una promesa

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 Llegó a las puertas que conectaban con las ruinas, esas puertas abandonadas y cerradas, ya había intentado abrirlas pero era simplemente imposible, recordaba vagamente como es lugar por unos momentos estuvo abierto de ahí fue encontrado cuándo llegó, también el otro humano y los demás también, si mal no recordaba eran seis, seis humanos cayeron y salieron por esas puertas, su mente le aseguraba que era por esas puertas; jamás había visto por donde salían los humanos simplemente de un momento a otro aparecían por el sub suelo buscando la manera de salir y llegar a sus casas, jamás se presentó ante ellos formal mente, solo los miraba desde lejos con un gran desprecio esperando a que llegarán al castillo del rey para obtener su alma, el rey de los monstruos los mataba.

-yo tomo su alma-

Hablo para sí mismo recordando cada una de las veces en las que el rey sans al toparse con un humano los mataba y luego lloraba sin poder hacer nada, el rey sans era alguien fuerte con una magia poderosa, pero con un alma tan sensible, siempre se arrepiente de matar a los humanos, siempre se queda estático cuando finalmente les arrebata la vida así que su rey le pidió tomar las almas en su lugar y así lo a hecho.

Se recostó sobre esas puertas sacando una libreta abriendo las primeras páginas, en esa libreta guardaba algunos chistes que le traían gran recuerdo, gran parte por su hermano cabra regañándole por contar chistes.

-jajajajaja esto

Soltó una fuerte carcajada al leer uno de los acontecimientos que había anotado en esa libreta, le parecía tan graciosos, paso la hoja y al leer el primer párrafo soltó una carcajada para terminar de leerlo en voz alta.

- hey hermano no llores. estoy bien. oh, sabes lo que hago cuando me siento mal. que cosa. acomodó la silla y me siento bien

Trataba de imitar la voz de su hermano recordando cómo había sucedido las cosas, oh la cara de asriel no tenía precio cuando había terminado de hablar, lo bueno fue que terminó por subirle el ánimo a su hermano, ese recuerdo le causó tanta gracia, su risa se escuchaba por todo el lugar, su risa y la de alguien más una un poco más suave, esa pequeña risa casi pasa desapercibido.

-he! ¿quién está ahí? -

-oh lo siento si te molesté, te escuché y me pareció gracioso-

Esa voz sonaba tan suave y dañada, podía sentir tristeza en esa voz ¿Acaso era un monstruo? ¿Qué hacía al otro lado de esa puerta?

-que haces ahí, pensé que no había nadie detrás de esas puertas-

-yo vivo aquí, oh por favor no le digas a nadie sobre mí-

Su voz sonó aún más triste, tenía dudas, demasiadas, pero sentía que si preguntaba ese ser del otro lado de la puerta empezaría a llorar.

-hey no diré nada, ¿Quieres escuchar otro chiste? -

-oh si por favor, hace tiempo que no reía así-

Y sin importar con quién estaba hablando empezó a contar chistes haciendo reír a quien se encontraba del otro lado, le pidió a ese ser volver al mismo punto el día siguiente y así lo hicieron hablan y reían siendo solo separados por esas puertas, nunca se dijeron sus nombres, nunca se vieron de frente, pero siempre se reunían a la misma hora sin falta en esas puertas que les impedían conocer al otro. No supo cuánto tiempo paso, cuando tiempo duro haciendo eso, hablando con un extraño al cual no conoce físicamente, pero era simplemente genial que alguien se divirtió tanto con sus chistes y eso le alegraba.

Pero un día esa extraña voz sonaba tan decaída y ninguno de sus chistes lograba subirle el ánimo.

-que sucede? -

-no pasa nada, solo recuerdos que me llenan de dolor-

-hay algo que pueda hacer-

-conoces a los niños humanos-

-he amm. Pasaron por el subsuelo hace mucho-

-entonces viven, am son felices oh lograron pasar la barrera-

- ........ Esos humanos... Ellos.... Ya no Viven, murieron-

-oh entendiendo.... Yo...... No sé qué esperaba que pasará.......-

-lo lamento-

-puedo pedirte algo? -

-si-

-por favor si un humano llega al sub suelo, me prometes cuidarlo-

-no suelo hacer promesas, pero lo intentaré-

-he lo agradezco-

Y desde ahí sus pensamientos se sentaron más en los humanos y en esa voz, le prometió a un extraño que cuidaría lo que más odiaba en la vida los humanos, ¿Porque no se negó? A caso fue la tristeza que sintió al escuchar su voz tan decaída, aunque eso no era lo único en su mente, ya había tomado el alma de más humanos y nunca había sentido nada por ellos ahora cuidaría de un humano sin duda ya había perdido la cabeza.

Los días pasaron y su mente se calmó, ese tema ya no le producía dolor de cabeza, llegó a pensar que solo había sido una promesa al aire, ningún humano caería al sub suelo ya había pasado mucho tiempo desde que el último calló y esperaba que ninguno más fuera a caer, así que se concentró en su vida, visitaba a su padre y madre, algunas veces con su hermano y otras veces iba en soledad, para distraer su mente pasaba horas en el laboratorio de su padre examinando las almas humanas, para no tener magia sí que tenían una gran fuerza admiraba al rey sans por lograr destruir el cuerpo de esos seres tan despreciables, mientras más miraba esas almas más descubría una similitud con la barrera, fue entonces que se dio cuenta que necesitaba siete, siete almas humanas para destruir esa barrera y hasta el momento solo habían seis almas humanas encapsuladas.

-yo tengo la séptima alma-

Corrió donde sans para empezar a hablarle de lo que había descubierto solo faltaba un alma humana para que los monstruos fueran liberados, el rey sans le felicito por su investigación mostrándole una gran sonrisa llena de felicidad, esa sonrisa se desapareció cuando ofreció su propia alma para liberar a los monstruos del sub suelo.

-pero sans mi alma les servirá a todos-

-aun así, niego ese pedido, chara eres muy especial me culparía toda la vida si llegas a hacer algo así-

-pero mi alma es humana es la última, todos serán liberados, sirvo más en sacrificio que en vida-

-chara sirves más que un sacrificio vamos no es necesario que mueras-

Servir más en vida que en muerte ¿Eso era posible? No lo podía creer, pero seguiría las órdenes del rey

no es realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora