Lunares.

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Jungkook se preguntaba por qué se le había ocurrido la brillante idea de pedirle a este chico —del cual aún no sabía su nombre— que le ayudara a limpiar la sangre que aún estaba bajo su nariz. ¿Por qué? Tal vez porque ahora podía sentir aún más la gran mano de Taehyung sostenerle la barbilla para mantener su rostro fijo mientras lo limpiaba con papel de baño húmedo. Era tibia. Uno de sus dedos estaba rozando el lóbulo de su oreja mientras que su pulgar estaba justo debajo de su labio inferior.

Entretanto, su vista estaba fija en el pequeño lunar que tenía en la nariz, sus sentidos concentrados en su tacto y el olor a fresa que parecía emanar de todo su cuerpo.

—Tus ojos son muy bonitos.

Okay, ahora sí que estaba nervioso.

Los colores se le subieron al rostro casi inmediatamente.

—Y-yo… uhm, g-gracias —Jungkook había subido la vista para contestarle, pero en cuanto sus ojos hicieron contacto, se sintió tan intenso, para ambos, que bajaron la mirada al instante.

Taehyung se aclaró la garganta antes de volver a hablar, temiendo que su voz flaqueara por los nervios.

—Te llamas Jungkook, ¿cierto?

Nuevamente, la voz grave y un poco rasposa del mayor le había sacado de su ensoñación. Ahora había estado concentrado en otros lunares que adornaban el rostro de aquel singular chico.

—¿Eh? ¡Ah, sí! Sí, así me llamo —una risita nerviosa salió de su garganta y ambos volvieron a mirarse, esta vez manteniendo el contacto por un par de segundos.

En esta ocasión, fue Jungkook quien carraspeó para poder hablar adecuadamente. 

—Y-y, ¿cuál es su nombre, hyung? Yoongi hyung sólo mencionó su apellido.

Al mayor le agradó bastante la forma en la que los labios de Jungkook se movían mientras hablaba.

—Taehyung, Kim Taehyung.

Taehyung seguía limpiando el ya inexistente rastro de sangre hasta que no tuvo más excusas para seguir así de cerca del menor.

Se deshizo del papel sucio y retrocedió unos cuantos pasos, siendo atacado por la vergüenza de haber invadido el espacio personal de un chico al que apenas conocía.

Rascó su nuca en un intento de tranquilizarse.

—Así que… eres nuevo, ¿huh?

Jungkook, quien se había dado la vuelta para lavar sus manos que aún estaban sucias, le miró a través del espejo del baño. Se sentía ya mucho más calmado; el aroma de ese chico le había trasmitido tanta tranquilidad que sus nervios se habían reducido a los típicos de un primer día de clases.

—Lo soy —sonrió medianamente en un intento de ser amigable—, llegué a Seúl hace apenas dos meses.

—¡Vaya, eso es genial! ¿es la primera vez que vienes? ¿qué te ha parecido la ciudad?

Su efusividad mantuvo la sonrisa de Jungkook.

—No es la primera vez que vengo, aunque ha pasado tiempo desde la última vez y nunca me había quedado por más de dos días —el menor secó sus manos con toallas de papel—. Seúl me gusta mucho… el paisaje es hermoso, sobre todo de noche.

Taehyung fue testigo del brillo que albergaron las pupilas de Jungkook por cortos segundos al rememorar la hermosa vista que tenía desde su nueva habitación. Se había pasado noches enteras, desde su llegada, tomando fotos. El paisaje de día ya lo había retratado en un par de cuadros, con los cuales su tía estaba encantada.

Repárame. [TAEKOOK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora