Capítulo Vigésimo Cuarto: MinSeok.

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MinSeok

Todo da vueltas en mi cabeza, como si fuera una maldita licuadora. Cuando digo todo, me refiero desde las palabras de Kai, los recuerdos de mi matrimonio en Las Vegas, y las palabras de mamá explicándome qué es el desborde. El dolor de la contracción que estoy atravesando es tan malditamente doloroso que siento que la panza se me está desgarrando y que mi cintura se está pariendo en dos.

De repente, siento que algo empieza chorrear por mi nariz. Es sangre. Grito, desesperado, buscando a JongDae con los brazos. Necesito que se mueva, que se levante, que me lleve al hospital lo más rápido posible.

Pero JongDae está tieso, mirándome, asustado. Es gracias a que mamá y papá ingresan al dormitorio que reacciona y me ayuda a levantarme, pero otra contracción me sacude provocando que sienta mi cintura hacerse trizas. Sostengo a JongDae y lo abrazo como si estuviera a punto de caerme de un quinto piso.

Esto es demasiado doloroso.

Sé que estoy gritando, llorando, en peligro mortal, pero no puedo soltar a JongDae ni un centímetro, porque si lo hago me caeré, y si mi caigo moriré. Por ello agradezco demasiado a mamá que haya dejado de lado todas aquellas facetas de hombre delicado y se haya puesto a poner las cosas en orden. Lo primero que escucho salir de su boca es un grito a papá, ordenándole que vaya a poner el coche en marcha, después veo que está moviéndose por toda la habitación, improvisando un bolso mientras le dice a JongDae que no me suelte, que me contenga y controle el sangrado de mi nariz.

Recuerdo sus palabras, sacudiéndome y llevándose los pedazos de huesos triturados de mi cintura.

Tu cuerpo es el que colapsa, y junto contigo el bebé empieza ahogarse.

¿Ri Se se está ahogando? Oh, Dios. Mi hija se está ahogando. Lloro más fuerte y aprieto más a JongDae contra mi cuerpo. Puedo sentirlo balbucear palabras, seguro de ánimo, pero no puedo escucharlas, estoy demasiado preocupado por nuestra hija como para creer un "Todo está bien" dicho por compromiso y carente de sentido. El cuerpo de él no es el que se está desbordando y acortándole la vida a Ri Se, es el mío.

Hay una posibilidad de que el bebé y la madre se salven, si llega a tiempo y los médicos actúan de inmediato.

¿Dónde está papá con el auto?

Tu cuerpo es el que colapsa, te sangra la nariz, si es extremo también vomitas sangre... Pero tú mismo lo dijiste, las probabilidades son pocas...

Sé que no estoy devolviendo sangre ni ninguna otra cosa, pero el desborde ha empezado, me sangra la nariz, y eso suficiente para sentirme aterrado.

Empiezo a hacer algo que casi nunca hago, rezo.

Tal vez acabo de entrar a algún tipo de ataque, tal vez mi mente me esté jugando una mala pasada, pero, mientras rezo el padre nuestro, veo pasar mi vida frente a mis ojos. Aprieto mis dedos en el hombro de JongDae, sin importarme siquiera si le estoy haciendo daño o no, tan sólo necesito saber que está aquí, conmigo. Son tantas las cosas que han pasado entre nosotros a partir de nuestra aventura en Las Vegas, que ahora sé con certeza que no puedo vivir sin él.

Me pregunto, ¿Qué hubiera sido de mí sin él?

Mi hija se hubiera muerto de hambre en mi vientre. Jamás hubiera podido experimentar las sensaciones de cosquillas en el centro de mi estómago, Ri Se jamás se hubiese manifestado como lo hace cuando le oye. Todo eso, ahora es valioso para mí. Jongdae es valioso para mí.

Dios, ¿En qué pensaba el día que dije que no le diría nada sobre nuestra bebé? Quise ocultarlo diciendo que no quería que él dejara su vida, pero lo cierto era que no aceptaba lo que había pasado, no aceptaba que hubiera sido tan idiota de casarme con alguien en una noche de borrachera, no aceptaba que yo hubiese sido tan inmaduro sabiendo la condición de mi cuerpo.

Noche en Las Vegas [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora