¿Why? [Próximo a corregirse]

IX

¿Por qué?

¿Por qué?

¿Por qué a pesar del paraíso que me mostró Stan y el infierno que me diste a conocer no puedo dejar de venir a verte?

¿Por qué a pesar de amar a Stan te sigo amando a ti?

Tú ¿qué me haz hecho? Quiero ser feliz con Stan pero de la nada me llega una necesidad de venir a verte, de seguir viendo como cada palabra que suelto queda impregnada en la madera de tu sarcófago de cristal, de contarte cada cosa que vivo como la hacía antes.

Yo... Estoy seguro de que amo a Stan, siempre ha estado allí para mi incluso cuando tú me traicionaste y abandonaste pero ¿por qué no puedo sentir algún tipo resentimiento contra ti? ¿por qué esa desagradable necesidad de venir a verte?

Tú que haz manipulado la mente de ogros y elfos oscuros solo para abrirte paso y apresarme sin éxito ocasionando la muerte de cientos de hadas  y elfos puros ¿qué me haz hecho? ¿por qué lo haz hecho?

Yo solo quería a alguien que me escuchara, que me entendiera y que me enseñara cosas nuevas como Stan lo ha hecho hasta ahora pero ¿por qué no puedo olvidar lo que tú me ofreciste?

¿Por qué Eric? ¡Dímelo!

En lo profundo del bosque se podía escuchar como alguien golpeaba con fuerza algun objeto oculto de aquellos que quisieran lastimarlo. Estaba colérico pero a su vez angustiado por el llanto que se oía a lo lejos, tal vez decepcionado también. El único que hasta ahora había encontrado aquella cápsula de arbustos firmemente unidos por su gruesas ramas había sido el caballero de un elfo quien lo había seguido tras huir de una velada sin motivo alguno.

Podía oír cuanto sufría pero no tuvo el valor de acercarse en ese momento observando desde la distancia el domo donde provenían los lamentos. No estaba enojado, tampoco decepcionado, él caballero ya sabía que aun cierto mago estaba presente en el corazón del elfo, solo le dolía el hecho de que no le contará nada al respecto. No podía acercarse a consolarlo ni animarlo insultando al mago que residía oculto en el corazón del bosque.

Pero un juramento era un juramento, él debía proteger a su majestad a toda costa por lo que solo se quedó sentado a los pies de un inmenso árbol pidiendo a este y a sus acompañantes total discreción sobre su presencia en ese lugar, vigilando desde la distancia el domo al que ahora también debía cuidar.