Enamorándome

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Elizabeth movía sus caderas al ritmo de las estocadas que le daba su príncipe... aún no podía creer que accediera a la petición de él de entregársele en medio del pasillo principal...

Hacía más de media hora que estaban ahí y aún así no había pasado ni un alma.

-No dejas de sorprenderme princesa!- dijo él mientras la sujetaba con ambas manos, provocando que la fina espalda de la chica chocara contra la fría pared de piedra, las piernas de la chica rodeaban la cintura del demonio.

- Ahhh Meliodas- AH!! Siga por.. favor! - pedía la chica entre gemidos.

- Cómo gustes.. hermosa - dijo él mientras ella lo atraía hacia su pecho y el chico aceleraba más el ritmo de las estocadas..

-Yo.. yo ya no-no puedo más! - gimió la chica mientras arqueaba su cintura y sentía que su amado terminaba a la par que ella.

-Aaarrggghhh Eli!!!! - gimió él para posteriormente hundir su rostro entre los pechos de la mujer.
Ambos respiraban agitadamente, podían sentir el olor del otro y sentirse embriagados de un placer indescriptible.

-Ven.. es hora de dormir princesa- le dijo él mientras la cubría de nuevo con energía oscura y rodeaba su delicado cuello y las coyunturas de sus piernas con sus brazos para cargarla.
La albina solamente asintió mientras una hermosa sonrisa iluminaba su rostro. Ella suspiró a la par que sus mejillas se tornaban color carmesí.

El le lanzó una mirada llena de amor para, segundos después besar delicadamente sus labios.

-No sabes cuánto te amo mi Eli - pensó él en voz alta.

- Yo también lo amo mi Señor...- dijo ella sin siquiera pensarlo, pues había hablado su corazón en lugar de la razón.

Los verdes ojos del rubio se abrieron de par en par, apenas daba crédito a lo que había escuchado.

-E-Es decir - dijo ella poniéndose de un color que podría rivalizar con el de un tomate - que pena! Es que yo- no pudo terminar de articular la frase ya que de nuevo los labios del ojiverde y la ojiazul se encontraron.

-Shhh.. - dijo él- no tienes que explicar nada, entiendo perfectamente cómo te sientes..

Llegaron al final del pasillo principal, donde Elizabeth se dió cuenta que se erguía una pared maciza de energía oscura.

-E-esto es? - preguntó Eli

-Nishishishishi - el chico soltó una risilla - ¿Qué?, ¿acaso creerías que dejaría que alguien te viera desnuda por accidente? - meneó su rostro hacia un lado y hacia el otro - no, Eli, cuando te hice mía en el pasillo, quería asegurarme que nadie te viera en ese estado, solamente yo. Así que nos encerré a los dos tapando con materia oscura el pasillo norte y el sur- el rubio cerró sus ojos y frunció el entreseño- ¿entendido Eli? Nadie puede verte desnuda más que yo.

La albina solo asintió.
<<No lo puedo creer.. Mi señor Meliodas es todo un caballero! >> pensó mientras en sus ojos aparecían estrellitas. Lo abrazó más fuerte y se pegó a su pecho. El chico deshizo el hechizo de energía oscura para doblar hacia la izquierda y dirigirse a las habitaciones.

-Bien, llegamos - dijo el demonio con una sonrisa mientras abría la puerta de la habitación. Posteriormente se acercó a la cama y bajó a la joven con delicadeza.

-Duerme bien mi Eli - dijo él mientras se acomodaba entre los brazos de la chica.

-Qué descanse Sr Meliodas - dijo ella mientras rodeaba el cuello del joven con sus pálidos brazos.

Esclava SexualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora