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Otro día aburrido y repetitivo estaba tomando curso, aunque poco había de que quejarse pues las horas transcurrían con una velocidad exageradamente acelerada, juraría que hacía cuatro segundos había pisado la entrada del instituto para tomar la primera sesión, pero lo cierto es que estaban a escasos minutos de salir al tan ansiado receso, ese que el grupo C esperaba desde hace ya un rato.

Los alumnos del tercer salón eran reconocidos por una conducta tranquila y por tener las mejores notas del instituto, motivo por el que sus clases eran más pesadas y rigurosas. YanAn estaba dentro de los tres alumnos destacados en su grado, por dicho motivo fué que lo integraron al programa de tutores y por lo tanto recibió así a Jung Wooseok como su tutorado. Interesante. El de piernas largas nunca fué alguien muy inteligente, todo lo contrario, era muy malo para cualquier asignatura, y la única razón por la que entró al grupo más aplicado fué con la intención de que los alumnos le motivaran e hicieran mejorar.

La idea de ser el tutor de Wooseok habría molestado a YanAn hace unas cuantas semanas atrás, pero ya había transcurrido un mes desde aquel incidente en el aula de artes. Charlaron al menos unas cinco veces en clase y juraría que no era molesto, incluso ahora le agradaba un poco, sólo un poco.

Ring, ring.

La campana chirrió con fuerza y casi al instante los pasillos se llenaron de agobiados estudiantes con apariencia de zombies.

YanAn salió del aula feliz de tener libertad momentánea para tomar aire fresco, eso de estar sentado por horas en los incómodos pupitres de verdad lo sacaba de quicio. Sonrió y después corrió por los pasillos en dirección a la cafetería donde se encontraba sin falta con su par de amigos, la rutina de todos los días pero que nunca se volvía algo monótono.

Su ceño se frunció de manera automática al ver a sus amigos compartir mesa con un apuesto pelinegro.

-¿Está todo en orden?- preguntó con la mirada puesta en Wooseok, últimamente se había portado bastante bien con sus amigos pero no a tal grado de querer comer el almuerzo juntos.

-Sip, todo en orden.- comentó Kino con una de sus emblemáticas sonrisas brillantes.

El peliblanco ladeó su cabeza y miró a Jinho, quien poco después asintió en señal de afirmación. El bajito nunca mentía, ni siquiera bajo amenaza, así que podía estar seguro de que no estaban siendo molestados por su aparentemente ¿Nuevo amigo?

-oh, bien... ¿Qué te trae por aquí?- preguntó al azabache mientras tomaba asiento.

-quería hacer oficialmente las pases con ustedes, además me gustaría invitarlos a la fiesta que hará Hongseok el viernes. Será divertido, por favor no falten.- puchereó como un niñito, siendo bastante raro pues su porte le hacía verse chistoso.

-este... gracias, pero nosotros n-.

-ya te envié la dirección. Nos vemos allá.- interrumpió de repente antes de marcharse, sin importarle lo que el pálido diría.

Sí, ese era el Jung Wooseok que conocía.

-¿De verdad cree que asistiremos a su estúpida reunión? Ja.- soltó sonriente el castaño, aunque sólo unos segundos fueron necesarios para convertirse en una mueca, pues Kino asentía repetidas veces.

-nunca hemos ido a una fiesta y esta es la oportunidad. No me digan que no les intriga saber que pasa en una.- ensoñado contó, ya estaba creándose mil y un imágenes mentales de lo divertido que sería. YanAn por otra parte se mantenía jugando con sus zapatillas sin prestar atención.

-sé lo que hacen en ellas. Beben, se drogan, y hacen eso.- enumeró con sus dedos, e hizo énfasis en la última palabra.

-¿Qué quieren decir con "eso"?- cuestionó el extranjero.

Karma Is A Bitch!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora