Pétalo 2

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Dos largas semanas pasaron antes de que aquel botón de cerezo finalmente floreciera y tal como dijo Itachi, ambos se volvieron a encontrar.

Esa tarde, Sakura caminaba por la Aldea en busca de algunos encargos que le había hecho su madre, mientras el Uchiha nuevamente regresaba de una misión junto a Kakashi Hatake.

Ambos chicos caminaban tranquilamente cerca de la entrada de Konoha, hasta que el azabache distinguió a lejos una peculiar cabellera rosada.

Pronto una enorme sonrisa apareció en su rostro y aquello no pasó desapercibido por la mirada curiosa del Hatake. Así que este último se excuso diciendo que estaba cansado y que iría a descansar.

Más tarde le pediría explicaciones a su amigo, así que simplemente se despidió de él y desapareció en un parpadeo.

El Uchiha no lo pensó dos veces y se puso en marcha para alcanzar a la pelirrosa.

- ¡Sakura, déjame ayudarte! - Itachi llegó a su lado y la ayudó con algunas de las pesadas bolsas que llevaba la pelirrosa.

Involuntariamente las mejillas de la pequeña se tornaron de un tenue color rojizo y apenas pudo agradecerle al azabache.

Su corazón latía demasiado rápido y tenía miedo de que el chico a su lado notará aquellos sentimientos que empezaban a florecer.

- Gracias, Itachi-san

- No es nada, Sakura-chan. Para mí es un placer pasar tiempo contigo.

El azabache habló tan despreocupadamente que apenas se percató que el rostro de la pelirrosa se convirtió en un tomate.

- Etto...

Sakura junto sus dedos con algo de nerviosismo mientras trataba de pensar de qué hablar con él mayor.

Por otra parte, al Uchiha le enternecio ver lo que su presencia provocaba en la pequeña niña y eso de cierta forma, comenzaba a gustarle.

- ¿Dijiste algo, Sakura-chan? No he podido escucharte.

Susurro muy cerca de su rostro y la pequeña finalmente se desvaneció en sus brazos.

- ¡¿Sakura, estás bien?!

Itachi la sujeto con fuerza y corrió lo más rápido que pudo hasta el hospital de la Aldea.

- Solo ha sido un simple desmayo, no hay de que preocuparse. Al parecer se encontraba algo deshidratada, pero estará bien.

- Arigato.

- Sus rostros me parecen familiares, así que supongo que esta no es la primera vez que terminan aquí. ¿Esta jovencita es tu novia?

El karma de Itachi había llegado.

Tal como le había sucedido a la pequeña Haruno, sus mejillas inmediatamente se tornaron de color carmesí y él Uchiha terminó sin poder articular ni una palabra.

Carraspeo un poco, antes de poder sostenerle la mirada a aquella mujer.

- Etto... quisiera que lo fuera, pero aún no ha llegado el momento de confesarle mis sentimientos...

Instintivamente miro hacia la camilla en donde la pelirrosa se encontraba y volvió a hablar.

- De cualquier forma, siempre la protegeré.

- Eso espero, muchacho.

La mujer sonrió y le dio una palmada en el hombro al azabache, antes de finalmente marcharse.

...

Las horas transcurrieron de manera lenta mientras el suero que le habían proporcionado a Sakura apenas estaba por terminarse e Itachi tal como había prometido, se quedó cuidándola toda la tarde.

Deleitandose con la belleza de aquella niña frente a él.

Por otra parte, también había logrado contactar a su amigo Kakashi para pedirle que llevará las compras a la Sra. Haruno. Más tarde tendría que darle explicaciones a ambos.

- ¿En dónde estoy? -Sakura finalmente recobraba la conciencia y poco a poco sus ojos esmeralda se abrían de par en par.

- En el Hospital, te desmayaste hace un rato.

El Uchiha bajó la revista que se encontraba leyendo.

Tan pronto sus miradas se cruzaron, la pelirrosa recordó lo sucedido y sus mejillas volvieron a teñirse carmesí.

- Es algo tarde, te llevaré a casa.

Ambos caminaron por el pasillo e Itachi firmó los papeles de alta.

- No quiero que vuelvas a desmayarte, así que sube.

La pequeña frunció el seño confundida hasta que pudo ver al mayor a una altura considerable para que ella pudiera subir a su espalda.

Aferro sus pequeños brazos a su cuello para no caerse y continuaron en silencio hasta la residencia Haruno.

- No debiste haberte molestado.

La madre de Sakura al verlos llegar, tomó en sus brazos a su hija e invitó al Uchiha a pasar.

Estaba muy agradecida de que su pequeña tuviera a alguien tan caballeroso con ella. Y más sabiendo que aquel chico pertenecía a un distinguido Clan.

- Gracias por la cena, Sra. Haruno. Para mí ha sido un placer traer a Sakura.

- Me alegra oír eso, Itachi-San. Aunque de cualquier manera siempre eres bienvenido en nuestra casa.

- ¡Mamá! -La pequeña la miró sonrojada.

A pesar de su corta edad, conocía a la perfección las intenciones de su madre.

- Debo irme, aun tengo algunos asuntos pendientes.

- ¡Vuelve pronto! -La mayor se despidió dejando a ambos chicos solos.

- En cuánto a ti... -Itachi se agachó para quedar a la misma altura que la pelirrosa-... tengo algo para ti.

Saco una pequeña cajita de su bolsillo y la colocó en sus manos, justo antes de besar su mejilla y desaparecer en un parpadeo.

Sakura tardo algunos segundos en reaccionar hasta que una enorme sonrisa apareció en su rostro.

Abrió la cajita que el mayor le había dado y en ella había un cerezo con una nota.

"Esta vez no necesitamos esperar a que este cerezo florezca, nos volveremos a ver más pronto de lo que crees. Así que solo guardalo y recuerda bien mis palabras"

En tu mirada. ~ItaSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora