Capítulo Octavo: MinSeok

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MinSeok

Estoy seguro de que está celoso... —Me dijo LuHan después de contarle lo que JongDae me había dicho. Yo sólo reí y negué ¿Celoso?

Dos días han pasado desde ese encuentro, y ni sus padres ni él han venido a verme.

Es muy temprano por la mañana, LuHan está preparando el desayuno. Él es estudiante de idioma, llegó al país a sus 16 años, desde ese entonces se mantiene gracias a un trabajo de medio en un restaurante llamado "Paradise", aunque lo cierto es que ese lugar es algo menos que un restaurante, pues sólo hay mozos hombres, todos muy bellos, y sus clientes suelen ser solamente mujeres. Yo no estudio, soy trabajador a tiempo completo como barista en una cafetería llamada "The House of coffe." Trabajo allí desde que mis padres se fueron.

Hago un mohín al volver a pensar en ellos. LuHan lo advierte, y mientras me sirve mi desayuno me pregunta:

— ¿Por qué esa cara? ¿Es porque JongDae no ha venido? — Arrugo el ceño, porque en parte su repentina ausencia tiene que ver, pero tiro todo lo relacionado a él a un recoveco de mi cabeza.

— No, es por mis padres... ¿Cómo se supone que les avise que serán abuelos cuando viven en el medio del campo, sin teléfono? –LuHan alza una ceja.

— Pensé que ya te habías comunicado de alguna forma con ellos, es decir... pensé que tal vez les dejaste algún mensaje en el pueblo ¿No van a allí una vez al mes? — Abro mi boca, porque evidentemente ni siquiera se me había ocurrido.

Mis padres no son lo que uno dice "wow, que grandes padres" no. Mi papá, a la edad de 49 años, se vio solo y sin hijos, por lo que buscó a alguien joven, dispuesto a darle lo que él quería, un hijo. Hubo alguien disponible, siempre lo hay ¿No?, un jovencito, capaz de crear vida en su interior, un joven de 18 años.

No puedo quejarme, pero si debo ser sincero, mi padre me ama más que mi madre. No es para menos, él sólo se casó y me dio a luz a cambio de una vida cómoda por el resto de sus días. Nadie se imagina lo sorprendido que estuve el día que vi que se iba al campo, al medio de la nada, para acompañar a mi padre, pero bueno... siempre habían sido una pareja rara. Quién sabe, tal vez irse con él había sido la única manera de seguir viviendo un estilo de vida digno de él, es decir, siendo un mantenido.

— Tienes razón... Dentro de mi agenda debo tener el número de alguna tienda — digo en respuesta a las palabras de LuHan. –La buscaré cuando llegue de trabajar. — Mi amigo se acerca y pone una de sus manos sobre mi barriga. Su roce es suave, delicado, tan diferente al de JongDae, que suele ser más brusco y lleno de miedo.

— Está muy tranquila... — quiero decirle que es porque siente la ausencia de su padre y sus abuelos, pero me muerdo la lengua —¿Es por la ausencia de JongDae, verdad? — Asiento, rendido. LuHan es demasiado perspicaz.

***

El trabajo que hago no es en lo absoluto pesado, me gusta. Tengo compañeros que siempre han sido muy buenos conmigo, ente ellos: Kim KiBum y Kim Jonghyun, ya que ellos son los que me han cumplido casi todos mis antojos y quienes en estos últimos días me han ayudado, pues mi vientre está cada vez más grande y el espacio empieza a ser pequeño.

Me queda un mes antes de poder tomarme mi licencia. Sólo debo aguantar.

De repente, cuando estoy en la parte trasera de la cafetería, buscando unas cajas, mi pequeña hija despierta, dándome una fuerte patada. Me doblo, reprimiendo un jadeo. No quiero que el jefe se entere, sino, podría mandarme a casa antes de lo estimado, y con ello perdería mis horas extras.

— Xiu... — es KiBum quien me llama. Me enderezo y le susurro a mi beba que se calme. Respiro profundo y salgo del depósito.

— Aquí estoy ¿Qué sucede, KiBum?

— Alguien te busca, dice que quiere hablar contigo... El jefe le ha dado permiso.

Me pregunto ¿Quién será? ¿LuHan, tal vez? No, no creo. Grande es mi sorpresa cuando veo que es JongDae.

***

Una gota de sudor cae por su rostro y los cabellos se pegan a su frente. Su respiración está agitada, como si hubiera venido corriendo.

Estamos afuera, en la calle, y ahora entiendo la patada de mi pequeña, ella lo sabía, lo intuía, su padre estaba cerca.

— Me dijeron que querías hablar conmigo...

Por alguna razón temo. ¿Y si ha venido a decirme que no me cree? ¿Qué no cree que sea su hija? Bueno, en un principio jamás planeé decírselo, pero ahora, de tan sólo pensar no tenerlo a mi lado, un gran vacío se forma en mi pecho.

JongDae se queda observándome. Me encojo en mi lugar. Su mirada me pone nervioso.

— Quiero que te vayas del departamento de LuHan — Dice. Me quedo estupefacto ¿Qué trata de decirme? ¿Trata de mandar en vida? — Estoy harto de escuchar a mi hermano hablar al respecto.. ¿Hoy fue él quien te trajo al trabajo? ¿Qué? ¿Son pareja? ¿Piensas hacerlo el padre de nuestra hija? ¿o es qué es su hija? — empieza a levantar cada vez más la voz y me cuesta descifrar el por qué de sus preguntas. Me molesta que esté tan enojado. Me molestan sus acusaciones.

— Él me alcanzó al trabajo, sí. Eso no tiene porqué molestarte, después de todo tu y yo sólo nos vemos de vez en cuando... — me detesto por decir esto, porque sé que es debido a sus estudios, no porque realmente lo quiera así. Estoy tratando de lastimarlo de la misma manera en la que lo está haciendo conmigo — Además, si él y yo somos pareja ¿Qué? Sólo eres el padre de mi bebé, eso no te da ningún derecho sobre mí.

— Me molesta, me rompe las bolas que sea él quien te abrace y no yo. Me molesta y me hierve la sangre que les des material a los demás para que hablen mal de ti. ¿No te das cuenta? Siento celos, maldita sea...

¿Celos? Me siento molesto. Bastante mal la estoy pasando con el escaso dinero de mi bolsillo, y ahora resulta que porque JongDae siente celos debo de apartarme de la ayuda de LuHan. No.

— No lo entiendes, JongDae. Tú y yo no somos nada, no puedes reclamarme nada... y menos en mi lugar de trabajo, así que vete, por favor. — nuestra hija se mueve demasiado, causándome dolor, reprochando mis palabras. — Vete... 

Noche en Las Vegas [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora