promesa

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Se supone que el día más esperado llegó, el día que se uniría a la mujer que "amaba". Así pensaba  Hyukjae al despertar.
La mañana fue muy movida, Hyukjae estaba vestido con su ropa de siempre, camino a la sala principal donde el rey le había llamado.

-Lee Hyukjae- saludó el rey -Hoy es un gran día para ti, ¿No?-

-Si señor- se inclinó al escuchar la puerta abrirse.

-Buen día Rey- Lee Donghae se sentó y por un breve momento sintió que el rubio lo veía.

-Entonces retomando el tema- el rey ajustó su voz -Deberías agradecerme por prestarte mi jardín-

-Muchas Gracias rey- se agachó
-No hay nada que agradecer, eres mi mejor soldado. Es lo menos que puedo hacer- se levantó -asistiremos, así que guarda la mejor mesa para nosotros-

-Si-

Donghae estaba desayunando sólo, parecía que no había nadie, pero cerca de él estaba su amado rubio.

-Así que- rompió el silencio -¿Te casadas?-

-Si, señor- firme y frío, así era como se escuchaba.

-¿Es lo que quieres?- Hae bebió de su té, ese nudo en la garganta y ese sabor amargo no se iba con nada.

-Si- respuesta corta pero sin vacilar. Tenía que hacer lo posible para no cambiar de opinión.

-Pensé que me querías a mi- cuando el castaño no escuchó respuesta siguió -Por favor no lo hagas- suplicó con la voz temblando -Hay que huir, podemos vivir en el campo o donde sea, Pero, no te cases- suspiró -Casarte va a significar que ya no eres mío-

-Lo siento príncipe- caminó a la puerta -Lo veré en la boda-

Y así como lo prometió, ahora Lee Hyukjae estaba en el altar, su mirada debería de estar en su futura esposa, pero contrario a eso, sus ojos sólo veían la triste expresión de un castaño cubierta por una seriedad sin fallas.

La música comenzó a sonar y su mirada seguía clavada en su precioso príncipe, en ese momento se preguntó ¿Era lo correcto? ¿En verdad sería feliz así? Pero era tarde porque frente a el él se encontraba su futura esposa. Dio vuelta para poder dejar de lado tal locura, lo amaba, claro que lo amaba pero no podía tomar decisiones precipitadas solo le estaba protegiendo de aquello que podría pasar si alguien se enterara de su relación, de su amor prohibido.

Después de haber prometido y poner sus nombres en el libro sagrado, por fin era hombre casado, todos los amigos de su esposa les sonreían y felicitaban.

-Felicidades- se acercó el rey junto a su familia.

-Gracias- se inclino y por un momento sus ojos pudieron apreciar los ajenos que estaban llenos de dolor y duda, dudas que serian respondidas por él y que planeaba explicar y jurar.

Al poco tiempo de la partida de la familia real, una mujer de unos 60 años se acercó a él y colocó su huesuda y fría mano en su hombro.

-General Lee- le llamó la anciana con la voz rasposa y aguda que podía llegar a lastimar con un grito –Soy la madre de IU- claro que Hyuk se sorprendió pues aunque IU fuera su esposa, nunca había conocido a su progenitora, no porque no quisiera sino porque ella vivía lejos y él no era una persona que tuviera el tiempo de salir a ser social o conocer.

-Un gusto madam- le tomo la mano y con cierta duda la estrecho.

-oh por favor- le sonrió –No vengo aquí para hacer formalidades, en este momento solo vengo por dos cosas. La primera es felicitarte por tu boda y la segunda- de repente el ambiente se sintió un poco más pesado, me recordaba a las veces que iba a la guerra, me recordaba a cada pesado entrenamiento, sentía el peso de algo negativo –Si tú llegas a lastimar a mi hija, te arrepentirás toda tu vida-

-Mi intención no es dañar a su hija, contrario a eso, intentare protegerla y amarla- quizás sonara hipócrita decir esas palabras pero, era verdad, no dejaría que nadie la lastime o al menos físicamente.

La noche cayó y ambos llegaron a su habitación del castillo, el rubio se sentó en la cama pues lo que venia, era algo que no deseaba que pasara porque ella no era él, no era su pequeño castaño.

-Hyuk- por alguna extraña razón ella estaba acostada y casi desnuda, era su esposa y eso era normal, tenia que hacerlo.

¨Perdoname Hae¨ pensó mientras comenzaba a tocar el cuerpo femenino en su cama ¨Lo siento¨ suspiró mientras besaba a la mujer.

Y la noche de boda pasó, el rubio despertó angustiado y sintiéndose culpable mientras su esposa sonreía por el gran acto que habían hecho, al fin el general era solo suyo y de nadie más.

Como uno de los guardias Hyuk regresó a los cuidados hacia los futuros novios y reyes, gracias a eso pudo hablar con Hae.

-Escucha, sé que estas molesto pero no puedo permitir que algo te pase por mi culpa, he visto las torturas y son monstruosas, no quiero que nos hagan nada de eso-

-Hyukjae yo moriría por ti- le miro el castaño con una leve sonrisa –Te amo tanto que si muriera, te buscaría en la otra vida para poder estar a tu lado-

-Hae- abrazó el pequeño cuerpo –Te amo mucho, mierda. No sé como pasó peor lograste robar mi corazón, lograste que mi corazón latiera solo por ti-

-Hyukjae yo moriría por ti- le miro el castaño con una leve sonrisa –Te amo tanto que si muriera, te buscaría en la otra vida para poder estar a tu lado-

-Hae- abrazó el pequeño cuerpo –Te amo mucho, mierda. No sé como pasó peor lograste robar mi corazón, lograste que mi corazón latiera solo por ti-

-Pero mi corazón duele al saber que en esta vida no puedes ser solo mio, que no puedo tomar tu mano enfrente de todos, que no te puedo abrazar ni besar sin ser sentenciado a la muerte solo por amar, que mi prestigio caerá si me enamoro de alguien que no le gusta a la sociedad-

-También es difícil para mí- suspiro y le dio un pequeño beso –Pero si así puedo estar a tu lado pues eso está bien, seria peor no poderte ver nunca-

-Entonces hagamos una promesa- susurro mientras colocaba su cabeza en el pecho ajeno

y en lo profundo de un bosque, entre los árboles mas bonitos y debajo de un azulado cielo, tan puro como este amor, tan prohibido como su corazón y tan difícil como expresar el amor en la mas pura de sus formas. Dos hombres que nunca debieron enamorarse, dos hombres con demasiadas cargas, dos hombres con diferentes vidas, ambos hombres se susurraron la promesa que en su próxima vida por fin serian libres de amarse, serian libres de mostrar al mundo cuanto amor se tenia, que incluso esa amor traspaso las barreras del tiempo y del alma misma.

sin embargo como es que ambos chicos iban a saber que entre los arbustos de un abandonado bosque, alguien veía con enojo y odio como ambos chicos sellaban su promesa con un beso lleno de amor.

TragedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora