Ya llegada la noche, Lisa se arregló lo mejor que pudo, y de hecho no tuvo que hacer mucho para verse bien, ya que, como dijo Rosé, es sexy.
- ¿Me veo bien?.– Preguntó por séptima vez.
- ¡Ya te dije que sí!.– Gritó Rosé hartada de la pregunta.– Ahora ve, antes de que sea más tarde, y te roben a tu conquista.
- Bien.
El viaje no fue largo, ya que fue en su moto. Jennie se había encargado de indicarle el camino hacia la fiesta.
Ya he llegado, princesa.•
Jennie la dejó en visto, y en cambio, en la vida real, se dedicaba a buscarla con la mirada, y de vez en cuando se paseaba de lado a lado.
Era inútil, no sabía quién era.
- Hola.– Una chica bastante linda se acercó a ella.
- Hola.– Contestó con una sonrisa. Debía ser coqueta, puesto que alguna de las personas con las que hablara sería Manoban.
- ¿Cómo estás?.– Le preguntó.
- Bastante bien.
- Eso es bueno. La fiesta es un asco.– Dijo la chica, haciendo una mueca con la cara, bastante fea como para que Jennie no quisiera que ella fuera Manoban.
- ¿Cómo te llamas?.– Preguntó directamente.
- Layla Min.– Contestó con una sonrisa. Sonrisa que desapareció al ver como Jennie se levantaba sin mirarla, y se marchaba.
No era ella, por suerte.
- Hola.– La saludó otra chica. No deseaba hablar ahora, así que si ella fuese Manoban, le habría visto bastante fuera de sí.
Se sentó en el césped, bastante alejada del resto.
Un ruido la sacó de sus pensamientos. A su lado había una chica recostada, que al parecer no se había percatado de su llegada. Se limitó a observarla.
- Hola...– Saludó. La chica se sorprendió, y luego la miró. Era la misma chica que había chocado con ella días antes.
- H-hola...