Jamás había creído en monstruos, pero al verlo a él ya tenía una constancia. Corrí desesperado detrás de mi vehículo sin perder a la gran cucaracha de vista, "Basta ya de invasores" dijo con voz atemorizante. Lo miré asomandome por un lado del vehículo pero ya no había nada aunque si un sonido que había escuchado antes, el sonido de aleteo de cucarachas acrecentado. Volte a ver al cielo y allí estaba el monstruo, volando como sus alas de cucaracha. Hizo un planeo en mi dirección apuntándome con sus afiladas patas delanteras para seguro atravesarme. Elabore una idea en unos segundos, apunte con mi rociador a su rostro y cuando se acerco lo suficiente rocíe todo el veneno que pude en su ojo bueno. Aguja Afilada se revolco en el suelo frotándose los ojos con sus patas, después rugió con el sonido de la chicharra horrible, me quedé quieto pues ya no podía verme más, volteaba su cabeza a todas direcciones esperando oír algo pero no le di el gusto. Por breve fortuna no me pudo localizar en una dirección hasta que di un paso atrás pisando una cucaracha, -¿Te crees listo ahora que soy ciego?, mis niñas se encargarán de ti - Todas las cucarachas pequeñas que había a mi alrededor se quedaron quietas como si se tratase de control mental, después todas voltearon a verme con sus pequeñas cabezas y seguidamente empezaron a volar a mi dirección pasándose en mi traje de protección. Por suerte ya me había preparado antes así que fue imposible que entraran dentro de mi, tomé el segundo y último bidón lleno de venenon que había traído para colocarmelo lo más rápido posible, con esto rociar a todas las pestes que pude mientras retrocedía torpemente a abrir mi camionetan. Considere que me sería muy difícil salir de la gran cantidad de cucarachas volando pero no fue mucho problema, odiaban el veneno lo sabía bien porqué se apartaban tratando de huir. Subi a mi camioneta con unas pocas cucarachas en mi traje, encendí mi camioneta en un par de intentos y después un dolor repercutió en mi estomago, pensé que se trataba por el hambre a causa de no haber comido en horas. Me aseguré que todos los vidrios estuvieran cerrados, después vi atraves de ellos, vi como la gran cucaracha se ponía a un costado de la estatua de seis brazos que había afuera de su choza, Aguja acariciaba a la estatua en señal de aprecio. Pise el acelerador lo más profundo que pude para huir, los "crunch" de las cucarachas sonaron por montones, detrás de mi volaba Aguja Afilada dándose cuenta de mi posocion por el sonido del motor, llegaba cada vez a más velocidad hasta que las cucarachas se pusieron enfrente de mi vista tapando los vidrios, podía ver sus asquerosas patas caminando por fuera de mi camioneta hasta que mi visión se oscureció por completo, habían tapizado entero todos los vidrios de mi vehículo, mi preocupación hizo que me latiera el corazón bruscamente, fui descendiendo la velocidad pues tenía miedo de chocar con algun cuchitril cercano. Me detuve completamente, fue entonces donde escuché pasos caminando a mi dirección, las cucarachas se apartaron del vidrio del copiloto para dejarme ver a Aguja Afilada, me saludó y me permitió ver sus dos ojos blancuzco, su hocico estaba lleno de espesa baba que caía al suelo, era toda una pesadilla, un olor ligero a cucaracha pudo infiltrarse en mi olfato a pesar de que tenía puesta la mascara. Aguja Afilada hizo una sonrisa grotesca y abrió lentamente la puerta de mi derecha, metió su cabeza y con sus patas intentó perforar mi carne, yo le respondí con patadas a su horrendos ojos, este arremetió haciendo el ensordecedor sonido de la chicharra. Logre hacerlo que retrocediera, a cambio me arañó la pierna derecha. Seguia insistiendo en entrar pero sosteniendo la puerta trate de cerrarla, mi fuerza cedía por su increíble fuerza pero logré hacer mi cometido, arranque su cabeza con la puerta y quedo dentro de la camioneta. Quedo en el asiento del copiloto mirándome riéndose de mi, encendí los parabrisas para librarme del mal que tapizaba el vidrio, acelere con cautela, podía sentir como mi estómago tenía terribles calambres, como si me lo pincharon con alfileres. Tuve que parar la camioneta, en esa condición de dolor en el vientre no podía seguir, traté de calmarme de alguna manera así que subí el volumen de la radio, estaba en una emisora cubana donde había puesta una alegre canción "mambo mucho mambo", tarareaba la canción con ligera dificultad para entretenerme con otra cosa e ignorar el terrible dolor. De pronto las cucarachas se apartaron de los vidrios, me tranquilice un momento pero el temor subió de manera indescriptible al ver que había cientos de cucarachas volando a mi dirección. Sabia que no podía seguir más por mi dolor, además porqué las enormes criaturas no me dejarían, pero una luz de esperanza entró en mi oscuro destino cuando apareció Nilia, ella me veía con su cara angelical y juvenil, le sonreí
-Nilia, por favor ayúdame, ayúdame, tu gente me quiere matar, se acercan, convencerles de que solo vine aquí por buenas acciones- Dije al tiempo que tosia
-Mis hijos, mis hijos ya casi están listos-
-Nilia por favor ayúdame. ¿De qué hablas?-
Un dolor insoportable empezó en mi estomago, parecían pinchos los que tenía dentro, una agrura paso por mi garganta para que como resultara vomitara sangre y pequeños pedazos de carne. En ese momento gritaba retorciéndome del infinito dolor que padecía, la cabeza decapitada de Aguja me miraba riéndose, voltee por última vez a ver a Nilia burlándose de mi, su piel empezó a caer como hojas marchitas en el otoño, dentro de su carne vislumbraba una cucaracha gigantesca saliendo de su interior. El próximo de vomito que tuve fue muchísimo peor, pues los alfileres escalaron hasta mi garganta y me percaté que eran cientos de pequeñas cucarachas saliendo del fondo de mis entrañas, pegué con suavidad mi cabeza al volante mirando a Nilia escuchando cada vez de forma más baja "Mis hijos, mis hijos están listos"

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Plaga en Yocuawa
HorrorUn exterminador de plagas llega al pueblo de Yocuawa, una reserva indígena que padece un severo azote de cucarachas trata de investigar su procedencia pues parecen salir de la nada