Jimin no sabía qué ocurría con Yoongi y SeokJin.
Ellos últimamente actuaban de manera extraña.
Y Jimin sólo quería que los gatitos no estuvieran metidos en serios problemas...
🐈Fluff.
🐈Híbridos.
🐈Muy fluff.
🐈Mpreg.
🐈En serio. Muy, muy flu...
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🐾
Después del tercer llamado sin respuesta, Jimin decidió que había sido suficiente para anunciar su llegada.
Se sentía cansado mentalmente y sólo quería acurrucarse con Jin y dormir a su lado hasta que llegase la hora de cerrar el bar.
Jimin realmente quería descansar.
Abrió la puerta despacio y asomó su cabeza por la pequeña ranura que hizo, sonriendo con cada músculo de su rostro cuando vio a un par de gatitos tumbados uno encima del otro en el único sofá de la oficina.
— Hola...
Los gatitos alzaron sus cabezas curiosos y le miraron fijamente hasta que Jimin ingresó por completo en la oficina.
— Me duelen los pies... — Se quejó Jimin. — Y ya no aguanto más...
Entró arrastrando sus pasos y tirando sin cuidado de una de las sillas frente al escritorio, se desplomó dramáticamente en él.
Escuchó un maullido molesto y otro preocupado al instante.
Jimin decidió ignorar a Yoongi y respondió sólo a SeokJin.
— Hay demasiadas personas y no es fin de semana. — Exhaló con ojos cerrados — Nam me envió a descansar y a cuidar de Jin. Él te necesita Yoongi...
Jimin fingió no escuchar los gruñidos de Yoongi y se mantuvo tirado en su silla, acariciando sus sienes para intentar mitigar el dolor de su cabeza.
Escuchó el momento exacto en el que Yoongi cambió a su forma humana y tan pronto tuvo voz maldijo a Namjoon y a todos los "estúpidos clientes inoportunos del bar".
— Cuida de ellos. — Amenazó Yoongi y le dio un pequeño golpe en la frente.
Jimin se quejó exageradamente sin abrir sus ojos y escuchó una cantarina risa venir desde Jin.
Yoongi susurró un par de palabras a su pareja y Jimin permaneció quieto para darles un poco de privacidad, aún si pudiese escuchar algunas palabras cursis murmuradas con la grave voz de Min.
— Volveré pronto. — Prometió Yoongi y sólo un "mhm" se escuchó de respuesta.
Tan pronto la puerta fue cerrada con un suave sonido, Jimin abrió los ojos y miró hacia Jin.
Su amigo acariciaba su pancita dulcemente y miraba en su dirección.
Con una suave sonrisa sin separar sus labios, encogió sus ojos y suspiró hacia él. Tenía sobre sus piernas una suave manta color gris, que tal vez Yoongi había puesto al despedirse de él y reposaba acostado en el sofá.