Mío

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Yo seguía soltando jadeos y noté cómo mi miembro empezaba a levantarse. No sé porqué en vez de tener miedo estaba excitándome pero me transmitía algo extraño que hacía que fuera totalmente irracional.

Después de saborear cada parte de mi cuello y de mis clavículas dibujo una línea recta con su lengua hasta mis labios. Nos empezamos a besar, era un beso salvaje y caliente. Su lengua entró en mi cavidad bucal y empezó a recorrer cada sitio de mi boca. Sentía como nuestras lenguas se tocaban... una sensación increíble. Se separó de mí por falta de aire y se desplazó un poco para poner sus manos al rededor de mi cadera.

-No puedo creer que estés así con sólo unos simples besos, no me puedo imaginar cómo estarás después de lo que te haga, cariño.

Decidí que era mejor quedarme callado mientras notaba sus caricias en mi cadera. Mi quitó el cinturón y lentamente me quitó los pantalones. Empezó a masajear mi miembro por encima de la tela haciendo que no pudiera evitar soltar leves gruñidos. Necesitaba que me tocara, eso no era suficiente para mí.

-P-por favor tócame -intenté hablar sin poder dejar de tartamudear debido a la situación en la que me encontraba.

-Sabía que ibas a caer rápido, aunque me gustaría hacerte sufrir...

Acercó su boca a mi miembro y empezó a lamerlo, primero fue dejando lamidas hasta llegar a la cabeza de este y hacer pequeños círculos con la lengua. Nunca había experimentado esta sensación. Lentamente se lo fue metiendo en la boca mientras jugueteaba con con su lengua. Con una de sus manos empezó a masajear la parte que no le cabía en la boca. Yo era un mar de gemidos. Pude apreciar sin duda que esta no era la primera vez que lo hacía.

Noté como un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal y ahí me di cuenta de que iba a llegar al climax.

-M-Me vengo aghh -dije sin poder evitar soltar un gemido acompañando esa frase.

Justamente cuando pronuncié esas palabras se apartó. Empecé a escuchar otra vez esa risa tan burlona y tan familiar a la vez, tengo que decir que empezaba a odiarla. No lo podía creer, no había llegado a correrme, esta sensación era tan desesperante.

-Pobre bebé, deberías verte. Eres una obra de arte, me gustaría hacerlo todo lentamente para disfrutar cada parte de tu cuerpo y lo siento pero vas a tener que sufrir un poco. -dijo para después soltar una risa y levantarse de la cama.

Empecé a escuchar pasos y algún ruido extraño hasta que volví a sentir su calor corporal. Noté cómo algo se introducía en mi brazo izquierdo, por el dolor que sentí creo que era una aguja.

-Tranquiló pequeño, ahora dormirás un rato, míralo por el lado bueno, así no sufrirás por la erección que te he dejado.

Iba a decirle algo pero empecé a marearme y a pesar de que no veía nada por la venda supe que mis ojos estaban cerrados y ahí dejé de estar consciente.

-Que adorable eres durmiendo, tranquilo que yo me encargaré de despertarte de una buena manera.