó un beso, duró un largo tiempo hasta que se estaban quedando sin aíre, se separaron y entre ellos se conectaba un hilo de saliva, dejando en claro que hubo una pelea de lenguas, la ONU le gustaba ver el rostro sonrojado del menor, además de jugar con el piercing que este tenía en su lengua.

--- ¿Tanto me amas cómo para no dejarme ir a ningún lado?---. Preguntó sonriendo.

--- Te soy honesto, te proclamo de mi propiedad---. Dijo Argentina sonrojado.

--- Qué tierno---. Dijo alejandose del argentino pars servir el café en una taza---. ¿Quiéres?---. Le ofreció, pero el albiceleste negó con la cabeza.

--- No tengo hambre---. El argentino mintió, el café no era su bebida de mañana favorita.

--- Al menos come algo, no quiero que te duela la cabeza---. Dijo la ONU dandole un sorbo a su taza de café.

--- No te preocupes, quedate tranqui---. Contestó Argentina, se sentó en una de las sillas y vió a traves de una ventanilla un día perfecto, sonrio melancolicamente, se levantó y se dirigió a dónde estaba la ONU. El argentino abrazo al mayor, descansando su cabeza en el pecho de él, sintiendo sus latidos y el subir y bajar de su pecho, estaba cariñoso ese día, no sabía correctamente lo que le pasaba.
La ONU acariciaba al menor en su mejilla, luego empezó a hacerle rulos en su pelo.
El argentino recordó que tenía que hacer, pero no quería dejar de abrazar al mayor, hasta que el mayor dejo su taza en la mesada de mármol en donde estaba apoyado.
Sacudió el peinado del menor y se fue en dirección a la puerta.