REGRESO A CASA

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El campamento de entrenamiento había terminado y Karasuno estaba volviendo a Miyagi en su colectivo como normalmente lo hacían.

Hinata y Kageyama estaban sentados uno a la par del otro, ya todos sabían la clase de relación que tenían y debido a ello eran apodados la pareja rara fuera de la cancha también.

Luego de haber descansado un rato, empezaron a hablar sobre el campamento, las personas que habían conocido, como Akaashi y Bokuto, las cosas nuevas que habían practicado y aprendido, pero también se pusieron a hablar sobre la relación que se tejía entre el uno del Nekoma y su queridísimo once...

_ tu notaste la emoción que tenía Tsuki cuando iba a entrenar con Kuroo, ¿verdad? _ preguntó Hinata a su armador.

_ estaría ciego si no lo hubiese notado _ dijo Kageyama riéndose.

_ hey, ¿Qué tal si molestamos a Tsuki un rato? _ dijo el pelinaranja con una sonrisa en su rostro que iba de oreja a oreja.

_ suena divertido _ dijo Kageyama con esa sonrisa tétrica tan característica de él.

Hinata empezó a buscar a su objetivo por todo el colectivo como si se tratase de comida.

_ allí está _ dijo Hinata con los ojos brillando por las ganas de molestar al rubio. _ hey Tsukishima _ dijo logrando sacar de su zona de confort al nombrado.

_ ¿Qué quieres? _ el alto contestó de mala gana, no le gustaba nada que interrumpan su momento de tranquilidad.

_ ¿así que Kuroo eh? _ dijo Kageyama siguiéndole la corriente a Hinata.

_ ¿Qué estás tratando de decir? _ Tsuki ya sonaba un poco alterado, le irritaba demasiado el simple hecho de que le hablasen y ahora encima lo molestaban con Kuroo, alguien completamente ajeno a su vida según él.

_ vamos, no te hagas el tonto Tsuki, si querías ocultarlo deberías haber trabajado en controlar tus expresiones faciales cada vez que te invitaba a jugar. _ soltó Hinata sin más.

_ solo me estaba enseñando técnicas de bloqueo, nada más. _ dijo el rubio ya enojado por tener que andar dándoles explicaciones a ese par de bobos.

_ bueno, si tú dices, pero yo conozco esas miradas, Hinata las tiene todo el tiempo cuando entrena conmigo _ dijo el pelinegro haciendo que el susodicho se sonrojara hasta las orejas.

_ pero qué dices idiota, yo no pongo esa cara _ dijo Hinata haciendo berrinche.

_ oh, oh, claro que sí. Cuando entrenemos me aseguraré de tomarte una foto para que veas que no miento _ dijo Kageyama molestándolo, le encantaba jugar así con su novio.

_ ya para, no es gracioso... _

Tsuki ya había dejado de escuchar lo que aquellos dos hablaban y de la molestia que le generaban se fue a un asiento solo, para relajarse y poder escuchar música hasta llegar a Miyagi.

En el transcurso del viaje el dúo dinámico se había dormido, gracias al cielo y para la suerte del rubio. Los demás estaban casi en la misma ya que el campamento los había agotado por completo, pero Tsukishima no lograba conciliar el sueño, por algún motivo seguía pensando en lo que Kageyama y Hinata le habían dicho anteriormente... ¿en serio se ponía tan feliz por entrenar con Kuroo?...

Tsuki empezó a recordar los días que pasó en el campamento junto a los otros equipos. Durante el día y la tarde era un partido tras otro y al anochecer, todos tenían su tiempo libre para hacer lo que quisieran. Tsukishima siempre iba a entrenar con Kuroo, Bokuto y Akaashi, ya que el primero le había invitado a practicar con ellos. Al principio el rubio no estaba muy convencido, pero luego de unas palabras mágicas de Kuroo y Yamaguchi fue.

La primera vez que fue con ellos no se le hizo la gran cosa. Él jugaba con Kuroo, y Bokuto con Akaashi y debido a que Bokuto era uno de los mejores rematadores de Japón, se le hacía prácticamente imposible parar sus remates, algo que no lo afectaba en absoluto porque sabía que el peligris le ganaba en fuerza, aunque eso a Kuroo le ponía nervioso, el hecho de que Tsuki no se quisiera superar no le gustaba, tenía mucho potencial como bloqueador central del equipo y lo estaba desperdiciando por falta de interés o voluntad, vaya a saber quién el por qué.

Kuroo lo jaló del brazo y le dijo unas cuantas cosas que debería tener en cuenta para ser de valor en su equipo, una de ellas y más importantes fue que no era la sombra de nadie, no porque Hinata pueda hacer esos ataques rápidos y relucir en la cancha, él no pueda, si se lo proponía podría hacer cualquier cosa.

Tsuki decidió tomar en serio aquellas palabras del pelinegro ya que en parte tenía razón. Desde ese momento trató tomarse más seriamente sus prácticas, ya que podía sacar mucho provecho al entrenar con chicos de tercer y segundo año de clubes prodigios de Tokio.

Las palabras que le había dicho Kuroo seguían resonando en su cabeza, la verdad que nunca nadie se había enojado con él por sentirse menos importante o que no iba a poder y menos decírselo, además de Yamaguchi, algo que en verdad le sorprendía a Tsuki, pero a la vez ¿le agradaba? ¿Qué era esa sensación extraña que tenía? Nunca le había pasado eso antes, ni cuando empezó a practicar vóley, ni cuando su familia lo alentaba, ni nunca. Era una sensación completamente ajena a esas, era como si quisiera que Kuroo siempre lo elogiara por lo que hace.

Momento, ¿en qué estaba pensando? Tsuki al darse cuenta de lo último, dejó de prestar atención a su mente y trató lo más que pudo en dormirse por más de que faltara menos de una hora para llegar a Miyagi...




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