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La campana sonó indicando el inicio del receso y de paso despertando a quienes cabeceaban mientras la maestra hablaba. Kino volteó casi instantáneamente a ver a Jinho en espera de que éste le dejara ver sus notas, lamentablemente su amigo del alma lo conocía demasiado bien y ya había guardado sus cosas.

-Vamos, ¿no tienes hambre?- le invitó con una sonrisa un tanto burlona, el ahora pelirrojo hizo un leve puchero pero lo siguió de todas formas iniciando una charla banal acerca de como a pesar de haber iniciado clases hace un par de semanas ya extrañaban el no hacer nada.

Llegando a la cafetería tomaron asiento sobre la mesa en la que normalmente frecuentaban. Jinho apoyó su barbilla sobre una de sus manos, mientras que Hyunggu dejó salir un extenso suspiro.

-¿Kino, acaso ocurre algo?- Frunció el ceño, aún manteniendo aquella posición de reposo.

-No es nada, sólo recordé cómo Hyojong solía quejarse debido a que "tardábamos demasiado".- Finalizó con una pequeña sonrisa triste.

-Oye, también lo extraño... Pero, él se lo buscó. Nosotros le advertimos que tantas peleas lo llevarían a una expulsión.

Segundos silenciosos transcurrieron hasta que su amigo extranjero había hecho aparición, se le veía enfadado y con la cabeza echando humo por doquier.

-¿Ahora qué pasó?- preguntó Kino.

-Que cambiaron al estúpido edificio andante a mi clase, eso pasó.- refunfuñó.

-¿Qué? ¿Por qué?- preguntó indignado el pelirrojo.

-Te compadezco, chinito. - lo palmeó el más bajo de los tres.- ¿Quieres que prepare tu tumba o una escopeta?

-¡No es gracioso! Es horrible. - exageró dejándose caer en uno de los asientos, los más bajitos ya habían comprado su almuerzo, mientras que An sólo les robaría lo que pudiera.

-Nadie dijo que lo fuera.- rió un poco el más joven al ver las expresiones de su amigo.

-Menos ahora...- murmuró Jinho con un tono de repente amargado mirando tras de Kino.

-¿Qué pas-

-Dame tu almuerzo, inútil.- interrumpió el rey de Roma con tono mordaz.

-W-wooseok...- susurró con un creciente pánico.

Por que por más que haya cambiado y elevado su autoestima, los golpes seguían ahí, lo recuerdos que aún se hallaban estancados no dejaban de taladrarle la mente. Se congeló de pies a cabeza, sensación que pensaba no volvería a experimentar nunca jamás. Muy equivocado.

Para su suerte, Jinho y YanAn estaban enfadados y no pensaba dejarlo solo, no como lo habían hecho en situaciones del pasado.

-Consíguete el tuyo.- gruñó el de cabellos descoloridos desafiando al enemigo en común, sacándolo de su trance.

-¿Qué?- preguntó el pelinegro ofendido, ¿cómo se atrevía a desafiarlo?

-Que te compres el tuyo, ¿acaso a parte de idiota también eres sordo?- repitió Jinho con agresividad.

-¡Te voy a-!

-Wooseok, no hagas un teatrito, por favor.- interrumpió el moreno después de hacer su apariencion y al notar como un maestro empezaba a acercarse. En cambio Yuto se encontraba detrás medio burlándose de su amigo, medio planeando golpear al grupo de tontos en la salida.

-... La pagarás por ellos, Hyunggu.- gruñó enojado separándose de la mesa, aunque no consiguió avanzar mucho cuando escuchó aquella voz familiar pero con un tono nuevo que nunca le oyó usar.

Karma Is A Bitch!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora