Entre mis deseos y tu aliento

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Fueron dias llenos de espesor, y un calido aroma a jueventud, trascurrian con normalidad entre sus ojos y mil problemas. Eran debates, risas y sarcasmos, pero mas que nada era tension, no una mala ni una tenue, era intensa y casi sofocante, el aroma a feromonas emanaba tras cada sonrisa, no habia cariño, por lo menos no hasta ese instante.
Admito que estaba embriagada por la ansiedad de mis labios, ya que eran estos mismos los que habían sucumbido al extasis de los suyos, pero no, todavia no los habian deborado, mas aun en sueños y delirios propios de las copas, habian probado hasta la comisura de tu piel. Fue entonces cuando la vida misma, nos embauco, una noche diferente. no estaba planeada, no era mas que una de tantas. Pero tu ya lo sabias pues habias descubiero lo que tu tacto me hacia, era quemarme sin consumierme, era torturarme estando en el cielo, y fue entonces cuando entre jugeteo tocastes la via de mi espalda, la via de mi placer y vistes asi el eriso de mi piel. Poco despues los cuerpos habian hecho lo suyo y yo era la presa de tus piernas, tus brasos parecian comodos siendo esposas, y tus ojos le hisieron la maxima competencia de noche que habia visto, la luna misma se asusto, ahí estaba yo, atrapada entre mis deseos y tu aliento, ahi estabas tú, jugando con mi resistencia, jugeteando con mi voluntad, pero algo se te escapo, y algo nos consumio, fue entonces cuando el oxigeno se volvio escaso, cuando levemente soltastes tu amarre solo para comprobar que no me safaria de este aunque pudiese, ya una ves habia estado a punto de pecar y mi voluntad me habia salvado, pero esta ves me habia dejado sola ¡Oh carma mio, donde te me as metido!

De repente, entre mis ojos perdidos por las montañas que adornaban tu habla, senti como esas mismas montañas rosaban las mias, dulce extasis que ninguna droga alcansa! Y empeso titubiar mi ser, temblando tras el fugor de esos dos cuerpos carnosos, y no soporte y no soportastes. El instinto carnivoro que segun la ciencia algun dia reino este planeta estaba vivo entre ellos, eran poseidos, eran furiosos, eran dos locos salidos de algun manicomio por el que habian estado preso años, era como si nunca hubiese probado placer alguno, era la mismisima gloria.

¡Era tan solo el comienzo!

Palabras a un infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora