41 [Extra 1]

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Ccino en su niñez era muy amigable.

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— ¿Viste al niño nuevo? ¡Da mucho miedo! Es raro, y dicen que su familia es mafiosa. —Escuchaba murmurar a sus compañeros.

— Deben admitir que es muy lindo. —Lo mismo con sus compañeras. Pero Ccino no prestaba atención, sólo se acercó a un joven albino de ojos bicolor.

— ¡Hola! —Ccino sonrió apoyándose en la mesa. No recibió respuesta— Soy Ccino ¿Y tú? ¡Seguro tienes un nombre muy bonito!

— Cross...Cross Cruise. —Murmuró el llamado Cross en un tono bajo, veía con curiosidad los brillantes ojos de Ccino.

— Waaaah, es un nombre muy tiernooo. ¿Y qué lees?

— Uh...Nada en realidad, sólo una libreta de apuntes que me prestaron, es...algo aburrido y complicado.

— ¿Qué es? —miró la libreta, soltando una pequeña risa— ¡Es muy fácil eso! La multiplicación es sumar cierto número de veces el mismo número.

— No es nada distinto a lo que ya he leído.

— Sí, perdón. —Ccino rió—

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— ¡Cross, ven! —Ccino levantó su mano al ver a su nuevo amigo parado sin saber donde sentarse. Sus amigos lo miraron extrañados.

— Ccino, ¿Qué haces? Es muy raro. —Murmuró uno—

— No es raro, es alguien muy lindo~ —Rió y se puso de pie para luego ir donde Cross se encontraba— ¡Cross!

El nombrado se sobresalto y rápidamente volteó, mas no habló, sólo se quedó observandolo fijamente, causando así un pequeño nerviosismo en el más bajo.

— Ah...¿Puedo comer contigo? —Aún sin habla asintió, desviando su mirada hasta una mesa vacía, bastante alejada del centro.

— Vamos, si quieres. —Por fin habló, en un tono bajo, y tranquilo.

—¡Yeyyyy! —Ccino exclamó, corriendo hasta la mesa sacándole así una muy pequeña sonrisa a Cross, como extrañaba a su amigo, pero la jornada escolar era extensa.

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El de ojos bicolor se encontraba caminando tranquilamente por los pasillos dirigiéndose a su salón después de un pequeño receso, hasta ahora todo iba bien, en cierta forma eso le agradaba.

Pero vamos, todos sabemos que nada sale bien por tanto tiempo.

Cross chocó con un par de niños sin percatarse de su presencia por estar tan concentrado en no pisar las líneas del suelo cuadriculado.

— ¡¿Qué te pasa, imbécil?! —Gritó uno, no era más grande que Cross, hasta podría decirse que eran del mismo tamaño.

— Lo lamento. —Murmuró intentando seguir con su camino hasta sentir como el cuello de su camisa era tomado.

— No me vengas con mierdas. —A Cross le daba gracia, cuando dijo esa grosería el niño parecía tan orgulloso. ¿Acaso creía que por hablar como grande, le tendría miedo? ¿Creía que por usar palabras malsonantes era mejor que el resto? Que idiotez. Si había algo que Cross sabía, es que era mejor que esos niños, por el hecho de saber responder a los problemas de forma calmada, y porque era más lindo claro.

— Niño idiota.

— Eres del otro grado, ¿Verdad? 5°-B. Debes tener mi edad, no tienes derecho alguno a decirme niño sin ser mayor que yo.

Un golpe se dirigió a Cross, este lo esquivó apenas, la verdad no se esperaba que llegaran a ese nivel de violencia.

Alumnos a su alrededor le echaban carbón al fuego en vez de parar todo. ¿Esto es la vida escolar? ¿Tan desagradables eran todos?

Eso explicaba el trabajo de sus padres, ¿No?

— ¡Dejenlo! —Escuchó la voz de Ccino, tal vez el único ser que valía la pena, junto a su amigo.

— ¿Por qué te deberíamos hacer caso, princesita? —Pero, de alguna forma, soltaron a Cross para dirigiéndose a el más bajo entre ese círculo de personas.

— A..Ah, ya me hicieron...C..Caso...—Tal vez fueron mala elección de palabras, pero ya que. Ccino cubrió su rostro al ver como un puñetazo se dirigía a él. Pero no sintió nada.

Miró por un pequeño hueco entre las manos, como Cross sostenía el brazo del agresor. Apretando su muñeca con fuerza y doblando el brazo, hasta escuchar como salía de su posición natural. Ccino se alejó lentamente, aterrado por la escena.

Pronto, llegó un profesor alertado por los gritos.

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Genial, todo genial, había sido expulsado del colegio sin siquiera poder dar su parte de los actos, ni acudir al psicólogo del colegio, ¿Había alguno acaso?

Vaya ridiculez, ahora su papá estaría enojado con él, ¡Por Dios! No llevaba ni dos meses y ya lo habían expulsado.

Lo bueno es que tendría tiempo para ver a su amigo, sí, podría estar todo el día con él.

Sus ojos brillaron con sólo pensarlo.

Thanks You || [FluffyNight]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora