Capítulo 9.- Final

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—Dime exactamente, ¿qué pretendes con mi hijo?

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—Dime exactamente, ¿qué pretendes con mi hijo?

Sofía estaba cruzada de brazos frente al rubio. Nolan había entrado a la casa, la señora lo había invitado a pasar ya que Máximo se había retirado a su habitación y no sabía de la presencia del chico.

—Solo quería decirle lo que siento por él.

—¡Pero eres su amigo! —La mujer abrió la boca sorprendida y llevó una mano a su corazón— ¿Vienes a decirme que mi hijo es como tú?

—No señora, yo no vine aquí a decirle nada a usted. Vine a hablar con Alex, solo he respondido su primera pregunta, ahora si me disculpa tengo que encontrar a mi amigo.

—¿No te da vergüenza ser así?

—¿Así cómo? ¿Gay?

—Sí —asintió la mujer.

—Lo que me daría vergüenza, sería ser como su esposo.

—¡¿Cómo te atreves?!

—La verdad es esa, señora. Si usted lo que quiere es que Alex se convierta en un macho como su esposo, pues que mal está usted.

—No sabes de lo que hablas, jovencito.

—Si sé de lo que hablo, señora. Alex es amable, compasivo, respetuoso y de buen corazón. En cambio su esposo es antipático, controlador, amargado, mentiroso, traicionero y por si fuera poco un golpeador.

—Él no ha querido golpear a Alex, solo trata de educarlo.

—No me refería a Alex, señora Sofía —Nolan extendió su mano y señaló los lentes oscuros que usaba la mujer—. Él la golpea a usted también, ese ojo morado puede ocultarlo para el mundo, pero usted sabe lo malo que es ese hombre con usted también.

—Pensé que nadie lo notaría —la mujer se quitó los lentes y el chico la miró con tristeza al comprobar que la mujer tenía marcado en su rostro no solo el golpe, sino que era más grande de lo que habría imaginado. Incluso su párpado lucía color púrpura.

—Si lo noté, ahora dígame algo, ¿preferiría que Alex fuera igual a su esposo? ¿Cree que es mejor un hombre cruel como él, a su hijo que solo busca el amor y aceptación de sus padres?

—Eres un muchacho joven, no puedes comprender todo lo que pasa —Sofía se puso de nuevo los lentes.

—Soy joven señora, pero no soy idiota. Veo las cosas perfectamente, pero como usted está ciega le mostraré hasta dónde es capaz de llegar su esposo.

Nolan se dio la vuelta con la mujer siguiéndolo, iba rumbo a la oficina del señor Máximo cuando escuchó la voz de Alex acercándose a ellos.

—¡Mamá, dijiste que me hablaba mi papá y no lo encuentro! —Alex se detuvo con torpeza, venía casi corriendo y por poco se cae cuando vio a Nolan cerca de la puerta de la oficina de su padre. Se le cortó la respiración y el miedo le recorrió los huesos— Nolan, ¿qué haces aquí?

No te enamores de AlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora