¡Los dragones y los fuegos Fautos sin entrenamiento no se mezclan!

801 78 7
                                    

DWorks_Tormenta
Esto fue una pesadilla, sus peores temores se hicieron realidad y pronto iba a seguir los pasos de su tía. Los marginados la habían empujado a una habitación con otras doncellas esclavas de Escocia, la mayoría vestidas con harapos y obviamente habían sufrido a manos de estos vikingos. Al ver a una joven doncella acurrucada en la esquina llorando, Mérida se sintió enferma y luego se indignó. Si fuera lo último que hiciera, vería a estos piratas y berserkers asesinados como bestias, sin juicios ni castigos. Mérida se acercó lentamente a la niña llorando que se mecía en la esquina cuando otra doncella habló. -Es demasiado tarde, muchacha, ya lo perdió-

Efectivamente, la niña nunca dejó de llorar o balancearse cuando Mérida intentó consolarla. La pobre niña estaba en su propio mundo y lejos de su alcance, la única vez que pareció responder al mundo exterior fue cuando se abrió la puerta y un vikingo arrojó una caja con un vestido blanco. Sus duras palabras hicieron que la chica intentara deslizarse más hacia la esquina.
-Vístete para tu boda, de lo contrario estas damas pagarán-

Entonces la puerta se cerró de golpe cuando una habitación llena de ojos se volvió hacia Mérida, ella se volvió hacia la chica que intentaba alcanzar. -Está bien, no dejare que te lastimen a ti ni a nadie-

De pie, Mérida se volvió hacia la caja en el piso y comenzó a moverse hacia ella cuando otra mujer escocesa se paró frente a ella. -No van a cumplir su palabra muchacha, y ustedes lo saben-

-¡No vamos a entregar a nuestra princesa con esas bestias!-Otro gritó.

-Pero si nadie hace lo que dice, te hará daño- Mérida respondió sorprendida de que las mujeres la defendieran.

-Ya lo hicieron muchacha, no pueden hacer más de lo que ya hicieron. Pero no pueden tenerte- La mujer escocesa frente a ella habló. Mérida miró a la chica de la esquina sabiendo que los vikingos podían y harían más por ellos. Romperían a las valientes mujeres escocesas aquí y no dejarían nada más que conchas vacías. Ella no podía ser la razón para que otros se rompieran de esa manera, entonces se formó una idea.

-Confía en mí por favor- Mérida miró alrededor de la habitación, -He visto que estas bestias pueden hacer mucho más. Pueden destrozarte, pero permíteme ganar más tiempo y prometo matar a Alvin y Dagur-

-Princesa, nunca le quitaste la vida a un hombre, no es tan simple-

-Sí, le quite la vida a un jefe vikingo y acabó con la tortura de un ser querido. ¡Ver lo que han hecho es suficiente para acabar con las vidas de esas bestias!- Mérida dijo:
-¡Permíteme cumplir con mi deber como futura gobernante asegurando la muerte de esas bestias! ¡No tendrán la oportunidad de dañarme! ¡Necesitas confiar en mí!- Al mirar alrededor de la habitación, las mujeres capturadas miraron inciertas, pero sus palabras las influyeron lo suficiente. Apartándose a un lado, Mérida se le permitió ir a la caja con el vestido blanco, y pronto se cambió a la prenda blanca detrás de una cortina cambiante. Al salir fue entonces cuando la niña reaccionó. La niña agarró el dobladillo del vestido de Mérida, deteniéndola, cuando Mérida miró hacia abajo, la niña levantó la vista y levantó un tipo de roca irregular.

-Me dijeron que te diera esto, y que lo uses cuando lo veas- Dijo suavemente entregándole el arma a Mérida. Arrodillándose, Mérida escondió el arma en la manga de su vestido y luego vio a la niña rota. 
-¿Quién te lo dijo?-

-Las luces, son tan bonitas y cálidas. Me dijeron que vendrías y que te lo diera. Déjalos pensar que ganaron, luego ataca y tu enemigo quedará desprevenido- Mérida se congeló, era un consejo como el que habría dado su tía Freya.

-¿Qué más dijo la bonita luz?-Demasiado tarde, la joven una vez revivida estaba nuevamente vacante y se había retirado a su propio mundo fuera de su alcance. Suspirando, Mérida acarició suavemente su mejilla y le aseguró que nadie la dañaría antes de ponerse de pie para enfrentar la pesadilla en la que se encontraba. Como si fuera una señal, la puerta se abrió y el Desterrado estaba esperando para llevársela. ¡Sé valiente, pronto haré realidad la peor pesadilla de Alvin y DagurMérida pensó mientras daba un paso adelante y permitía que el vikingo la agarrara del brazo y se la llevara. A propósito, ella memorizó los pasillos para poder volver a ellos. Hasta que salieron de los largos pasillos y entraron en el gran salón, donde algunos de los marginados y Berserkers se encontraban.

Fate & DragonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora