6 de Enero, noche

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¡Oh, Diario, ha sido algo horroroso! Es el sitio más solitario y más frío del mundo. Durante el interminable día no me ha dirigido la palabra ni una sola persona. A la hora del almuerzo me fui corriendo a la enfermería y dije que me dolía la cabeza, luego falté a mi última clase, me fui al drugstore y pedí un chocolate, dos raciones de papas fritas y una Coca-Cola gigante. 

La vida debe tener algo digno de ser vivido. Mientras comía me odiaba por ser tan infantil. Estoy tan lastimada porque pienso que, probablemente, yo hice lo mismo a todos los nuevos alumnos que llegaron a mis anteriores escuelas: ignorarlos totalmente o mirarlos como a bichos raros. 

De modo que ahora soy yo la que recibe desaires, y supongo que lo tengo merecido, pero, ¡cómo me duele! Me duelen hasta las uñas de las manos y los pies, incluso las raíces de mi pelo. 

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