Karma Is A Bitch!

6

Cuando eres joven no imaginas la infinidad de cosas que ocurren a tu al rededor. Mientras tú te detienes a parpadear alguien está salvando una vida, encontrando algún enorme tesoro para la humanidad, viajando hacia un destino nuevo, o sencillamente disfrutando de una colorida y preciosa vista panorámica.

Las cosas cambiaron drásticamente en la vida de Hyunggu en tan sólo meses, y disfrutando de las comodidades que tenía su nueva forma de existir no se percató de los cambios que ocurrían en él, en su mente y en su círculo de conocidos, ahora considera que tal vez cambiar su apariencia no fué la mejor elección que pudo tomar, por que ahora estaba rodeado de algo completamente diferente, de un lugar en el que repentinamente todos querían estar con él, querían ser como él, y querían saber más de él, lo triste es que son falacias, por que la verdadera cara de esas acciones siempre era cubierta por una bonita y adornada máscara.

Querían estar con él, por que necesitan ser populares.

Querían ser como él, por que ahora no son relevantes para los demás.

Y querían saber más de él, por que así pueden dañarlo y bajarlo de donde ahora está.

Los pensamientos negativos que se forman en la cabeza del pelirrojo pueden disiparse cuando entra al deslumbrante cuarto de baño, donde puede escuchar el pacífico sonido del agua cayendo del grifo para llenar la tina del baño, haciendo que el desbordante aroma a cítricos transformara el ambiente en uno repleto de serenidad. Se sumergió en la bañera, relajando los músculos al instante debido a el agua caliente y la suave manta de espuma que abrazaba su cuerpo, las burbujas eran sin duda la mejor parte de la ducha, podía experimentar la sensación de flotar livianamente como si fuese una de ellas, alejándose de las tormentas de preocupación que atacaban su mente algunas veces.

Jinho había acordado pasar por él en su coche después de recoger a YanAn, pues el de cabellos descoloridos necesitaba estar siendo apresurado para no demorarse todo el día, lo que significaba que aún le quedaban unos largos momentos de espera hasta que el pequeño llegase. Salió de la tina con cuidado de no resbalar con el azulejo, sintiendo de a poco como la calidez del agua se perdía para abrir paso a una temperatura helada, motivo por el cual tomó la bata de baño y se arropó con ella, dió unos cuantos pasos para observarse con una sonrisa en el espejo ubicado encima del lavabo.

La tormenta arrancó otra vez, pero el pequeño no tenía un paraguas...

De pie aún frente al espejo, notaba como se distorsionaba su imagen hasta mostrar a un chico gordito de cabellera oscura, con muchas imperfecciones en el rostro además de unas llamativas gafas y ortodoncia, la sonrisa dejó de ser conforme para ceñirse en ansiedad, el chico se apresuró a retirar la bata, llevándose como sorpresa que el espejo no le estaba jugando una vil broma.

Las ácidas lágrimas no tardaron en manifestarse en sus ojos, nublandole la vista tenuemente. Y ahí estaba de nuevo, era él, pero no era él. Era su pasado.

Pegó un fuerte grito que hizo eco hasta en el más recóndito vacío del hogar, conduciendo a llenar todo el ambiente de un agobiante sentimiento triste provocado por el penetrante ruido que le hacía rebobinar a pisar su pasado, recordandole lo que fué, sentir de nuevo las palabras hirientes y los golpes injustificados que recibía. Se puso de pie y levantó la tapa del inodoro, introdujo un dedo hasta su garganta para inducirse a vomitar sin importar el ardor que esto provocaba en su garganta. Después de ello se sentía tan vacío, lo hizo repetidas veces hasta dejar su estómago adolorido por las arcadas y trajo consecuencias como su piel completamente pálida, sus ojos rojizos y sus bonitos labios ahora estaban secos. Difícilmente echó una mirada más a el espejo, desesperado por que le mostrara que era bello otra vez, que su peso era perfecto y que las imperfecciones ya no estaban, que seguía siendo un bonito muñeco de porcelana.