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Volví a despertar deseando que todo lo que había sucedido fuera un mal sueño pero para mi mala suerte no lo era ya que me volví a encontrar atado y con algo que me impedía ver. Me sentía muy mareado pero lentamente iba recordando lo que había sucedido. Sentía que estaba encima de un colchón y había un espacio que se hundía por lo que supuse que alguien estaba sentado ahí.

- ¿Hola? ¿Q-que quieres de mí?

- Mmmm, acabaría antes diciendo que es lo que no quiero -dijo mientras volvía a escuchar su odiable risa.

- Por favor déjame ir, te puedo dar dinero si es eso lo que deseas.

- Aaghh ¿Que es lo que no entiendes? ¡Te he dicho que te quiero a ti! Quiero tu cuerpo, cada parte de tu maldito cuerpo, quiero corromperte y llenarte de marcas para que todos sepan que eres mío, porque a pesar de que eres prohibido para mí siempre has sido de mi propiedad. -un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al escuchar esas palabras.

- ¿Q-que estás diciendo, te conozco? Tu voz me es familiar -pregunté con temor.

- Sí, me conoces perfectamente. Es normal que no me reconozcas después de todo estás drogado. Cuando acabe de hacerte mío sabrás quién soy.

Se subió encima de mí y empezó a quitarme la única prenda que tenía puesta, mi ropa interior.
Acercó su cara a mi abdomen y empezó a dejar marcas, las mismas que había dejado anteriormente en mi cuerpo, ahora estaba lleno de sus marcas era cómo si quisiera dejar claro que era suyo, de su propiedad.

Bajó del colchón y escuché sus pisadas. ¿Acaso me iba a dejar así? Muchas preguntas empezaron a llegar a mi mente. Poco después volví a escuchar sus pisadas, se dirigía hacia mí otra vez.

- Ahora haré algo que te dolerá bastante, pero necesito marcarte y las marcas que te he hecho hasta ahora se irán con el tiempo, yo quiero una marca que permanezca en tu cuerpo para siempre.

Sentí que acercaba algo a mi abdomen ya que desprendía calor, lo acercó hasta tal punto de ponerlo encima de mi piel, me ardía, me escocía, me dolía mucho. Empecé a chillar a todo pulmón y a intentar moverme pero estaba atado y no tenía la suficiente fuerza cómo para moverme, seguramente sería por la droga que me había inyectado anteriormente.

- ¡Aaaaaghh saca eso, duele, me arde mucho! -dije sollozando

- Ssshhhh, ya está -apartó el objeto que quemaba -No era para tanto -dijo resoplando

- ¿Q-que me has hecho?

- Era hierro ardiendo, pero tranquilo sólo era para dejarte mis iniciales marcadas, ahora te pondré una pomada y ya está. -dijo mientras masajeaba esa zona poniendo algo frío por encima.

- ¿¡Pero tu tienes un puto problema!? -chillé y lloraba sin cesar

- A mi me respetas -dijo mientras apretaba esa zona tan dolorida

-¡Para, para por favor!

-Cómo vuelvas a faltarme el respeto juro que te haré cosas peores, no quieras retarme. Ahora duerme, necesitas descansar para mañana.

-¿Q-que pasará mañana? -pregunté sin poder evitar tartamudear debido al miedo que sentía.

-Te haré MÍO.

MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora