الصداقة والموت

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Amistad y muerte

Pendio gruñó y apartó las ramas de los árboles con su rifle. No esperaba esa reacción de Boncix. ¿Escapar de esa manera...? ¿En qué estaba pensando? Pendio siguió caminando apartando todo lo que se le atravesaba con el rifle. Estaba muy furioso...bueno, más consigo mismo que con Boncix. Sabía que su amigo se sentía mal por la muerte de su novia, así que lo entendía.

Siguió caminando a paso veloz, hasta que algo llamó su atención. Había un claro justo en frente, en el cual había un chico tirado murmurando cosas y delirando. Pendio se acercó lentamente, seguido por Joey, y al llegar a una distancia considerable, el mago se percató de que era ni más ni menos que Boncix. Joey y Pendio se abalanzaron junto a él rápidamente y lo examinaron. Parecía que lo habían atacado. Tenía aruñones en los brazos y un tajo no muy profundo en la espalda.
-¡Invocación, títere de madera!- exclamó Pendio y chascó los dedos. Otro títere de madera apareció a lado de Boncix.
-Hola, amo-dijo el muchacho de madera.
-Hola, Akasvayu - saludó Pendio apretando el semblante. Otro mechonsito gris apareció en su fleco y el mago se estremeció. Sabía que el exceso de magia en su cuerpo lo iba a terminar matando, ya que si utilizaba mucha magia seguidamente su vida se iba acortando y su salud se iba deteriorando, al igual que su memoria.

Pendio sacudió la cabeza y alejó esos pensamientos de su dañada mente.《Tienes que concentrarte en Boncix》pensó y miró a Akasvayu.
-Tienes que explorar el perímetro alrededor de diez metros- ordenó y el títere asintió, poniéndose en pie-. Verifica si hay cualquier cosa extraña y quiero un reporte en cinco minutos ¿entendido?

El títere hizo un gesto afirmativo y se alejó por el bosque ondeando su capa negra.
Pendio centró toda su atención en Boncix. Puso ambas manos sobre su espalda y murmuró unas palabras.
- ¡Saneri corpus!

Un brillo verde agua salió de sus manos, iluminando el área de la oscura noche. Boncix empezó a respirar de manera más lenta y calmada, y sus heridas fueron sanando de a poco. Después de un largo rato sanando a su amigo, Pendio empezó a cansarse. Su mirada se nubló y sus manos comenzaron a temblar. Estaba a punto de ceder al cansancio cuando una calmada y grave voz que arrastraba las palabras lo puso en total alerta.
- Vaya, cuánto tiempo, Pendio.

El mago no se volvió debido al cansancio, así que solo se quedó escuchando. Sabía que si movía un solo músculo podía sentenciarse a tortura o muerte. El mago simplemente siguió curando a su amigo.
-Vamos, veme a la cara- dijo la voz con arrogancia, simulando cariño.

Pendio empezó a marearse
Su magia se estaba agotando y tenía a un posible enemigo detrás suyo.
-Boncix...- murmuró el mago con inquietud, moviendo suavemente el cuerpo semiinconsciente del wolfyr. Boncix entreabrió los ojos y gimió de dolor y fastidio-. Qué alivio...-murmuró Pendio y finalizó el hechizo. Pendio se levantó con dificultad. Sentía el cuerpo pesado y no podía pensar con claridad. Boncix lo miró con el ceño fruncido e hizo ademán de levantarse, pero Pendio le hizo señas para que se mantuviera en el suelo. El mago se volvió sobre sus talones y se encaró con la persona que se hallaba frente a él.
-Hola, hermanito- dijo Akaldik, el hermano mayor de Pendio con una sonrisa torcida. Se trataba de un muchacho alto, de ojos grises y rombos en las pupilas,piel clara y cabello gris y largo hasta los hombros. Llevaba puesto una camisa de botones color roja, un pantalón negro, unas botas de cuero color café y una larga y raída capa negra que le ondeaba a la espalda. Pendio lo miró expectante, no sabía si la presencia de su hermano era mal o buen augurio.
-Hola, Akaldik- dijo el mago tratando de disimular el temblor en su voz a causa de la fatiga y el miedo... Más por el primero que por el segundo. Akaldik dejó de sonreír y se acercó lentamente a su hermano, y se detuvo hasta estar a escasos centímetros de distancia. Akaldik era, por mucho, más alto y fornido que Pendio. Su poder era... Bueno, más que un poder era una cualidad: la tortura psicológica. Akaldik mantuvo la mirada de Pendio unos instantes, pero después el joven mago la apartó con nerviosismo.
-Vaya...-murmuró el mayor y volteó la cara-. Has crecido, hermanito- comentó con melancolía y se volvieron a mirar.
-Sabes...ya estoy grandecito para estos juegos... ¿no crees? -dijo Pendio resuelto- ¿Qué haces aquí?
Akaldik agachó la cabeza y dijo apesadumbrado:
-Estoy protegiéndote- admitió y alzó la mirada-. Debes de dejar de usar tu magia o...
-¡¡Ya lo sé, Akaldik!!- exclamó Pendio y se mareó un poco. Respiró hondo y posó una mano en su frente y se secó el sudor.
-Hermano, te estás haciendo daño, y lo sabes-dijo Akaldik con gravedad. Se acercó más a Pendio-. No quiero que a mi única familia le pase algo...
Pendio ya había escuchado suficiente. Sabía que Akaldik se podía preocupar por él, ya que era su hermano, pero no podía decirle qué si y qué no debía hacer.
-¡¡Desalientus!!- exclamó Pendio y apuntó a su hermano. El hechizo lo alcanzó y Akaldik se quedó sin aire, como si le hubieran dado un fuerte golpe en el estómago. El hermano mayor cayó de rodillas con los brazos alrededor de su vientre y tragó bocanadas de aire. Por otro lado, Pendio sintió una horrible migraña y cayó de boca en el suelo, con un fuerte mareo.

AIDEN'S INC. Los Titanes. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora