por verlos felices

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Despertó con angustia, intento gritar, pero su voz no salía ni siquiera podía respirar bien tubo que toser levantando la parte superior de su cuerpo para finalmente recuperar el aliento; su mano se dirigió desesperadamente a su pecho sintiendo su corazón latir a mil, su piel era más pálida de lo usual y sudaba frío, su boca tomaba aire intentando recuperar su respiración normal.

- ¡chara! -

Ese gritó causó que levantará su mirada y retirará su mano de su pecho para apoyarla en la cama donde se encontraba durmiendo minutos atrás, escucho como pasos se acercaban a su cuarto, relajo su cuerpo y formó una sonrisa apenas la puerta se habría

-chara ya es tarde, hoy tengo entrenamiento con mi mamá y tú tienes que ir a vigilar-

Parpadeo un par de veces para luego bostezara, y con una gran sonrisa mirar al chico cabra que se encontraba frente a su cama mirando directamente a sus ojos con una expresión enojada.

-lo sé asriel, ya me estaba levantando-

Hablo de forma simple levantándose de su cama estirando sus manos al techo para despertarse completamente.

-mentira, te he llamado tres veces chara, no contestaste ni una, acabas de despertar, no puedes engañar al gran asriel dios de la iper-murte-

Hablo el chico cabra de pelaje blanca y ojos azul zafiro, esa forma de actuar hizo que sacará una sonrisa acompañada de una pequeña risa que poco a poco se volvía escandalosa para seguidamente tomará impulso y se lanzará contra el chico haciéndole cosquillas al de pelaje blanca, haciendo que ruidosas risas se escucharán por ese cuarto.

-vamos hermano mamá te regañará si llegas tarde al entrenamiento

De forma inmediata el chico de pelaje cual nieve que vestía un pantalón azul y una camisa verde se sobre salto de los brazos de su contrario para correr a su propia habitación tomando una chaqueta de un azul oscuro rey una bufanda de todos los colores del arcoíris.

-chara me voy, por tu culpa llegaré tarde, no me aceptaran en la guardia real si no soy puntual-

Con eso el chico que ahora tenía su característica bufanda salió corriendo de la casa, tan pronto como se escuchó la puerta ser golpeada la sonrisa de su rostro desapareció siendo remplazada por una mirada llena de preocupación; se levantó del lugar donde había aterrizado para hacer su ataque de cosquillas, camino al baño mirándose en el espejo, era alguien de mediana estatura con cabellos castaños casi rojizos, su piel pálida asimilando a una porcelana sus ojos de un café oscuro y sus mejillas eran pintadas de un leve rosa, suspiro para sus adentros y se dedicó a arreglarse.

Bañarse, comer algo, tomar cinco barras de chocolate para comer durante su día y salir de la casa, era su rutina diaria apenas su hermano salía del hogar que ambos compartían, portaba unos pantalones largos azules, unas botas rojas, una camisa blanca, una sudadera verde y unos guantes rojos, el gorro de su sudadera tapaba su cabello como acostumbraba a hacer.

Al llegar a su puesto de trabajo miró todo el lugar suspirando la nieve del lugar hacia que fuera frío causando que eso chocará con sus cálidos pulmones y que por su boca saliera una ligera neblina, paseo por el lugar perdiéndose entre los árboles que aún eran un misterio para su ser, estaban en un subterráneo y estos crecían traspasando el techo de ese lugar probablemente llegando a la superficie, ese lugar tan anhelado por cada monstruo del subsuelo menos para su persona.

ellos querían ver las estrellas y lo entendía, ellos querían ver la luz del día y lo entendía, ellos querían ver las estaciones cambiar con el tiempo y lo entendía, ellos querían ser libres y maldita sea lo entendía, pero aun así no quería ir a ese lugar, los humanos son crueles no merecen conocer el amor de un monstruo, lo detestaba, detestaba pertenecer a esa especie odiaba no ser un monstruo como su hermano, pero no podía cambiar las cosas.

Era egoísta pensar eso, deseaba la felicidad de los monstruos del subsuelo, pero detestaba que esa felicidad fuera con la superficie, allí había humanos, ellos son crueles despiadados con un deseo incontrolable de poder y una curiosidad peligrosa, no quería eso, pero su hermano, su madre su mundo si deseaba eso.

-la superficie-

Era tanto el anhelo de llegar a ver ese mundo que se sacrificó para poder mostrarles ese mundo, a pesar de que no lo deseaba haría lo que fuera por ver esas sonrisas por sentir ese amor, fue entonces que empezó a acompañar a asgore en el laboratorio para encontrar una forma de romper la barrera que los encerraba, descubrió que podía salir al ser un humano, pero no se iría de ese lugar, ni que le faltara una neurona, no, tenía que encontrar otra manera, claro podía subir y encontrar una forma de romper la barrera desde afuera pero no quería subir, así que siguió buscando y entonces sucedió, otro humano callo al subsuelo, este humano le contó a todo lo maravilloso que era la superficie y aumento el deseo de salir de ese lugar, pero ese humano murió la caída debió afectarle de alguna manera interna, los monstruos no entendían eso pensaban que podían salvar a ese humano usando magia, no podían los humanos ya no poseen magia no puedes sanar los con eso a menos que su daño haya sido por magia pero lo de ese humano era otro casó.

Pero esa muerte puso tan tristes a los monstruos y esos dos amigos, no entendió que pasó realmente, dos niños se atrevieron a pasar la barrera dos niños monstruos se atrevieron a atravesar la maldita barrera, murieron ese fue el final de esos dos pequeños y con esa dolorosa muerte las esperanzas de los monstruos de salir empezaron a caer también.

Caras tristes era todo lo que se veía, no iba a permitir eso, el humano caído le había dejado una solución su alma, tomo el alma de ese humano y la presento a su rey, sabía que esas almas tenían un gran poder, y las usaría para verlos felices.

no es realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora