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Noté como una especie de frasco se ponía debajo de mi nariz.

- Tienes que inhalar esto bebé, es para asegurarme de que disfrutes de tu primera vez.

- Si crees que voy a hacerte caso estás loco- dejé de respirar por la nariz para hacerlo por la boca peró su mano se puso en ese lugar impidiendo que pudiera coger aire.

- Eres un niño muy travieso, sabes? Siempre te gusta hacerlo todo por las malas - soltó una risa burlona.

-Mmhhff -le lamí, le intenté morder... hice de todo para intentar que sacara su mano de ahí pero no aguantaba más y necesitaba coger aire así que sin poder evitarlo inhalé lo que fuera que me había puesto en ese lugar y empecé a sentirme mareado, todo empezaba a dar vueltas, no me sentía con la suficiente fuerza para moverme, incluso para hablar, tampoco tenía la suficiente capacidad cómo para pensar con claridad y empecé a sentirme excitado.

-No era tan difícil, verdad? -sacó su mano de mi boca y lamió un poco de saliva que había dejado allí al morderlo- No me cansaré de decirte que eres delicioso aunque no sé porque hago esto cundo podría estar haciendo cosas mejores...

Aprobechando que no estaba en mis cinco sentidos me quitó la poca ropa que tenía y empezó a dejar un rastro de besos y alguna que otra mordida a lo largo de mi torso. De repente dejó de besarme.

-Ahora notarás algo frío pero ese frío se convertirá en algo caliente dentro de unos segundos, y ese calor empezará a ser doloroso pero de la misma manera también será placentero, igual que nuestra relación al principio hay que soportar ciertas cosas que son dolorosas pero todo sea para poder llegar a sentir ese único placer que sólo podrás sentir conmigo.

Empezó a dejar pequeños objetos helados los cuales supuse que eran hielos, miles de escalofríos recorrieron todo mi cuerpo al sentir ese cambio de temperatura pero al estar en contacto con mi piel tanto rato ese frío empezó a arder, dolía demasiado, sin poderlo evitar, como acto de defensa de mi propio cuerpo empecé a chillar y a moverme sin pensar antes en las consecuencias.

-Maldito niño quédate quieto, si no estás calladito por las buenas lo estarás por las malas...- noté cómo ponía algo en mi cuello cómo si fuera un collar para después subirlo un poco dejando una especie de pelota en mi boca para después atarlo fuerte haciendo que fuera molesto, incluso algo doloroso dejándome así sin poder hacer sonidos entendibles.

Recogió los hielos que quedaban sobre mi cuerpo y los que se habían caído al hacer los fuertes movimientos y lamió los lugares por los que habían estado, dolía cómo un infierno.

-Veo que no te gusta ir despacio pequeño... ahora te daré la vuelta cómo ya he dicho antes no intentes escaparte ya que sólo conseguirás castigos y yo sé que eres un buen chico.

Me desató una mano, me dio la vuelta para luego volver a atarla y hacer lo mismo con mi otra mano.

-Ahora si empieza el juego pequeño...

MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora