Capitulo 1. La cosecha.

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Las pequeñas cosas del distrito 5 no son nada. Nada a comparación con lo que está detrás de las montañas. El reluciente Capitolio. Al caminar por la calle que me lleva del estrecho prado donde reúno valor para tomar el día, veo a todas esas personas pasar. Llevan comida, ropa, utensilios. Entro al mercado local, compro pan y algo de hilo. Salgo y veo como todos llevan esa misma expresión de cansancio. Claro, todos se preguntan quién saldrá elegido para los Juegos Del Hambre.

   Paro en un punto donde se ve casi todo el distrito. Las montañas lo rodean, todas ellas verdes, los días de lluvia de julio ayudan. Veo también la estrecha carretera donde pasan los trenes que van al Capitolio. Es como si salieran de las montañas, y se metieran el ellas, algo raro.

   Llego a mi casa y me quito los apestosos lentes gigantes que mis padres me obligan a usar. Corro las cortinas y desde aquí, se ve el sendero que cruce para llegar hasta aquí. El final del distrito 5, su alta y afilada alambrada, que esta electrificada 24 horas al día, y que tiene agentes de la paz en laca esquina.

   Cada que me encuentro sentada en el viejo sofá de la sala, me recuerdo que no queda nada para mí en esta vida.

   La luz está encendida pero no puedo ver muy bien, las mariposas revolotean en mi cara y me dificultan más la visión.

Mis padres se rindieron al darse cuenta de que jamás podría volver a ver bien de nuevo.

Y creo que yo también me rendí. Y más cuando ambos desaparecieron.

Salgo al patio y observo siluetas pasar, casi caigo en el escalón de la puerta si Eve no me detiene.

-          ¡Kate!

Me sostiene con las manos y me lleva a bajo. No utilice los insoportables lentes, porque si me voy al Capitolio, es algo que mejoraran.

-           Gracias Eve...

Aun que hace un par de años, podría haberlo hecho sola.

Ella es una chica de mi salón, nos conocimos hace tres años. Somos muy buenas amigas.

-          La próxima vez que salgas tiene que haber alguien contigo

-          Lo sé. Solo quiero valerme por mi misma.

Hace una larga pausa para que podamos caminar hasta el centro de la plaza.

-           ¿Cuántas veces esta tú nombre hoy?

"Quizá debería estar cuatro veces" pienso.

-          Diez. Supongo que no es mucho... ¿Y tú?

-          Veinticuatro

"Deberían ser solo cinco"

Caminamos por la calle hasta llega al lugar de la celebración.

-          No me gusta estar aquí

-          A quien sí.

Eve sostiene mis hombros mientras caminamos.

-          ¿Y qué pretendes hacer?

-          Huir

-          Si, ¿a dónde? ¿A los bosques? El distrito 13 ya no es una opción viable.

Y no lo es. Después de todo es fue el que causo los Días Oscuros. Ya no se puede confiar en él. Y los bosques, bueno, no se puede decir mucho, Panem creció, sus tierras se extendieron, los bosques casi se acaban.

Pasamos cerca de la presa del distrito y Eve la observa con cuidado antes de responder:

-          Al mar - no es una locura pero tampoco sería imposible - nos iríamos al 4, robaríamos un bote y nos iríamos.

-          No es una buena opción.

Hace una mueca de desaprobación y continúa.

-          Que no pueda ver bien no significa que este siega como para no ver tus caras.

-          Eso que importa. No fue tu culpa.

Hace un par de años, en el trabajo de mi papa, me caí, me golpee la cabeza y mi visión se me dificulto, no estoy ciega del todo pero veo borroso y a veces ni veo. Así que si...

-          Fue mi culpa.

Me sujeta fuerte mi mano de repente, es que algo paso, supongo.

-          Hola chicas - Eddie... el tonto chico del que Eve está enamorada - hola cieguita.

-          No le hables así- responde Eve.

-          No me importa... me da igual- contesto antes de empezar a pelear

Eddie sonríe antes de contestar:

-          Solo que te quede claro, Eve, si ella sale, podrás ofrecerte tú, pero si tu sales, ella, bueno... queda demás lo que ella pueda hacer.

Y se aleja a formarse en su fila.

-          No le prestes atención.

Aunque su voz es diferente.

Llegamos a la plaza y ella se va a acomodar en la fila de las chicas de 16.

Yo me quedo en el lugar de las chicas de 15.

La mujer saca el papel de la urna, una vez dicho el sermón de todos los años.

Al decir el nombre casi me desmayo.

-          Kate Monrrow

Es evidente que no puedo hacerlo, pero quiero llorar. Camino entre la multitud despacio para no tropezarme, pero lo difícil es cuando llego a las escaleras del edificio. No veo por donde hay que poner el pie y mido mal la distancia, subo un escalón, dos... y al tercero, caigo. No se oye ni el respirar de los asistentes, cuando un agente de la paz me ayuda a subir de nuevo. Pero no es un agente, si no alguien más conocido. Eddie.

Reprimo las lágrimas y avanzo.

Piden voluntarios y nadie se ofrece.

La mujer saca el nombre del chico. Derek Foon.

Nos llevan al edificio, y espero la llegada de mis familiares, pero la única visita es de Eddie.

-          ¿Viste que Eve se iba a presentar voluntaria?

-          ¿Es una broma? No puedo ver ni mi sombra.

-          Pues sí, lo iba a hacer. Se arrepintió.

Cierro los ojos con la esperanza de que al abrirlos pueda ver mejor. Pero lo dudo.

-          Juega bien – lo oigo decir.

Abro los ojos y antes de contestarle él se ha ido.

Veinticinco Años Después (Fanfic THG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora