Carta a Abril.

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Domingo 5 de abril del 2020

Abril, por varios años me has dado alegrías, por varios años has sido motivo de celebración y hoy no me eres la misma, existe una nube negra en tus días, abril, no sé cómo decirte esto. Un dolor creciente y razonable me invade, y no se a quien más acudir si no es a Dios.
Dime abril, como actuaré, que haré, acaso lloraré. Tengo miedo no ser capaz. Abril, es duró y no se cómo ser valiente.

El plan ante las circunstancias se a decidido, y los valores se an replanteado, las causales están sin importancia y el transcurso de la imaginación ante tal dolor me es inconcebible, decisiones dolorosas me aclaman, no sé si pueda contestarles. Abril, es cruel tener que actuar.

Ella a expuesto su quejar, y todos han escuchado su dictamen, algunos se han opuesto a sus medidas, y otros sabemos que es lo correcto. Abril, está carta duele, y espero lo comprendas.

Tengo que ser fuerte pues ella me preocupa, no tengo más fuerzas ya que las meras migajas de valentía y dureza las tomé de ella. Ella es fuerte, siempre lo ha sido, una guerrera sin duda alguna y aún así se aqueja, yo no soy nadie y aún así debo ser fuerte.

¡Abril! Dime Abril, que haré si no es ella pero eres tú. ¡Abril, no quiero que seas tú! Daría mi vida para protegerte, pero tengo que cuidar de más vidas, lamento no ser imortal, pues así moriría por cada angustia de ella, aquellos y de ti, me preocupa no volverte a ver. Duele, abril, duele.

El dolor de las decisiones por los motivos de mortandad, han causado un testamento de acuerdo a la frialdad, los cuerpos orillado al río de lágrimas de gente en sus cuevas, an hecho de ella un lecho de lágrimas y coraje, y me a hecho oír su voluntad, ante la muerte inevitable, o ante el dolor inconsolable, estaré a lado de ella, pero si eres tú Abril, si eres tú, con gran dolor de aquel que no guste de nuestra devoción, iré por ti abril. Iré por ti, aunque eso cueste el miedo a que el pesar alcanse a alguien más en el tiempo de mi ausencia. Abril, temo por ti. Abril, temo por ella. Temo por aquellos.

Oí el dolor en este nudo que ata mi sentido de respiro, y la tristeza de mi coraje al alcanzar el sentido de raciocinio, si es que logró alcanzarlo. Nececesito que le temas a tu hermano y detestes la compañía en vano, necesito que aborescas los objetos que algún día apreciastes y te enamores del encierro. Necesito que seas obediente, pues es la única salida.
Abril, te prometo que tendre fuerzas, pues tanto ella como tú, yo y aquellos, estamos en riesgo.


Dios te cuide abril. Porfavor, cuidate mi adorada abril.

Palabras a un infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora