Parte sin título 8 Reflexiones del amante de Caina Libertad

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Trascurrieron los días en aquellas grandes sabanas. Él, admirando la belleza y sabiduría de Caina, y ella, contándole todas lo que había aprendido.

 Él se admiraba de la capacidad de Caina de realizar grandes proezas, de su fuerza y de su agilidad en la caza, con la que podía atrapar con facilidad al animal más escurridizo y así proveer un espléndido banquete para la cena.

Aunque Caina le contaba todos sus secretos, tanto de belleza, como su habilidad para extraer los ricos tesoros escondidos en la montaña, él la contemplaba pero al mismo tiempo reflexionaba. 

Ella representaba todo aquello contrario a sus planes y ambiciones de poder. 

Sabía que era una mujer extraordinaria, pero también que no podría llevarla jamás a su lugar de origen, porque Caina Libertad sería para los ojos de su sociedad una simple indígena sin educación y sin clase. 

Aunque comprendía que estaba en presencia de una mujer sumamente interesante, la reina de un imperio rico y abundante, no podía pensar en llevarla consigo, pues sería inmediatamente criticado al punto de perder todo su prestigio como explorador, investigador y matemático. No tenía el coraje para contradecir ese mundo llevando como esposa a una indígena. Estaba seguro que no la valorarían, y aunque para él era una mujer extremadamente inteligente como cualquier mujer intelectual graduada y educada en la mejor universidad del mundo, no sería así para los demás, y nunca sería digna de pertenecer a aquella ambiciosa sociedad.

Reflexionando de esa manera, logró cambiar el gran amor que había sentido por ella, y comenzó a considerarla como un instrumento para llevar a cabo el ambicioso proyecto por el cual había llegado a esas tierras. Decidió así aprovecharse de ella. 

Pero la inocencia de Caina Libertad no le permitía darse cuenta de lo que se avecinaba, y confiada y alegre contemplando sus ojos azules le dijo: 

Pero la inocencia de Caina Libertad no le permitía darse cuenta de lo que se avecinaba, y confiada y alegre contemplando sus ojos azules le dijo: 

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"He encontrado mi felicidad en tus brazos. Eras lo único que me faltaba para ser totalmente feliz, ya que a mí se me han dado todas las riquezas de este mundo, la abundancia, el amor de mis padres y todos los habitantes de mi tierra. Soy yo la niña de los ojos de mi Dios a quien amo y adoro porque es de allí de donde viene mi fuente de sabiduría y belleza. Me regaló un lugar hermoso para vivir en esta gran sabana con su majestuosa montaña, con su gran caída de agua que hipnotiza a todo el que la mira, para contemplar sus cielos azules, sus aves de todos colores, las bestias salvajes que el viste todos los días para que admiremos su belleza. Para embelesarnos con las hermosas melodías que los ángeles celestiales entonan para demostrar su grandeza. Si alguien puede sentir las melodías, confirman que Él es mi Dios y mi grandeza."

"Guárdame como la pupila de los ojos, escóndeme a la sombra de tus alas de esos impíos que me acosan, enemigos ensañados que me cercan. Están ellos cerrados en su grasa, hablan, la arrogancia en la boca. Avanzan contra mí, ya me cercan, me clavan sus ojos para tirarme al suelo." (Salmo 17,8-11)






CAINA LIBERTADWhere stories live. Discover now