Jennie se encontraba absorta en la mirada profunda de la chica. Se le habían olvidado hasta las palabras...
- ¿Cómo te llamas?.– Preguntó, intentando disimular su trance.
- M-me...Y-yo...Yo soy...– El tartamudeo no le permitía hablar.
- Vale, no te preocupes.– Rió Jennie, enternecida por la actitud nerviosa de la chica.– Soy Jennie Kim.– Le sonrió.
- Un gusto.– Sonrió Lisa. Jennie juró no haber visto a alguien más linda que ella.
- ¿A-ahora no tartamudeas?.
- ¿Ahora tú tartamudeas?.– Rió Lisa.
- ¿Qué haces tan alejada de la fiesta?.
- No me gustan las fiestas.– Respondió.
- ¿Entonces para qué viniste?.
- Vine por la chica que me gusta.– Respondió sinceramente.– Es muy hermosa, amable, y talvez...Tal vez pueda acercarme a ella hoy.
- ¿No le has hablado?.
- Solo por chat.
Jennie comenzaba a sospechar que ella era Manoban, pero no calzaba su personalidad. Era muy extraño.
- Bueno, espero que tengas suerte.– Le sonrió.
- Yo también lo espero. La verdad, tengo miedo.– Sonrió entriztecida.
- ¿Porqué?. Eres muy linda. Dudo que te rechace.
- Porque tengo un problema muy inusual, y da mucho asco.– Bajó la cabeza.
- Hey, no te sientas insegura de tí misma. Sea lo que sea que tengas, si realmente quieres a esa chica, no debes dejarla ir...– Le sonrió Jennie con ternura. Pudo fijarse en sus gruesos labios que se curvaban en una sonrisa; y se preguntó cómo sería Manoban. ¿Así de linda?. ¿Así de besable?.
- Tal vez deba empezar por darle un beso...¿O es mucho?.– Jennie no se esperaba eso, así que se quedó sorprendida por unos segundos.
- Creo...Creo que los besos robados son los mejores.– Respondió con sinceridad.
- Bien...– Y mucho menos se esperó que fue ella quien fuera besada.