CAPÍTULO 3

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Jeff pasó por mí de manera puntual como solía hacer cada vez que venía de visita, para suerte mía no me había topado con el tal Jacob Henryck que Anthony había mencionado.

–¿Qué tal tu día cariño? –preguntó Jeff acercándose para darme un pequeño beso.

–Todo bien. –respondí regalándole una sonrisa, estaba tensa por la idea de saber que Jake podía estar hospedado ahí, trataba de no sacar mis conclusiones acerca de ello, trataba de imaginarme que quizá era otro Jacob Henryck, no lo sé, simplemente quería escapar de esa idea, olvidarme de que Anthony mencionó el nombre, y seguir viviendo mi tranquila vida a lado de Jeffrey.

–¿Segura que todo bien cariño? Te noto algo estresada.

–Solo estoy cansada, nada que un baño caliente no quite.

–Vale, recuerda que iremos a cenar o prefieres quedarte en casa.

–No, no, me parece buena idea salir, total que mañana es mi día de descanso.

–Bien, iremos a casa a que te des ese baño y podamos salir.

Jeff era el tipo más lindo y tierno que pude haber conocido, él entendía todo, si estaba cansada, estresada e inclusive cuando estaba en mis días, trataba de consentirme, darme mi espacio y hacerme sentir bien, más razones para amarlo.

Llegamos a casa, él se dirigió a la cocina a tomar un vaso mientras que yo subí a mi recámara para buscar algo decente que usar para la cena con Jeff, él no solía escatimar gastos al momento de ir a algún restaurante, era por ello que debía estar preparada para cualquier lugar al que él me llevase, cuál fue mi sorpresa que al abrir la puerta en la cama estaba tendido un hermoso vestido azul marino con detalles plateados, estaba anonadada.

Jeff apareció con una sonrisa en el rostro, abrazándome por detrás y colocando su barbilla en mi hombro.

–¿Te gusta? –preguntó dándome un beso en la mejilla, simplemente asentí con la cabeza regalándole un beso en los labios.

La cena había transcurrido normal, comimos y reímos como si fuera nuestro primer mes de novios, sin embargo, yo aún seguía dándole vueltas al nombre de Jacob en mi cabeza.

Quizá quería verle de nuevo ¿habría cambiado? Qué tal si la madurez le había sentado bien en su etapa adulta y ahora es más atractivo que antes. Si alguna vez nos mirásemos ¿Él me recordaría? ¿Qué pensaría de mí?

–Cariño ¿estás bien? –la suave voz de Jeff me devolvió a la realidad, su mano acariciaba la mía y su tacto me hacía reconfortarme.

–Sí lo estoy.

–Vale, ¿en qué pensabas?

–En un huésped de hotel.

–¿Cómo?

–Jeff, hemos pasado por muchos problemas antes y quiero que me ayudes con esto, esta mañana Anthony me dijo que se registró un huésped con el nombre de Jacob Henryck.

–¿El tipo que te gustaba en la secundaria? — respondió con el ceño fruncido y algo incómodo.

–Sí

–¿Y qué pasa con él?

–Aún nada. Pero tengo miedo de que sea el mismo Jacob que yo conocía. No dudo de mi amor por ti porque te amo más que a nada, pero no sé qué pueda pasar si lo volviese a ver. Tengo miedo de perderte Jeff.

–Tranquila cariño. –su pulgar acariciaba el torso de mi mano. –No vas a perderme, estuve a tu lado cuando abortaste a nuestro primer hijo, y voy a estar contigo incluso si llegases a perder el amor por mí. Haré que vuelvas a enamorarte de mí, no importa cómo, no importa quién este, no dudo de tu amor, vamos a salir adelante, te lo prometo.

–Eres la persona más comprensible que he conocido.

–Lo sé cariño y deja de pensar en todo aquello ¿sí? Mira no quería hacer esto hoy, pero vine preparado y dadas las circunstancias yo quería preguntarte si...–Jeff saco una cajita del bolsillo de su chaqueta, lo abrió dejando ver un hermoso anillo. –¿Te casarías conmigo?

Con una sonrisa en el rostro, le dije que sí, él coloco el anillo en mi dedo con lentitud, para luego dejar un beso en mi mano, amaba a este hombre y amaba sus detalles. Esa noche al llegar a casa hicimos el amor, si era cierto que en el pasado habíamos perdido a un bebe, después de la perdida los estudios médicos revelaron que mi matriz no estaba apta para recibir bebés y que por ende no podría embarazarme nuevamente, para aquellos días tenía 25 años, era aún joven y no me importaba no poder ser madre, sin embargo tiempo después me preocupaba la idea de que Jeff quisiera tener un hijo y que yo no pudiera dárselo, caí en depresión profunda por el tema, y Jeff me reconforto, él sabía la situación y no se preocupaba en lo más mínimo acerca de tener hijos, él había dicho que podíamos adoptar un hijo siempre que ambos quisiéramos y estuviésemos preparados para aquello.

–Buen día. –me acaricio la dulce voz de Jeff.

–Buen día.

–¿Quieres salir a desayunar o prefieres desayunar aquí?

–Dado que no tengo comida en la alacena ni en el frigorífico creo que prefiero salir a desayunar. –respondí entre risas, él rio conmigo.

–Vale entonces.

Jeff me llevo a una pequeña cafetería un poco alejada de la ciudad, entrar a aquel lugar inundaba los sentidos y abría el apetito, el sencillo aroma del café recién hecho te invitaba a sentarte.

–Buen día tengan ¿qué puedo ofrecerles? –nos preguntó una señora de aparentemente 50 años, su cabello negro pintaba unas cuantas canas y sus ojos dejaban ver unas cuantas ojeras.

–Nana, sírvenos lo mejor que tengas y un café con leche para ella. –exclamo Jeff a la señora.

–Claro que sí Jeffrey. –respondió ella pintando una dulce sonrisa en su rostro.

–¿Nana? –pregunté divertida.

–Sí, ella fue mi nana cuando era un pequeño niño, quizá no te lo haya contado antes pero nací aquí en Nueva York, nana me cuidaba mientras mamá y papá trabajaban cuando cumplí 6 años nos mudamos a Venecia, crecí ahí y aprendí el idioma es por ello que el acento a veces se escucha mientras hablo, supe de la cafetería de nana cuando regrese aquí y te encontré, después del tour me puse a buscar un lugar para comer, hasta que di con este lugar, nana de hecho, me ayudo a regresar a Estados Unidos mientras que yo conseguía un trabajo.

–Interesante.

La señora regresó sirviéndonos los platillos, Jeff tomó su mano.

–Nana quiero presentarte a Jessica, ella es mi prometida.

–¿La chica del tour? –preguntó un poco sorprendida.

–La misma.

–¡Vaya que eres bonita muchacha! –exclamó emocionada la señora mientras apretaba la mano entre las suyas en un cariñoso gesto. –Me llamo Lola por cierto y es un placer conocerte.

–El placer es todo mío.

Después de desayuno y una larga charla con nana, nos dispusimos a comprar mercancía para la casa, Jeff había dicho que no quería estar saliendo a la tienda seguido y que era mejor comprar todo lo necesario de una vez. Nos estábamos divirtiendo, era la mañana más tranquila que había tenido a comparación con mis otros días de descanso, sin embargo, mi celular sonó justo cuando íbamos a pagar, me disculpé con Jeff y salí a responder la llamada.

–¿Sí?

–Jess, soy Anthony te hablo desde el hotel, hay un muchacho aquí en recepción buscándote, dice que te ha visto ayer antes de que te marchases y asegura conocerte.

–¿Quién es?

–¡Hola Jess! Soy Jake Henryck. –Quedé petrificada y colgué la llamada lo más rápido posible, lo que más me temía había sucedido. ¿Qué pasa cuando estás enamorada de alguien y un viejo amor regresa a tu vida?

Te amo por siempre.  A veces el amor nos vuelve locos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora