Seguia acomodando botellas de potente veneno para ratas cuando se escuchó un golpeteo en la entrada del negocio, me levanté para abrir la puerta, se trataba del señor Leonardo, bastante ya más viejo desde cuando lo había conocido, pero con un gran sentido del humor, contaba además con un corazón juvenil y mentalidad alegre, me sorprendía tanto que un señor mayor pudiera contar con tanta dicha.
-Eh, Asdrúbal a que no sabes que...- Dijo mientras se dirigía lento a una silla.
-¿Que cosa Leon? ¿Como le fue en su viaje?-
-Todo salió muy bien, el sur del estado, bueno ciertas partes de él son más áridas de lo que pensaba, ya tendremos presencia en el sur muy pronto- Respondió el viejo sonriendo
-¿De verdad?, excelente. Pues entonces comenzará con los papeleos próximamente, le ayudaré pues-
-Mira, te iba a contar algo que vi durante la carretera. - Dijo y después tomó asiento
-¿Que ocurrió?, ¿asaltantes quizá?-
-No, vine por una ruta alterna a la que trae aquí a la ciudad. Tarde una hora más de la que normalmente haría. Me fui por Yocuawa, quería conocer ese pueblo de indios-
-Pues no se perdió de mucho, en ese lugar no hay nada más que nativos amargados-
-No, no es así. Hay una gran oportunidad de negocio te lo digo en serio, cuando mi camioneta pasaba por allí no podía contar el gran número de cucarachas que había por todos lados. Eran tantas que las llantas mataban apenas avanzaba unos metros, se embarraban en estas, puede ver la camioneta aún está llena de cuerpos de esas cosas?-
-Ese es un problema serio, ¿qué es lo que planea? - Pregunté tocándome el menton
-Escucha, el problema es muy muy grave, las cucarachas tapizaban las paredes de las casas, las calles ¡todo!, nunca había visto un problema tan serio de plaga, todavía antes de que ingresara al letrero de bienvenida del pueblo ellas estaban a las afueras, fue asqueroso Asdrúbal te lo digo-
-Bien, deberíamos mandar gente allá para fumigar casa por casa, seguro los indios querrán pagar para que nos deshagamos de ellas-
-Tengo una mejor idea, ve a hablar con el líder de Yocuawa el jefe indio, todo el pueblo padece de este mal, podríamos llegar a un trato con el para que demos una fumigada por toda la zona, esto sería hablar en palabras mayores, convéncelo muchacho, sé que eres muy elocuente. Ningún buen líder quiere que su pueblo padezca desgracias. Márchate mañana por la mañana, asegúrate de ir bien vestido, solamente convence a ese indígena, después nuestros muchachos fumigaran la zona por sectores, llévate unos bidones de veneno por si quiere que le hagas una demostración de lo eficaz que es nuestro disolvente de cucarachas.- El viejo se levantó y tranquilidad caminaba a la salida
-Bien don Leonardo, yo le aviso a su casa mañana cuando regrese si se hará eso-
Se rumorean muchas cosas sobre el poblado de Yocuawa, a grandes rasgos es una reserva indígena en el estado, no porque se les hubiera perseguido a su población, más bien porque sus pobladores querían estar lejos de los mestizos y de los europeos que llegaban al nuevo continente.
Más en detalle era que la fiereza de los Yocuawas antes de la llegada de los europeos, muy conocida por sus contemporáneos indígenas, tenían el reconocimiento de ser guerreros entregados totalmente a la causa, la crueldad con la que trataban a sus adversarios era temida por todos quien supiera algo sobre ellos, se decía que no dejaban prisioneros de guerra pues a estos se les quitaba la piel de por encima del cráneo, es decir, el cuerpo cabelludo para guardarlo como trofeo de gloriosa victoria, nadie se metía con ellos pues los otros indígenas que los conocían tenían la cautela de evitarlos a donde quiera que estos fueran pues eran un pueblo nómada. El primer contacto con los colonizadores fue con los anglosajones, las pieles pálidas de estos con sus cabellos dorados y ojos celestes sin alma no sorprendían para nada a los Yocuawas, fueron indiferentes a su llegada, todo lo contrario de los otros pueblos que los recibían con fiestas, no llegaron a ser hostiles contra los blancos hasta que debido al expansionismo estúpido de estos últimos invadieron territorio de estos salvajes nativos, sus primitivas armas en contraste con los mosquetes no podían suponer una mayor amenaza, solamente se les despacharía como cualquier otro pueblo autóctono pensaron los anglosajones, ocurrió todo lo contrario pues los Yocuawas no eran ningunos tontos, planeaban elaboradas emboscadas donde acababan con todos los invasores que los desafiaban de manera violenta, la piel blanca era valiosa para ellos, no como objeto místico sino más de decoración, vestían con las despojadas pieles del músculo del enemigo, era símbolo de valentía y honor entre ellos. Los blancuzco arremetieron varias veces, pues, aunque cristianos, su arraigado protestantismo decía que los indígenas no poseían alma alguna y podían ser asesinados como animales. Error tras error de los protestantes, el Dios en primera instancia creado por patéticos circuncidados narizones del medio oriente después exportado a Europa parecía que los había abandonado a los colonos, los dioses de los amerindios que se daba a entender con los hechos, eran muchísimo más poderosos que su contraparte monoteísta daban la victoria siempre a los paganos, no en una sino en muchísimas ocasiones los anglosajones eran dispersados por el desierto huyendo cobardemente encomendándose con una biblia que después quemaban junto con el cadáver invasor los Yocuawas, pensaron que era un digno sacrificio a sus dioses guerreros que jamás los habían abandonado, no era solo una lucha étnica, racial y territorial, también era una guerra espiritual de deidades que se enfrentaban para demostrar cual era el mejor ser divino reflejado en sus combatientes respectivamente.Los anglosajones cansados de las derrotas dejaron en paz a los Yocuawas, era terreno libre para los sacerdotes españoles católicos, de manera opuesta a los protestantes, los católicos bautizaban a los indígenas aridoamericanos dándoles un cálido ingreso a la nueva religión, les daban la bienvenida como nuevos cristianos católicos conversos, se les instruía para oficios y para respetar la santa misa. Fueron muchos los indígenas que se convirtieron de manera voluntaria ingresando a las filas de la iglesia, pero los dioses Yocuawas eran celosos. Se dice que sus dioses les habían prohibido estrictamente mezclarse con otra raza ajena a la amerindia, debían preservar una homogeneidad racial tanto como religiosa a toda costa o se temía que los dioses de los Yocuawas los castigarán de manera feroz. Así fue, la mayoría de los indígenas de la tribu que se unieron a la iglesia murieron de forma repentina, dicen las malas lenguas que fue la maldición de sus propios dioses por tan grande traición, y es que no hay peor crimen que la apuñalada por la espalda a la fe, los otros indígenas conversos al cristianismo capturados sus propios hermanos de sangre les arrancaron los pulmones por la espalda, era un acto atroz pero justo según la ética de ellos y puede que tengan razón en lo que dicen.

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Plaga en Yocuawa
HorrorUn exterminador de plagas llega al pueblo de Yocuawa, una reserva indígena que padece un severo azote de cucarachas trata de investigar su procedencia pues parecen salir de la nada