Jace respiraba con dificultad, mirando hacia abajo, hacia el mar, que estaba a muchos metros de distancia desde su altura. Había logrado evitar caer, y ahora estaba parado al final del túnel, intentando llenarse de la valentía suficiente para saltar o para intentar bajar por la pared rocosa lo suficiente como para lanzarse de una distancia más prudente. No había manera de volver por donde había venido, lo había intentado pero era imposible.
Antes de que pudiese pensarlo más, escuchó los gritos de Emily acercarse hasta que, sin poder hacer nada al respecto, chocó con él y ambos cayeron, gritando como locos e intentando agarrarse del aire.
Cayeron de panzaso contra el agua, que se sintió como roca y les robó el aire. Se hundieron pero pronto reaccionaron y lograron salir, Emily primero que Jace.
— ¡Emily! ¡Casi muero por tu culpa! —exclamó, salpicando agua para mojarla más.
— Ay, Jace, cállate —dijo rodando los ojos, su tono de voz escuchandose casi normal, es decir, como si no fuese Minnie Mouse.
Miró a su alrededor buscando la orilla y a los demás. Vio tierra a lo lejos, pero nada más. Tuvieron que nadar demasiado hasta llegar a la arena de la playa y echarse a descansar sobre la misma.
— Al menos estamos en la playa —musitó ella.
— Al menos podré coger contigo —susurró él, viéndola con su camisa blanca mojada que se transparentaba y se le había pegado a sus grandes senos.
— ¿Qué?
— ¿Qué?
Emily lo miró con una ceja alzada y él fingió interés exagerado en las nubes. Hasta que ella soltó una carcajada, llamando su atención. No pudo evitar reírse también, primero era una risa forzada para mantener su fachada pero luego se volvió genuina.
— ¡Estamos jodidos! —dijo él entre risas, y ella río con más fuerza, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Poco a poco dejaron de reír. Se levantaron y sacudieron sus ropas y cabellos llenos de arena mojada. Se quedaron pensando qué hacer a continuación.
Al frente había agua y detrás había arena. Podían ver la montaña negra y rocosa de donde habían salido pero por donde no podía regresar, pero a la izquierda, lejos, muy lejos, se podía ver el verde las matas coco. Así que caminaron para allá. Mientras conversaban para hacer el viaje más corto.
— Ojalá que los demás estén juntos, que Mark esté con Danielle. Ella evitará que haga estupideces, y sino lo curará si se rompe un hueso otra vez —hablaba Emily, jadeando y arrugando la cara por el sol que le impedía ver a Jace que estaba a su lado.
— Claro, vale. Tengo la teoría de que si caímos juntos tú y yo, ellos dos también —le dijo él, luego hizo una mueca—. Esperemos que no se rompa un hueso de nuevo, Danielle aún no sabe usar bien su poder.
— Ninguno lo hace, yo no sé cómo multiplicarme.
— Creo que el truco está en solo imaginar que lo haces, una vez lo vi en la televisión. Intentalo —la animó.
Ella se detuvo. La primera vez que se multiplicó sucedió de manera espontánea, así que no estaba segura de cómo funcionaba. Hizo lo que Jace le dijo y, varios segundos después, tres clones aparecieron, con poses de los Ángeles de Charlie.
— ¡Ahora quítate la camisa! —gritó Jace, emocionado.
— ¿Qué?
— ¿Qué?
Una de las clones se acercó y le agarró el brazo, torciendolo en su espalda y haciéndolo gritar, mientras que otra le propinó una patada en la entrepierna y luego las tres desaparecieron.
Emily se apresuró a pedirle disculpas a un Jace cuyo rostro pálido se había vuelto rojo y sujetaba sus bolas con la respiración entrecortada.
— Me lo merezco —aceptó, ahogado en su dolor.
Emily se mordió el labio intentando aguantar la risa— Así es, compadre, ¿para qué te digo que no si sí?
Él la miró con recelo mientras intentaba erguirse y seguir caminando, con ella detrás.
El viaje fue largo, la noche estaba cayendo y parecía que las palmeras se alejaban más y más. Estaban sedientos, sudados, hambrientos, agotados y asustados (aunque ninguno de los dos admitía lo último en voz baja).
A mitad de camino Jace se frenó de golpe y se estampó la palma de su mano contra su frente. Era un estúpido, ¿cómo no lo había pensado? Seguro era la sed, sí, era la sed porque él no era estúpido.
Emily iba a preguntarle qué pasaba cuando lo entendió, entonces también estampó su mano contra su frente.
— ¡Eres súper veloz!
— ¡Soy súper veloz!
— ¡Y caminamos toda esa vaina cuando pudiste cargarme y correr!
Jace asintió, pero la verdad es que bo había pensado en Emily, tan solo se le ocurrió correr y esperar a que ella obligara a una clon a cargarla. Pero no se lo hizo saber, en cambio se dispuso a cargarla sobre su espalda mientras ella lo ahorcaba al rodear su cuello con sus brazos.
Empezó a trotar y luego corrió lo más rápido que pudo pero no pasaba nada. Se detuvo, Emily pesaba demasiado y lo iba a matar si se seguía aferrando a él de esa manera.
— ¿Qué pasó, compadre?
— Bueno, Emily —le puso una mano en el hombro, para consolarla—. Haz que tus clones ninjas te carguen. Nos vemos allá —y corrió, esta vez como Flash, hasta desaparecer de la vista de Emily.
Sucedió tan rápido que ella tardó unos segundos en procesar lo que había pasado, entonces, gritó lo más alto que pudo su voz de ratona, llena de ira.
— ¡DEJA QUE MIS CLONES TE ATRAPEN, AHÍ SI VAS A TENER QUE CORRER!
Treinta clones aparecieron, hizo que una la cargara y que tres se quedaran para turnarse cuando esa se cansara. El resto corrió, cual guerreras al empezar una batalla, dispuestas a alcanzar a Jace.
Él, sonriendo, descansaba bajo una palmera sin saber lo que le esperaba.
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Chicos, nuevo cap. Perdonen los errores de imprenta.
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La Aventura Más Épica De Todas
FantasyEstén listos para una una historia de lucha y sacrificio, donde la amistad predomina, la Unión y la fuerza. Habrá amor, guerra, celos, muerte.... Okno, mentira. Me calmo. Sólo lee