capitulo 13

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Sentí mi respiración cortar y a mis manos temblar, por lo que me separe lentamente de sus cálidos labios que tanto deseaba. Me apoye en mis manos, ya que sentía que en cualquier momento podría desmayarme y solté un largo suspiro. Mire a John con una expresión de persona enamorada y le sonreí. El también lo hacía; una extraña especie de sonrisa mientras mordía su labio inferior y acariciaba una vez más mi mejilla.

 —Eres perfecto —Le dije con un solo aliento. El ensancho más su sonrisa y suspiro—. 

—Creo que me gustas, y mucho. 

—¿Enserio? —Le pregunte sonriendo aún más estúpidamente mientras cerraba los ojos y le agradecía al cielo por estos momentos—.

 —Por supuesto. Creo que eres grandioso. 

Quiero besar... John se inclino hacía mi mientras hablaba, y después cayó en mi regazo. Solté un pequeño gritito mientras lo sostenía con firmeza entre mis brazos.

 — ¿John? ¿Estás bien? —El no contestaba.

—¿Hola?- Me aparte de él, frunciendo el ceño. Lo recosté en la banca y presione las palmas sobre su corazón. Realmente no sabía absolutamente nada sobre primeros auxilios, pero creí que tal vez, podría diferenciar si aún respiraba o si no... Estaba aterrado. Para mi alivio, el soltó una risotada mientras lo seguía sosteniendo.

 —Necesito otra cerveza —Se aparto de mi y camino hacia el interior de la casa, tropezando con objetos invisibles. Parpadee un par de veces antes de darme cuenta de algo; Habíamos estado en una fiesta, y aunque no lo vi tomando ninguna bebida, no justificaba el hecho de que, después de mi partida el hubiera bebido un poco. O tal vez mucho. No, no podía ser. 

Conocía de ese tipo de casos en el cual la persona ebria podía actuar perfectamente normal por un corto lapso de tiempo. Pero John había sido demasiado, demasiado convincente. Incluso había admitido que yo le gustaba. E incluso yo seguía confiando en el, mientras chocaba con esas paredes invisibles que se colocaban en su camino. Porque él había dicho que yo le gustaba. Y aunque realmente hubiera estado tomando cerveza, siempre dicen que los niños y los borrachos decían la verdad. Y él era un niño y un borracho.

 Sacudí mi cabeza y después me dirigí hacía el, a manera de ayuda. Se negó rotundamente, escupiendo en el piso. Me aparte repugnada y le eche una mirada.

 —Ven, acompáñame a mi cuarto. ¿Podrías? —Pregunto él con la lengua trabada. Asentí, aunque él no pudiera notarlo y tome con cuidado su codo derecho, guiándolo escaleras arriba—.

 Aún me parecía imposible que él hubiera dicho y hecho esas cosas segundos atrás. Sin embargo no me sentía arrepentido. Porque yo le gustaba. Yo le gustaba, yo le gustaba, yo le gustaba.

 Ya en su cuarto, lo ayude a recostarse en su cama. Quedo boca abajo, en silencio por unos segundos, solo para después comenzar a reír como enfermo mental. Tal vez me había equivocado un poco y el hubiera ingerido otras cosas aparte de cerveza. La idea me repugno y mejor opte por hablarle.

 — ¿Quieres que te haga un café, o algo? —Le pregunte acostándome a su lado y acariciando su cabello con dulzura. Odiaba que él fuera tan increíblemente irresistible, incluso en esos estados—.

 —No. Quiero que me hagas otras cosas —Dijo él, hundiendo su voz en la almohada y lanzando una carcajada. Yo rodé los ojos—. 

—Eres imposible.

 —Quiero que me ayudes. A quitarme la ropa —Levanto su cabeza y me miro, literalmente, levantando una de sus cejas y mordiendo sus labios con exageración. No creí que lo dijera de broma, así que me levante de golpe de su lado y le quite con rapidez los zapatos, junto con las calcetas y los avente en un rincón de su cuarto. El río más—. 

--No me refería a los zapatos. Me refería a esto —Dijo señalando la bragueta de sus vaqueros. Me sonroje como nunca y le avente una almohada en la cara.

— ¡Oye! Eso es jugar rudo. Dame otro beso, ¿por favor?.

 —Estas ebrio. Hablamos mañana, ¿vale? Te quiero Johnny—Me acerque a él y le ofrecí una mano. El la tomo, solo para después jalarme y acomodarme en su regazo—.

 —Olvídalo. Mejor hablemos ya. Te quiero muchísimo, ¿sabías? Pero tengo que fingir diariamente que me caes mal y eso es tan horrible. No lo soporto. Te amo James Paul, te he amado desde siempre, desde aquella vez que nos conocimos y nos juramos amor eterno. ¿Lo recuerdas? Porque a mi ya se me está olvidando —Lanzo una carcajada al aire y me soltó de su agarre. Me incorpore y camine confundida hacía la puerta—.

 Bien, adiós mundo cruel. Este tipo estaba completamente delirando. Lo mire una vez más. Había recostado su espalda contra la pared y cerrado sus ojos. Empezó a roncar. Sacudí la cabeza con desesperación y salí silenciosamente de su cuarto, olvidando todas las esperanzas que tenía con él.



Corazón Ciego - [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora