Miedo

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– Leonie ¿podrías darle una hojeada al contrato de Ray Williams? dice que hay una cláusula donde estipula que de romper dicho contrato antes del tiempo establecido debemos pagarle una indemnización y no recuerdo haber leído eso.

Alejandro frunció sus espesas cejas oscuras mientras le observaba, hacía ya un mes que había comenzado a trabajar y me sentía más al corriente, ya sabía donde buscar dicho contrato.

En cuanto a mi relación con Kaled nada había cambiado, solo el hecho de que le evitaba a toda costa, no quería lidiar con la incómoda charla que suponía que debíamos tener luego de lo que había pasado en aquella discoteca. Y lo peor era que no podía decir que era causas del alcohol, ni siquiera había tomado.

Mi vientre se notaba un poco más abultado pero no lo suficiente como para no poder esconderlo con ropa un poco más holgada, había ido al doctor y me había dicho que ya había entrado al segundo mes de embarazo.

Y sin una idea de qué iba a hacer con mi vida.

Había hablado con la madre de Kaled, no podía evitar sentirme en confianza con la amable señora que era mi suegra, ella era una mujer muy dulce y preocupada, me llamaba siempre para preguntarme como me sentía y como iba el embarazo, estaba emocionada por ser abuela.

– ¿Sabes? hace unos días encontré a Kaled viendo fotos de vientres de dos meses...está muy entusiasmado

No pude evitar hacer una pequeña mueca ante aquello, era injusto de mi parte no dejarlo ser parte del embarazo pero no podía verlo sin recordar aquella grabación que había visto en la casa de Ty y Connie.

– Eso es genial, supongo.

– Leonie...– su voz fue dudosa, como si no quisiera incomodarme– Sé que lo que Kaled hizo estuvo mal y no lo voy a defender porque a pesar de ser mi hijo esa no ha sido la educación que su padre y yo le dimos pero no puedo evitar notar lo decaído que está, ya no es el mismo Kaled de antes de que todo esto pasara, él siempre estaba sonriente y con sus comentarios pedantes...no te voy a negar que extraño a mi hijo. Pero deberías pensarlo, es el padre de tu hijo de todos modos y sé que te ama ¿no haz visto la manera en la que te mira?

– ¿Cómo?– no estaba segura de si quería saberlo pero la pregunta había abandonado mis labios antes de poder evitarlo. 

– Sus ojos brillan y se le escapan los suspiros, además hace unos días estaba lavando su ropa y en su billetera hay una foto tuya...si estuviera saliendo con alguien más ya la hubiese quitado.

– Tierra llamando a Leonie ¿estás ahí?

Parpadee saliendo de mis recuerdos para encontrarme con la mirada divertida de Alejandro Pávlov.

– Sí, perdón...buscaré ese contrato y te diré lo que encuentre.

El pelinegro sonrió dejando a la vista su dentadura perfecta mientras asentía para luego salir de la oficina, me levanté y salí también para dirigirme a los archivos a buscar dichoso contrato.

Al buscar el contrato me disculpé con Alejandro para irme a casa temprano, mi cabeza comenzaba a doler y sabía que el sangrado nasal podría comenzar en cualquier momento a lo que el hombre me dijo que no había problema, Alejandro aún no sabía de mi embarazo porque temía que no me diese el trabajo, me llevé el contrato a casa para leerlo y antes de llegar a la casa me detuve en la repostería para comprar bizcocho de chocolate.

Al llegar subí directo a mi habitación para quitarme aquella ropa, me encantaba estar en pijamas ya que eran muy cómodas y así el pequeño en mi vientre estuviera más cómodo.

Me paré frente al espejo, volvía a parecer la misma Leonie de antes, había adquirido algunas libras además de los cambios naturales del embarazo, mi pelo se veía sedoso y brillante mientras caía suavemente sobre mis hombros hasta casi la mitad de mi espalda, mis pechos se veían más grandes que de costumbre y sabía que era a causa del embarazo, había comprado revistas, visto en Internet e incluso me había informado con mi doctor sobre los cambios que tendría durante el embarazo, quería estar informada de todo. Mi vientre podía notarse levemente ya que llevaba una blusa de tirantes la cual a pesar de ser una prenda cómoda se adhería a mi cuerpo.

Falling in loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora