Phoenix, ha sido criada de una manera completamente diferente a la que estaban acostumbrados en su familia, los Malfoys por parte de madre, y los Black por parte de su padre. Siempre ha tenido muy presente la ausencia de su padre, Regulus Black , fi...
Llegó el día 1 de septiembre, y mis padrinos junto a Draco habían decidido acomañarnos al andén 9 y 3/4 de la estación King Cross. Draco había insistido demasiado y al final había convencido a sus padres con la pobre excusa, de que así se acostumbraba para cuando él fuera un alumno de Hogwarts el año que viene.
En un momento vi cómo mamá y mi madrina se quedaban paralizadas mirando a una persona que estaba detrás de mí, giré al ver cómo mi madre sostenía a mi madrina por el hombro y evitaba que avanzara hacia esa persona. La cuál era su hermana Andrómeda, ella estaba al lado de una chica alta, el pelo de un llamativo rosa fuerte, mi prima Nymphadora, a la cuál no podría ni acercarme. En mi familia sabíamos que el innombrable volvería y deberíamos de estar de su lado, para no involucrar a los que nos importan y no están metidos hasta el cuello como nosotros. Desvié la mirada al notar cómo Draco y mi padrino dejaban mis baúles a nuestra elfina doméstica, Polly.
-Bueno, es hora de despedirse -dijo mamá al escuchar el primer aviso para subir al tren, y volviendo a la normalidad.
Draco se abrazó a mí al escuchar a mi madre.
-Este año podrías entrar en el equipo de Quidditch, ¿lo sabes? -me dijo cuando se separó.
-Sí, me lo has recordado unas 10 veces en el camino hasta la estación -le dije con una sonrisa colocándole un mechón de pelo bien -Y otras 10 mientras organizaba el baúl.
Él me da una sonrisa apretada, un poco avergonzada.
-Cuídate mucho. No te metas en problemas, y nada de castigos. -dijo mi madrina con una sonrisa maternal -Te extrañaremos mucho. -dijo abrazándome.
-Yo también -dije correspondiéndole el abrazo.
-Envíanos una carta cuando quedes en Slytherin -dijo padrino sin mostrar alguna emoción en ninguna de sus facciones, excepto en sus ojos. Asentí a su pedido.
Y di un paso hacia atrás girándome para abordar el tren, a unos pasos de subir, mamá subió mi abrigo de piel color verde musgo.
-Recuerda abrigarte siempre y si te sientes mal, ve a la enfermería. Y escríbeme. -me dio un fuerte abrazo, su si te sientes mal va cargado de significado, referiéndose más bien hacia mi situación con mi pareja. Subí diciéndole adiós agitando mi mano.
Antes de que arrancara el tren, pude ver como una lágrima escapaba de su ojo izquierdo, y mi padrino apoyaba su mano en su hombro acariciándoselo.
Susiré y me dirigí hacia mi compartimiento en el segundo vagón, el vagón Slytherin. Polly se había encargado de colocar mis baúles y la jaula de Miet. Así que solo me quité el abrigo y me lo coloqué por encima de las piernas, a la vez que me quitaba las manoletinas negras y subía mis pies al asiento. Saqué un libro de pociones y me dispuse a leer, agradeciendo la soledad y el silencio que me brindaba el compartimiento.
Iba leyendo la mitad de mi libro de pociones, cuando se abrió la puerta de mi compartimiento. Subí la mirada fastidiada, no me gustaba para nada que interrumpieran cuando leía.
-Hola -dijo una niña de mi altura, aparentemente de mi edad, castaña y de ojos verdes.
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