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— Nam, estoy comenzando a preocuparme...

Namjoon parpadeó lento y suavizó su mirada en comprensión tan pronto vio los ojitos de Jimin brillar con indicios de ansiedad.

— No tienes qué hacerlo. Ellos están bien. — Aseguró tomando con firmeza sus inquietas manos — Es normal para nosotros el querer permanecer cierto tiempo en forma animal...

Y aún si el tono seguro y reconfortante había disminuido cierta carga de los hombros y mente de Jimin, no pudo evitar bufar frustrado y asentir abatido cuando su pareja le acarició el dorso intentando distraerlo.

— Pero tú nunca has actuado extraño... — Insistió nuevamente.

Namjoon inhaló con lentitud intentando encontrar las palabras adecuadas para expresar su punto.

Siempre iba a ser difícil explicar de manera simple parte de su naturaleza a los no híbridos que desconocían en gran medida sus actitudes y necesidades.

Namjoon depositó un suave beso sobre los cortos y suaves dedos.

Jimin inevitablemente sonrió.

— Son felinos, Jiminnie. — Explicó con dulzura.

Jimin asintió con obviedad y dirigió su mirada hacia el sofá más grande de su sala de estar.

— Eso no justifica su extraño comportamiento... — Dio batalla.

Namjoon bufó una risa y miró hacia donde su pareja miraba.

— Exacto. Pero nunca nada lo hace. Es la magia de los felinos. Ni ellos mismos pueden justificarse. — Explicó con una pequeña sombra de diversión — Nadie puede entenderlos...

Jimin estuvo a punto de seguir explicando su punto, pero solo selló sus gruesos labios al instante en que vio una esponjosa bolita gris ser lanzada al suelo con un golpe sordo.

Yoongi maulló asustado y enojado tan pronto tocó el suelo y mostró sus colmillos hacia el gato blanco estirándose perezosamente en el sofá.

SeokJin de inmediato se quejó molesto cuando Yoongi le enfrentó desde el suelo.

Jimin suspiró.

De verdad que Park no entendía porqué Jin había tirado a su pareja del sofá de esa manera.

Y aún si quiso alzarse de su lugar y enfrentar a Jin también, los firmes brazos de Namjoon le retuvieron en su lugar.

— Nam, ¡lo tiró! — Bufó Jimin sin intentar apartarse ni un poco de él.

El can sonrió divertido y encogiendose de hombros lo atrajo a su regazo.

— Déjalos que arreglen sus problemas solos. En sus formas felinas no vas a lograr nada más que ser ignorado. — Explicó con suavidad. — SeokJin suele arañar cuando está molesto. — Le recordó con una sonrisa.

Un par de maullidos enojados vibraron desde el centro de la sala y por el rabillo del ojo pudo ver a SeokJin lanzar un zarpazo hacia el gato oscuro cuando este intentó subir de nuevo.

Yoongi erizó por completo su cuerpo por el obvio rechazo y ataque, y sumamente ofendido se dirigió al sofá más pequeño al otro extremo de la sala.

Sin dignarse siquiera en mirar de nuevo hacia Jin.

SeokJin se acurrucó de nuevo en su lugar y ocupando todo el espacio que podía, se dedicó a roncar descaradamente.

— Tal vez el celo de Jin se acerca... — Justificó Nam.

Jimin logró distinguir cierta nota intrigada en su pareja pero no quiso indagar más.

La situación le tenía con migraña y no quería pensar en ello.

Jimin no entendía qué ocurría con ellos.

Yoongi y SeokJin jamás se habían separado.

Jamás se peleaban realmente.

Ellos tampoco habían permanecido tanto tiempo en sus formas mininas. Un par de horas para jugar o ignorarle. Acicalarse o dormir. Pero jamás por dos días seguidos y sin intención de mostrar signos de humanidad.

Jimin se sentía ansioso.

Sus amigos estaban tan distantes con Nam y con él que se sentía dolido.

Y tal vez se habría deprimido de no ser por notar que su distancia también era entre ellos mismos.

Pero eso es lo que comenzaba a preocuparle.

SeokJin y Yoongi solían discutir. Por cualquier cosa en realidad. Pero siempre terminaban en risas y extrañas maldiciones melosas.

Pero siendo Suga y Jin jamás se peleaban entre ellos.

En sus formas animales, los mininos jamás se separaban para dormir. Mucho menos tirarse del mismo sitio para acurrucarse.

Y eso es lo que atormentaba a Jimin.

Convivir con híbridos era un verdadero dolor de cabeza. Pero después de un par de años había logrado acostumbrarse.

Un poco.

Un día había cambiado su vida por completo.

Jimin jamás imaginó que ese extraño trío de animalitos durmiendo en el estacionamiento de su edificio fuesen a darle tantos problemas.

Si bien había sufrido un infarto al descubrir la verdadera naturaleza de su ser, jamás tuvo el corazón de echarlos cuando descubrió que eran híbridos.

El enorme pastor alemán que tan dulce y agradecido había sido con él cuando les rescató, había logrado robar su aliento con el hombre en el que se transformó. Y hoy en día, él no imaginaba alejado de su Nam...

Yoongi y SeokJin eran como unos hermanos para Joonie, y también lo eran para él.

Se habían convertido en una familia. Una unidad que trabajaba en conjunto para hacer más que sobrevivir en sus días difíciles.

Pero ahora era como si los mininos hubiesen retrocedido en el tiempo y se enfrascaran únicamente en su forma animal.

Jimin realmente comenzaba a extrañar a sus amigos.

Y no podía ni imaginar el porqué de su actitud...

    
    
    
      
     
    
    
    
    
   
   
   
    
   
   
    
    
   
    
    
    
   
    
   
   
    
     
    
     
    
   
   
   
  
    

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Perdón, pero esta historia ya la tenía pensada desde hace meses y ya no pude resistirme. Tómenlo como compensación por no actualizar las otras.

Espero les guste, mañana subo el siguiente capítulo

Meow Meow (SuJin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora