Título 2 La entrega de Caina a su padre, el cacique Barrika

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En ese momento doña María entró en su cuarto y pidió a su marido que mandara buscar a doña Dolores, la parturienta de la zona, porque ella aseguraba que dentro de pocas horas estaría dando a luz. Al instante el cacique envió a Auyán, uno de sus indios más veloces y confiables, a buscar a doña Dolores, pero este con gran temor le respondió:

 Al instante el cacique envió a Auyán, uno de sus indios más veloces y confiables, a buscar a doña Dolores, pero este con gran temor le respondió:

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"Mi cacique, ¿está seguro que llegaré?, mire que está lloviendo muy fuerte y con grandes vientos, y así el río no me dejará pasar."

Pero el cacique, con aquella voz autoritaria propia de los de su clase, le ordenó salir sin demora diciendo:

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Pero el cacique, con aquella voz autoritaria propia de los de su clase, le ordenó salir sin demora diciendo:

"¡No existen obstáculos en el camino cuando está una luz por nacer!"

Cuando el indio sintió aquella poderosa orden llena de confianza y optimismo, se llenó de fuerza y salió corriendo a gran velocidad, al punto que aquel viento, en vez de detenerle, lo ayudaba a levantar sus piernas. Y como un ave se dejó trasformar mientras sentía en su corazón que no corría, sino que volaba como un ángel, de aquellos que Dios envía para auxiliar a quienes lo necesitan.

"¿Es que no son los ángeles espíritus servidores con la misión de asistir a los que han de heredar la salvación?" (Hebreos 1,14)

Luego de pocas horas de travesía, el indio notó que ya estaba a unos minutos de la casa de doña Dolores, y sus gritos comenzaron a sentirse como ecos sonoros y retumbantes:

"¡Doña Dolores, doña Dolores!"

Exclamó fuertemente sin cesar, pero esta doña que algo tenía de místico, y a quien sus instintos nunca le fallaban, le contestó:

"¡Si vengo, ya estoy lista!"

El indio se asombró de ver a aquella doña preparada como si alguien ya le hubiese avisado, y su mente se llenó de preguntas pensando en voz baja:

"¿Y esta Doña como sabe a lo que vengo?, ¿quien le avisó tan rápido?"

Preso de la confusión y sin detenerse no dudó en preguntarle:

"¡Doña!, ¿y a usted quién le avisó que venía a buscarla?"

A lo que ella le contestó con gran sabiduría:

CAINA LIBERTADWhere stories live. Discover now