Capítulo 2: ¿Beauxbatons?

31 0 0
                                    

El tiempo pasó rápidamente, la niña que tenía 4 años ya tenía 10, y estaba a menos de 1 año de comenzar sus estudios en la magia. Durante el transcurso de los 7 años, había comenzado con sus estudios en su casa, aprendió a tocar el piano, estudió literatura, aprendió varios idiomas; entre ellos francés por la insistencia de su madre. Español por gusto, italiano y latín por obligación. También descubrió en una clase de piano, que sabía cantar y lo hacía especialmente bien, de hecho había dado unos pequeños conciertos privados en algunos bailes y cenas con las familias de más alto linaje. Fue a clases de baile y aprendió a cocinar, pues para llegar a ser algún día una buena esposa, debía saber hacer de todo, o eso decía su madrina.

-Lucius -dijo su madre -¿Podemos hablar?

Lucius se levanta con el rostro confundido, y asiente, antes de irse se gira hacia Draco y Phoenix quiénes estaban sentados en el sofá leyendo algunos de los libros de su propia biblioteca.

-¿Por qué no salen a jugar al Quidditch? -les dice su tío /padre.

Ambos niños despegan la mirada de los libros, y miran a Lucius con los ojos brillando.

-De acuerdo tío/ de acuerdo padre -dicen los dos a la vez, la sincronización que tenían esos dos era increíble.

-Vamos por el equipamiento -dice Narcissa dedicándoles una sonrisa afable, y los niños la siguen escaleras arriba.

Cuando han desaparecido, Lucius le hace una señal a su hermana para que lo siga. Entran al despacho de él, y se sientan en un sillón de dos plazas.

-Tú dirás -dice Lucius mirando a su hermana, sin embargo ella no lo mira, está mirando sus manos. Al ver que tarda en hablar, Lucius pone una de sus manos en la de su hermana y le pregunta -¿Aurore qué es lo que pasa?

-He estado pensando que lo mejor para Phoenix sería que comenzara su primer año en Beauxbatons-su hermano contiene la respiración.

-¿Por qué? -no le gusta la idea de tener lejos a su sobrina.

-Me gustaría cambiar de aires ahora que ella está por comenzar el colegio, y Hogwarts trae demasiados recuerdos -dijo notando cómo crecía el nudo en su garganta.

-De acuerdo -dijo Lucius, a pesar que le dolía estar separado de su hermana y sobrina.

-Gracias por entenderlo -dijo Aurore abrazando a su hermano. No eran personas muy demostrativas, pero la llegada de Phoenix había revolucionado todo y a todos -Hablaré con Phoenix, para que vaya haciéndose a la idea.

Lucius sonrió tristemente -No creo que le guste la idea.

-Eso me temo, pero es lo mejor para las dos. Al final lo entenderá, siempre lo hace.

-Todavía no me explico el por qué tiene ese carácter tan dócil, pero bueno esperemos que cuando ingrese en Hogwarts quede en la noble casa de Slytherin. ¿Por qué volveréis verdad? Todos los miembros de nuestra familia han pertenecido a esta casa. Al igual que por parte de tu marido, bueno excepto -decía Lucius agarrando su varita con fuerza- su hermano y la hija de Andrómeda.

(Lucius al igual que su hermana había intentado librarse de todos esas estúpidas creencias, no quería un futuro para su hijo y su sobrina lleno de destrucción como era la visión de "su señor". Pero el hecho de que no quisiese que sus familiares no pasaran por lo que él tuvo que pasar,  no quería decir que iba a dejar de comportarse como era, al fin y al cabo dudaba que el señor tenebroso hubiese desaparecido gracias a un bebé. Con la gran diferencia de que no iba a cambiar su opinión en lo referente a las casas de Hogwarts. Y bien los estereotipos sobre la sangre eran difícil de superar.)

-Sí, seguro que entrará -dijo su hermana, aunque realmente le daba igual dónde entrase su hija. Solo quería que estuviera bien y que hiciera verdaderos amigos.

Los dos hermanos salieron hacia el jardín para reunirse con Narcissa, quién observaba a su hijo y a su sobrina. Phoenix parecía encantada de jugar como cazadora, puesto su primo no le había parado ni una sola Quaffle, en su posición de guardián.

Draco se bajó de morros de la escoba y su prima hizo lo mismo pero con una sonrisa.

-Oh vamos Draco, no te enfades. Hay que saber reconocer quién es el mejor de los dos. -al ver que su primo no cambiaba la cara le dijo -Tú serás el que tenga más pretendientes detrás tuya.

-No quiero chicas que me sigan a todos lados -dijo su primo de brazos cruzados -Solo juegan con muñecas y no hablan más que de vestidos y esas cosas.

-Ah, ¿yo hablo solo de eso? Como soy una chica. -dice su prima de brazos cruzados con voz indignada.

-Bueno... tú eres diferente -decía Draco sin cambiar de opinión.

-¿Ah sí? ¿En qué soy diferente de las demás? -decía su prima con una sonrisa de lado.

-Bueno, sabes jugar al Quidditch, no todas las chicas saben jugar, y tampoco pueden superarte -Draco había hecho que con unos halagos muy  poco disimulados su prima cambiase de opinión.

-Ay, te libras de esta, pero de la próxima no te salvas-decía Phoenix abrazando a su primo -Digno de pertenecer a Slytherin, eres muy astuto.

-Aprendí de la mejor -dijo Draco separándose de su prima.

-Sigue así que me hincharás el ego todavía más -dice Phoenix riéndose.

-¡Cómo si no lo tuvieses bien alto! -dice su madre después de observar y escuchar el intercambio de palabras entre los dos primos.

-Yo no...-empieza a contradecir Phoenix.

-Oh claro que sí -dicen todos, haciendo que Phoenix se ponga colorada.

La pequeña familia Malfoy pasó el resto del día en el jardín, tomando el té y jugando al Quidditch.

El verano pasó tan rápido como un parpadeo, viajaron los cinco a Francia, para tener lista la que sería la nueva residencia de las dos únicas mujeres Malfoys, sin contar a Narcissa que había adoptado el apellido de su marido al casarse. 

Viajaron a las islas griegas, pasando un gran verano en el que pudieron visitar muchos lugares mágicos, y alejados de los muggles.

En el viaje surgió el tema del matrimonio, pero esa idea no había pasado por la cabeza de Aurore, y no iba a pasar. No iba a escoger por su hija, y no permitiría que su hermano lo hiciese tampoco. Su hija era libre de casarse con quien quisiese, y esa había sido su última palabra respecto al tema. Y Lucius no había querido insistir, aunque fuese un hombre anticuado en esos temas, no había fuerza humana que hiciera cambiar la opinión de su hermana.


Una Veela Malfoy (Fred Weasley)Where stories live. Discover now