Capítulo 4

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Despertaste con un fuerte dolor de cabeza, que te impidió levantarte a la hora. Viste como Clockwork entraba molesta.

- Hey, despierta. - Te quitó la sábana con brusquedad, pero al verte hecha bolita y roja como una bola incandescente, le cambió la cara. - Ponte boca arriba. - Le hiciste caso, te costó, ya que cada vez que te movías el dolor se hacía más intenso. Ella posó la palma se su mano en tu frente, era suave y templada, a diferencia de otras ocasiones en las que parecía un cubo de hielo. - Dios, estás ardiendo. - Abriste un poco los ojos, te dolía la luz del sol, así que apuntaste débilmente con el dedo índice a la pequeña ventana que dejaba entrar toda la luz solar. Clockwork enganchó las puntas de una manta más o menos gruesa en la separación entre la ventana y la pared, una vez que se aseguró de que estaba sujeta, se fue por unos minutos. Al volver, trajo una toalla rota y vieja, mojada en agua, dicha tela, la puso en tu frente con delicadeza. Tu suspiraste de alivio al sentir el frío en tu cuerpo, el cual estaba hirviendo, y posaste tu mano en la toalla húmeda. A pesar de que no veías, sentiste que el colchón viejo y un poco roto, se hundía. Entendiste que tu maestra se había sentado a tu lado.

- No tienes por qué quedarte. - Te salió un hilo de voz, no tenías las fuerzas para hablar claro y fuerte.

- Tengo que hacerlo. No quiero... No necesito que te enfermes más. - Se corrigió. -Es inconveniente para la misión. 

Abriste los ojos, y la miraste fijamente. No te miraba, estaba viendo fijamente al suelo, como si estuviera en un trance. 

-¿Maestra? ¿Estás bien? - Ella se giró a ti, y te miró un poco sorprendida.

- Descansa. Necesito que estés bien para mañana. - Dicho esto, se fue, cerrando la puerta detrás de ella. 

Pasaste todo el día en tu cama. Moviéndote de un lado para otro buscando comodidad, Clockwork remojaba la toalla cada 2 horas, y te traía un vaso de agua de vez en cuando. Toby, Masky y Hoodie vinieron a verte y a comprobar tu situación. Masky no hizo mucho contacto, supusiste que ahora le agradabas aún menos después del enfrentamiento del día anterior. Toby estaba intentando ser amable contigo, incluso te consiguió una barra de chocolate para cuando te sintieras mejor. Hoodie se mantuvo callado, pero antes de irse, te acarició un poco el brazo y dejó un papel en uno de los escasos muebles que habían en tu habitación.

Llegó la noche. El dolor de cabeza disminuyó poco a poco, y en la noche, casi ni te dolía. Te levantaste y viste la nota que te había dejado Hoodie. En ella decía: "Mejórate :)". Sonreíste ante aquel dulce detalle y saliste de tu habitación a buscar a tu maestra. La encontraste mirando por una de las rotas y viejas ventanas, con aire pensativo. Quisiste acercarte a ella, pero el suelo rechinó, y eso alertó a la castaña, la cual se giró hacia ti, sobresaltada, pero después cambió su expresión a una seria. 

- Tu deberías estar en cama. 

- Lo sé, pero... - Bajaste la mirada, un poco nerviosa. - Estoy aburrida, y me gustaría pasar algo de tiempo contigo.

- ¿Quieres... Estar conmigo? - Su tono sonaba desconcertado. Te esperabas un no, pero tampoco pensabas que se sorprendería.

- Pues... Si.

- Bien, vamos. - Salió por la puerta, tu le seguiste y trotaste hasta llegar a su lado. Ella caminaba con las manos en los bolsillos, y la cabeza gacha. Tu tenías los brazos por detrás de la espalda y la mirabas de reojo, pero tu cabeza estaba dirigida al frente. 

- ¿A dónde vamos? - Preguntaste, rompiendo el hielo.

- Sh... - Hizo una pausa y te miró de reojo, con su típica cara neutra. - Del uno al diez ¿Cuánto te duele la cabeza?

- Mh... cuatro. - Dijiste, dudosa. 

Seguido de eso, Clockwork te sonrió de forma maliciosa, te tomó de la muñeca y corrió con todas sus fuerzas. Tu estabas siguiéndole apenas, a pesar de que eras rápida, no eras ni de lejos como ella. Parecía un leopardo corriendo de alguna estampida en la sabana. 

Después de aquella carrera, llegaron a un edificio abandonado. Ella entró por un agujero de más o menos su tamaño, se giró e hizo un signo con la mano para que la siguieras. Caminaron y escalaron por aquella columna, hasta que llegaron a la cima; Tenía muros de roca sin construir y musgo por todas partes, al igual que enredaderas. Miraste de forma confindida todo el lugar.

- ¿Qué hace una estructura aquí, a medio construir? - Preguntaste, arqueando una ceja. Clockwork se encogió de hombros.

- No lo sé. Pero, me gusta venir aquí. - Se sentó en uno de los bordes y dio palmaditas a su lado, diciendo que te sentaras. Tomaste asiento y dejaste tus piernas colgando. - Vengo aquí cuando duermes. Es relajante ¿No crees?

- Supongo. - Contestaste de forma cortante. - Maestra...

- Clockwork. - Te corrigió. - Creo que es mejor que empecemos a tener confianza. - Te desconcertó aquella corrección, y no pasó desapercibido para la mayor. - Hey, cálmate. No digo que seamos amigas. Solo, deja de decirme maestra. Llámame por mi nombre.

- Estoy segura de que ese no es tu nombre. - Preguntaste, de forma burlona. Dudabas que sus padres le hubieran puesto tal nombre,pero estabas preparada para reírte a carcajadas si era así.

- Ja, muy graciosa. - Respondió Clockwork, divertida. - No. Ese no es mi nombre. Es decir, es un apodo realmente. Pero me gusta que me llamen así en vez de mi nombre. O, también se le podría considerar un nombre artístico.

- ¿Artístico? Mh... He visto como dejas a tus víctimas, y no encuentro que sea muy artístico. - Te giraste y le sonreíste. Estabas entrando en confianza como para hacer un poco de comentarios sarcásticos o bromas. Clockwork no se mostraba molesta, al contrario: Parecía que lo disfrutaba.

- ¿No has escuchado la frase; "El arte es subjetivo"? Picasso era abstracto, y aún así lo consideran un artista. ¿Por qué yo no puedo serlo? - Aquella comparación hizo que te rieras. ¿De verdad se comparaba con Picasso? No sabías mucho de arte, pero al menos entendías los mensajes que quería entregar con sus obras, y dudabas que Clockwork quisiera dejar algún mensaje con un par de gargantas cortadas y tripas encima de la cabeza de su víctima.

- No me digas... ¿Y cuál es tu mensaje para la población? - Preguntaste, burlona.

- Pues... No lo sé. Simplemente quiero que se cuiden. A la hora de matar no tengo escrúpulos. - Respondió, pensativa. - Sinceramente... Quiero hacer que los demás sientan como yo me llegué a sentir. Claro, mucho más reducido de lo que yo sufrí.

- ¿Puedo preguntar? - Clockwork suspiró y te miró. No lograste distinguir sus emociones.

- Mh... Mira... - Se le veía nerviosa. Y, en un acto de amabilidad, tomaste su mano. A pesar de que no te agradara al 100%, sentías cierta empatía en ese momento. - No. Esto... Esto no está bien. - Apartó su mano de la tuya como si le escociera. - ¿Volvemos a casa? - Se levantó y comenzó a caminar. Tú, perpleja, le seguiste.

Estuvieron en absoluto silencio durante el camino. Ninguna dijo algo. Imaginabas que era porque Clockwork no quería recordar su pasado, y tu no querías incomodarla.

Al llegar a casa, ni siquiera se despidió y fue a su habitación. Tu hiciste lo mismo, pero en vez de dormir, comenzaste a pensar:

Ella debe estar sufriendo. Aparte, no es mucho mayor que tú, o, al menos eso imaginabas. Alguien tan joven no debería estar sufriendo de esa forma. De a poco, comenzaste a entender por qué fue así contigo. Su pasado no debió ser lindo, y el que tu aparecieras, hizo que te viera como una víctima más con la que no se podía desquitar asesinando. Así que, decidió torturarte.

Estabas inmersa en tus pensamientos, cuando viste a la misma niña de la otra noche entrar por tu puerta. Te sobresaltaste y te alejaste de ella, arrastrándote en tu cama.

- No te asustes. Solo quiero que me escuches. - Su tono era infantil, pero serio.

- ¿Qué necesitas? - Dijiste, temblando.

- Slenderman nos necesita. Ahora.

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Como digas, Maestra -Clockwork x Female Reader (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora