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—"Lee Know", creo que ese apodo te queda lindo —Un hombre mayor, alto y moreno, de cejas perfectas y labios gruesos, hablaba sentado junto al castaño, mientras tomaban un par de bebidas en la barra de un bar. Lee Know llevaba puesto un pantalón gris entallado y una camisa de satín blanca. Tela que no brillaba tanto como su piel bañada en sudor por el asfixiante calor del lugar. 

—Un amigo me dijo que lo usara porque me haría lucir más interesante o algo así, pero yo ya me siento bastante interesante —El castaño bromeó sintiendo cómo el alcohol lo tenía un poco mareado ya. Fingía que no se daba cuenta de cómo aquel hombre de traje deslizaba sus dedos por uno de sus hombros hasta el otro, rodeándolo como si se tratara de una serpiente enrollándose alrededor de su pequeña presa. 

—¿Ah, sí? ¿Y qué otras cosas te hacen interesante, dulzura? —Su voz era rasposa y eso hizo que el castaño se preguntara la edad del sujeto, ¿treinta y tantos? ¿Cuarenta? Se veía lo suficientemente mayor para salir del rango de Lee Know. Él no tenía un especial gusto por los llamados "daddies" pues prefería presas más jóvenes. Él amaba llevar el control en todo. Le parecía más divertido sorprender a sus acompañantes con sus técnicas en la cama que tener que soportar las demandas de un viejo con aires de grandeza.

—Por ejemplo... no soy un chico fácil —Miró al sujeto a los ojos, ladeando un poquito la cabeza, apenas lo suficiente para mirarlo desde abajo con una pizca de alma retadora.


No había que hacer mucho con hombres como ese. Cuando encontraban a un bottom reacio simplemente retrocedían porque estaban muy acostumbrados a tener chicos que besaran el suelo por donde caminaban, niños más enamorados de sus billeteras o palabras rebuscadas, que de sus pollas. Y Lee Know no era así. Tampoco tenía issues con la autoridad ni con su padre. Quizás por ello los hombres mayores le parecían comunes, poco atractivos y para nada un objeto al qué hacer sexual. Él sólo los veía como hombres hartos de la rutina, cansados de sus trabajos y hartos de las tetas de sus mujeres. Un chiste en un bar.

Y tal como lo supuso, el hombre se disculpó, terminó su bebida y fue a sentarse más lejos en la barra. El castaño en cambio, echó un ojo por el lugar. Más y más hombres tan poco atractivos le rodeaban.

"AGH, ¿qué aquí no hay nadie que valga la pena?". Sus quejas mentales se terminaron junto a su bebida y se marchó del sitio.

Hacía meses que no encontraba a un buen chico que lo dejara, si bien no pidiendo más, al menos un poco feliz. Todos eran iguales, creyéndose un Adonis frente a él, tratando de asombrarlo con sus billetes o con su ropa de diseñador. Alardeando de tener pollas increíbles y al final ni siquiera sabían usarla. Y él comenzaba a sentirse más y más frustrado.

—Ey, Min —Un joven hermoso teñido de rosa, se acercó a él después de terminadas las clases

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—Ey, Min —Un joven hermoso teñido de rosa, se acercó a él después de terminadas las clases. No habían estado durmiendo lo suficiente debido a los deberes y luego de mucho tiempo, finalmente tendrían la tarde completamente libre. Sin tareas ni proyectos ni ensayos ni prácticas. Por un milagro podrían dormir y quitarse las ojeras grises de debajo de sus ojos. Pero su mejor amigo, Félix, un pecoso alto de acento gracioso, parecía tener otros planes. 

How I met the love of my life [ Banginho | Stray Kids ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora