Se puede decir, sin exagerar, que la formación y ejecución de un plan de acción es la tarea principal en el curso del proceso de la lucha de ajedrez.
Un plan hábilmente concebido y ejecutado a propósito sirve como una verdadera señal de éxito.
Un plan hábilmente concebido: en primer lugar, esto significa un objetivo trazado correctamente que el jugador de ajedrez debe dirigir sus pensamientos hacia el logro. Este problema está lejos de ser simple, y surgen muchas dificultades en el camino para resolverlo. Sin embargo, un objetivo correctamente trazado es solo la mitad del asunto. No es suficiente contemplar un plan, también es necesario resolver otro problema, no menos serio, para llevarlo a cabo. Por supuesto, es necesario buscar formas de lograr el objetivo con un resumen del objetivo mismo. Y lo que es más, la elección del objetivo hasta cierto punto debe estar determinada por la posibilidad de lograrlo. Sin embargo, esta posibilidad debe evaluarse en términos muy relativos, ya que la lucha de un jugador de ajedrez por un objetivo se encontrará con la voluntad y las intenciones del oponente. También podría suceder que la contra-acción del oponente fuerce un cambio de plan e incluso una transferencia a la defensa. Y sin embargo, a pesar de la relatividad mencionada anteriormente, no es posible llevar a cabo un juego sin elaborar un plan y sin dirigir las propias operaciones de acuerdo con él.
Para dar ejemplos muy simples de cómo formular posiciones elementales desde el final del juego.
Juegan las blancas. ¿Cuál es el plan ganador?
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[Los círculos de la derecha inferior (blanco o negras) indica el color que debe jugar. Se incluyeron algunos a modo de entrenamiento ampliado. Recomiendo anotar las respuestas y después verificarlas o compararlas.]
