Microrrelato (8)

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Bar

Sentado en aquel bar, solo, mientras miles de ideas pasan por mi mente, cada una de ellas se relacionaban a la misma dirección, mi libro, tenía más de 5 meses desde la última publicación de mi libro "locos de noche" sin duda había sido un gran éxito en varios países, al principio pensé que no valdría la pena por tan pequeño que fue sin embargo no fue excusa y las personas lo aceptaron bien.
Ahora solo me encuentro desparramado en la silla de aquel bar, el alcohol no podía borrar esto que tengo, por favor que alguien me diga que se toma para las penas cuando el alcohol no sirve.

Quería borrarla, no podía vivir sin ella, solo quería morir, estando sentado miles de ideas se vinieron a mi mente. Ella a mi lado estando felizmente casados y con unos pequeños niños, ella a mi lado escapando de nuestras familias, todo se terminabas en ella y yo siendo felices pero ahora que más me queda. Soltando un suspiro que no sabía que tenía bebí mi doceavo trago de esta noche, no puedo hogar mis penas en alcohol, sonará chistoso pero creo que las malditas saben nadar.
Miraba el bar como si fuera el sitio más emocionante de todo Denver, había mejores bares sin embargo era el más cerca del trabajo y realmente no quería ir muy lejos, no después de enterarme de lo que sucedió con Annabeth, ella no tenía que pasar por esto sola, ella no, con alcohol por mis venas y una gran cantidad de coraje decido ir y verla aún sabiendo que no quiera verme en lo absoluto.esta mujer lo tiene todo, su pelo, su boca, no puedo borrarla así nada mas, es mi primer pensamiento, tendré que olvidarla, tal vez termine loco por ella.

no tenia donde ir, estaba solo, tanto tiempo que estuve vagando que nunca me di cuenta que no tengo lugar al cual llamar hogar, muchas veces me replanteaba si esta era vida sin embargo callaba a mi razonamiento con la misma respuesta "solo sigue" en realidad no se si pueda considerarse una respuesta lógica pero era lo único que podía decir, los demás pensaban que estaba loco y tal vez lo este.
Al principio pensé que esto sería una anécdota fantástica, mi fin sería contarla en cualquier lugar que pudiera sin llegar a molestar o cansar a los oyentes sin embargo al paso que voy nadie escuchará esto tal vez tenga la suerte de escribir y dejar un pequeño grano de mí a los demás.

Al llegar a casa vi ese baúl que tenia guardado arriba del ropero, con duda lo tomé y decidí abrirlo sabiendo que había decidido no hacerlo si mi vida dependiera de ello, creo que llego el momento.
Al abrirlo vi una serie de cartas perfectamente cuidadas, enredadas entre un bello listón rojo y una hermosa rosa negra, "sus favoritas" pensé.
Era sorprendente el tiempo que tenían guardadas y parece que el tiempo no ha pasado por aquí dentro, ya me canse de vivir tanto tiempo en la agonía pero estos demonios no quieren irse, por las noches suelen susurrar múltiples de cosas que no puedo entender, tal parece que mi realidad gira al rededor de ellos.
Ya me canse de vivir tanto tiempo en la agonía y no ser quien yo puedo ser pero prefiero morir en el intento, me levanto pensando cuando volveré a verte ya que tú última llamada me dejo un vacío inesperado.
Pensé que nunca volvería a ver estas cartas pero creo que me equivoqué. Tomando el listón empiezo a recordar cada situación en la cual me fui envuelto que me hizo escribirlas. Tomando la primera carta, inconscientemente la acaricio y la abro leyendo solo un poco.

"Sabes que en ocasiones la vida duele pero solo dolerá un poco el resto tu lo decides"
Vi otra que decía.

"Ni los mismos ángeles podrán negar tu belleza y deja aclaró que no es por ser cursi solo que jamás miento, jamás lo hago y si lo hiciera tú serías a la última persona que le mintiera"

"Solo pienso que esto será lo mejor que pueda, será lo único que valdría la pena en mi vida, será mucho mejor, valdrá la pena seguir con vida porque tú estarás en ella"

No podía pensar que tan enamorado estaba de ella como para escribir esto, está hecho me ha dejado vacío. Por más que leía estas cartas no puedo dejar de sentirme un idiota, todo el amor que sentía por ella jamás se irá, estas cartas son un signo de ello así que solo queda esperar que el tiempo haga lo suyo, me pregunto porque nunca las entregue pero eso termina hoy, haré mi último esfuerzo y me iré sin pena o gloria como debí de haberlo hecho antes.

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